Aprobado TLC EEUU-Colombia: hora de pensar en grande
Escrito por Emilio Nouel V. | @ENouelV   
Viernes, 14 de Octubre de 2011 15:19

alt¡Al fin aprobaron el TLC Colombia-EEUU en el Congreso norteamericano¡ Un vía crucis de alrededor 7 años, prácticamente, recorrió la negociación, firma y luego congelación de la aprobación

de ese tratado, hasta que fue sancionado por la mayoría del senado.  

Con la aprobación de los TLC EEUU va a recuperar en América Latina cierto terreno perdido en los últimos años. Hilary Clinton ha declarado: “Colombia, Corea y Panamá son aliados importantes en regiones estratégicamente vitales. Con la aprobación de los acuerdos, EE. UU. le ha cumplido a sus amigos y aliados”. Son éstas, unas palabras que no deben ser echadas en saco roto.

Esta buena noticia económica, aunque ajena, cae como un bálsamo en un país que como el nuestro, durante 13 años ha visto hundir progresivamente su economía por un gobierno enloquecido por la ideología.
Junto a ese TLC, fueron aprobados también el de Corea del Sur y Panamá, también demorados un largo tiempo.

Esta tardanza injustificada no fue ajena a los vaivenes de la política interna norteamericana. Las objeciones a los TLC fueron esgrimidas principalmente por los miembros del partido demócrata. En la oposición de estos últimos ejercieron mucha influencia los sindicatos estadounidenses, ONG’s de los derechos  humanos y algunos sectores económicos proteccionistas. Sin embargo, los republicanos fueron más proclives a suscribirlos.

Estos grupos, en el caso de Colombia, señalaban como razón de peso para oponerse el hecho cierto de los numerosos asesinatos a dirigentes sindicales en ese país, lo que, para ellos, sería motivo suficiente para bloquear tal aprobación legislativa.

Esa supuesta razón, sin embargo, ocultaba otro interés, más bien, de proteccionismo comercial. Muchos parlamentarios de aquel país representaban a ciertos sectores económicos que veían algunas amenazas a sus mercados, toda vez que se abriría una cierta competencia en algunos rubros, como es lo usual cuando se pone en práctica este tipo de acuerdos comerciales. Aunque esta postura era exagerada, a mi modo de ver, toda vez que las “amenazas” de los productos colombianos no serian de gran envergadura.

La suscripción de este tipo de acuerdos comerciales -debe señalarse- es la vía menos deseable que algunos países tuvieron que adoptar, habida cuenta del torpedeo y luego paralización que sufrieron las negociaciones multilaterales del ALCA. Centroamérica, República Dominicana, Perú, Chile y Panamá se vieron obligados a concretar estos tratados bilaterales.

Al entrar en vigencia el TLC entre EEUU y Colombia, tendrán acceso al gran mercado norteamericano, libre de aranceles, el 99% de los productos que hoy exporta Colombia (cárnicos, hortifrutícolas, textil, plásticos, autopartes, tabaco, azúcar, flores, etc). Ésta, a su vez, otorga al 82% de los productos provenientes de EEUU una desgravación arancelaria, principalmente, de bienes de capital y productos no producidos en Colombia.
Nuestro vecino espera que en los próximos 4 años, se creen 250.000 nuevos empleos como consecuencia del TLC. Que el PIB suba 1%. Que las exportaciones totales suban en un 6%. Y que el comercio bilateral se incremente en 6.000 millones de dólares.

Así las cosas, las perspectivas no pueden ser más halagüeñas.

Lo que viene ahora es la instrumentación del acuerdo. Los actores económicos colombianos tuvieron un largo período para prepararse de cara a la competencia que traería consigo la aprobación de este TLC.
No obstante, algunos observadores han señalado que Colombia no hizo sus deberes en este campo. La firma de este TLC demandaba la realización de obras y cambios institucionales que permitieran al país elevar su competitividad de cara al nuevo desafío, y aquella no tuvo lugar. Lo cual pudiera afectar los resultados positivos esperados, y reactivar los cuestionamientos formulados durante la discusión del tratado por los enemigos del libre comercio.

Por otro lado, hay sectores económicos que no están aun preparados para la competencia que vendrá. Son los que siempre han apostado al proteccionismo estatal y han hecho poco por adaptarse al comercio globalizado. El gobierno colombiano deberá tomata cines al respecto.
Afortunadamente, Colombia dispone de importantes sectores económicos que se han volcado desde hace mucho tiempo al exterior y a los que este TLC, con seguridad, favorecerá e impulsará más.

Como observador desde un país vecino, cuyo aparato productivo es víctima de un demencial plan de destrucción económica jamás conocido en esta región, con la excepción de Cuba, la noticia de la aprobación de este TLC no puede sino producirle una gran envidia.

Con sus desafíos y amenazas,  y con las deficiencias nacionales que puedan estar presentes en la implementación y ejecución del TLC, vemos con optimismo que un país como Colombia se abra paso firme, sin complejos, en la escena económica internacional, siempre con la mira fija en la generación de una mayor riqueza y bienestar para sus ciudadanos a través del comercio con el gigante del continente.

Razón tiene el presidente Santos cuando dice que llegó la hora de pensar en grande. Ojalá los venezolanos nos contagiáramos de ese espíritu, sumidos como estamos en un marasmo político y económico.










Se espera que en la primera semana de noviembre el presidente Obama firme la ley, y luego vendrá la implementación, que podría tardar entre 6 meses y más de un año.

Cinco años después de firmarse el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, finalmente ayer el Congreso de ese país lo aprobó y se espera la firma del presidente Barack Obama.
Aunque aún no es clara la fecha en la que el Presidente sancionará el TLC, se especula que sería en la primera semana de noviembre, cuando ambas cámaras estén sesionando de manera conjunta.
Inmediatamente después de la votación, Obama manifestó su complacencia y catalogó la votación por los acuerdos con Colombia, Corea del Sur y Panamá como un “esfuerzo bipartidista”.
“Esta votación histórica representa una gran victoria para los trabajadores y empresas de Estados Unidos”, dijo Obama.
En la Cámara de Representantes, el acuerdo pasó con 262 votos a favor y 167 en contra. De ellos, 31 fueron demócratas y 231 republicanos.
En el Senado, el resultado fue de 66 a favor y 33 en contra.
Además de los acuerdos con Colombia, Panamá y Corea del Sur, el Congreso aprobó el TAA, un programa que ofrece beneficios a los trabajadores de EE. UU. perjudicados por el libre comercio y que Obama había exigido como precondición para presentar los TLC.
En el voto del TLC con Colombia también se incluyó la renovación de ATPDEA (preferencias arancelarias a países andinos), que fue extendido hasta julio del 2013. Esa fecha, sin embargo, es tentativa y depende de la entrada en vigor del tratado una vez concluya su fase de implementación.
Esta puede tardar entre seis meses y más de un año y se enfoca principalmente en asuntos técnicos, como traducciones de los textos a ambos idiomas.
Una vez el TLC entre en vigor, los beneficios del ATPDEA ya no serían necesarios, pues aquel elimina el pago de arancel para los productos hoy cubiertos por las preferencias.
Así mismo, quedó sentado que habrá retroactividad por los aranceles de entrada que tuvieron que pagar los exportadores colombianos desde el 12 de febrero de este año, cuando expiraron las preferencias.
Los exportadores podrán comenzar a cobrar esos aranceles 15 días después de que el presidente Barack Obama firme la ley aprobada por el Congreso.
Obama advierte
Tanto Obama como los demócratas que votaron a favor del TLC con Colombia, dijeron que el acuerdo no entraría en vigor hasta que el Presidente constate que el país ha cumplido a cabalidad con todos los puntos del llamado Plan de Acción, que se acordó en abril de este año.
Este plan prevé una serie de cambios en la normativa laboral del país, al igual que mecanismos para fortalecer la lucha contra la violencia sindical y la impunidad.
El gobierno colombiano alega que ya se cumplió con más del 95 por ciento del plan y, que, por lo tanto, no debería ser un obstáculo. Fuentes sostienen que la insistencia de los demócratas en este punto es más una postura política, que les permite justificar su voto favorable al TLC.
LEAHY SORPRENDIÓ A SANTOS
El presidente Juan Manuel Santos contó que en la mañana de ayer charló con el senador Patrick Leahy. Dijo: “En los 20 años que hemos intentado que este acuerdo pueda ser puesto en práctica, nunca ha votado a favor de Colombia”.
“Le dije: ‘Creo que tenemos los votos suficientes.
No lo llamo para que usted vote para obtener una mayoría. Creo que ya la tenemos, pero me gustaría que usted desde allá apoyara esta agenda progresista que tenemos en Colombia’ ”, contó.
El congresista contestó –según el relato de Santos– que, a pesar de que este voto le iba a traer problemas en su estado, Vermont, “iba a votar a favor”.
‘HORA DE PENSAR EN GRANDE’
El presidente Juan Manuel Santos celebró en Cartagena la aprobación del TLC. “Llegó el momento de pensar en grande y de trabajar para tener una implementación exitosa de este tratado”, dijo en la Casa de Huéspedes Ilustres de la Presidencia.
El mandatario calificó el tratado como el “más importante que hemos firmado en nuestra historia”.
Agradeció al presidente de Estados Unidos. “Obama cumplió su palabra”, dijo, y también al Congreso de ese país.
Reconoció la labor de los ex presidentes George W. Bush y Álvaro Uribe y de los funcionarios actuales.
Santos dijo que con la aprobación del TLC el país crecerá mínimo un uno por ciento más de lo que venía creciendo y esta tendencia se mantendrá “por el resto de nuestras vidas”. Las exportaciones crecerán por lo bajo un 6 por ciento, pronosticó.
“Va a llegar más inversión para la infraestructura, industria, desarrollo rural. Vamos a avanzar en nuestras metas esenciales para generar más empleo formal y para reducir con más eficacia la pobreza”, concluyó.
INFOGRAFÍA /Estas son las cifras del TLC entre Colombia y EE. UU.
INFOGRAFÍA /Explicación de los aspectos que se manejan dentro del tratado.

Sergio Gómez Maseri
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington.





La Secretaria destacó, a su vez que los pactos no eran solo económicos sino que encerraban un importante mensaje geopolítico. “Colombia, Corea y Panamá son aliados importantes en regiones estratégicamente vitales. Con la aprobación de los acuerdos, EE. UU. le ha cumplido a sus amigos y aliados”, dijo la Clinton.
Durante los largos años que estuvieron los acuerdos en el congelador, Washington fue extensamente criticado por su falta de compromiso con aliados que llamaba claves pero que no recompensaba con la ratificación de los TLC.
Por otra parte, la prensa estadounidense destacó con gran despliegue la aprobación de los acuerdos comerciales.
El Washington Post encabezó su edición de hoy advirtiendo que se trata de un triunfo para el presidente Obama. De acuerdo con el Post, los acuerdos “representan el pacto de libre comercio más grande que EE. UU. ha suscrito en 20 años”.
El New York Times también abrió su periódico con la noticia resaltando que los pactos representaban un raro momento de bipartidismo en momentos en que republicanos y demócratas se encuentran agriamente divididos”.
De hecho, varias fuentes con las que EL TIEMPO conversó subrayaron este mismo elemento. Para una de ellas lo más sorprendente de todo es que haya sido el comercio exterior, uno de los temas que por tradición es muy polémico en EE. UU., el que logró que ambos partidos trabajaran de manera conjunta.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
Un estudio identificó los 20 sectores colombianos con potencial más alto.

El Estudio de Araújo Ibarra & Asociados S.A., que se conoce desde el 2006 y que tiene el respaldo de los empresarios y el Gobierno, hizo la lista de los productos con potencial en el mercado de Estados Unidos.
Su punto de partida fue la demanda de ese mercado, según sus importaciones. Así, se identificaron 500 nuevos productos con opciones reales en ese mercado.
Estos productos están agrupados en 20 sectores, entre los que están el sector pecuario, agrícola y agroindustrial.
La carne bovina, las grasas vegetales o animales, el azúcar, los chocolates, las galletas y otros productos horneados están en la lista de los que tienen oportunidades con el nuevo panorama comercial que se vislumbra con Estados Unidos.
Otros son de los sectores químico y farmacéutico, plástico y caucho, metales preciosos y joyería, instrumentos de óptica, instrumentos musicales, maderas, muebles y artículos de cama.
También tienen expectativas positivas los empresarios del sector de pulpa, papel, editorial y artes gráficas, así como el de plástico y caucho.
Llama la atención el sector de manufacturas diversas con potencial.
Se mencionan sombreros, gorras con fines deportivos, los paraguas y quitasoles, y hasta las pelucas y las pestañas postizas. También aparecen los juegos de mesa como el ajedrez y el parqués.
Los de preferencias
Capítulo aparte merecen empresarios que perdieron las preferencias del Atpdea y que ahora tienen la garantía de comercializar sus productos sin aranceles de manera indefinida.
También están en el estudio
Es el caso de flores, actividad de la cual Colombia es el segundo mayor proveedor del mercado estadounidense. Sin Atpdea desde febrero, se les impuso un arancel de entre 3,2 y 7 por ciento.
De otro lado, las exportaciones nacionales de ropa y productos textiles a ese país crecieron 17,4 por ciento en el 2010. Sin Atpdea, productos como ropa para niños, jeans y ropa interior pagan aranceles de entre un 25 y 35 por ciento.
También recuperan las ventajas comerciales los exportadores de artículos de cuero. Estos vendieron 250 millones de dólares de sus productos en el 2010, gran parte a EE. UU. Suspendido el programa de preferencias, estos productos han pagado 3 millones de dólares en aranceles.
Lo que puede llegar de EE. UU. sin aranceles
Carros
La desgravación total de vehículos se fijó a 10 años, pero hay partidas de liberación inmediata, como algunos utilitarios 4x4 y tractocamiones.
Pollo
Llegarán al mercado 26.000 toneladas de pollo, en especial, cuartos traseros o pierna, pernil y parte de la rabadilla, sin pagar aranceles.
Maíz
Dos millones de toneladas de maíz amarillo podrán entrar sin aranceles, lo mismo que 130.000 de blanco. Hoy, el 75% del producto se importa.
Carne de res
Se espera un contingente de 6.400 toneladas, de todo tipo de cortes. Se trata de carnes de alta calidad, como hereford y aberdeeen angus.
Café
Estados Unidos podrá exportar a Colombia 130.000 toneladas de café tostado, de cualquier origen, cifra que podrá crecer a 150 mil toneladas.

Con la ratificación del acuerdo terminó una jornada de largo aliento. El camino para el tratado comenzó el 18 de mayo del 2004.
El 18 de mayo del 2004, una vez terminado el acto protocolario del inicio de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) de Estados Unidos con Colombia, Perú y Ecuador, en el Centro de Convenciones Cartagena de Indias, la jefa del equipo de este país, Regina Vargo, puso sobre la mesa un documento que muchos observadores consideraron un formato para ser ‘llenado’ por sus contrapartes andinas, entre ellas la colombiana, encabezada por Hernando José Gómez, hoy director del Departamento Nacional de Planeación (DNP).
De esa manera, comenzaba un tortuoso proceso que apenas ayer, 89 meses después, concluyó con la ratificación por el Congreso estadounidense del texto del TLC, negociado durante casi dos años.
En realidad, podría decirse que ese camino comenzó a andarse el 30 de abril del 2003, cuando, ante la agonía de la fallida Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), impulsada por Estados Unidos, el presidente Álvaro Uribe le propuso suscribir un TLC bilateral a su homólogo, George W. Bush, quien dio una respuesta positiva, a través del responsable de la Oficina Comercial, Robert Zoellick, que visitó Bogotá en agosto de ese año, y quien hoy preside el Banco Mundial.
La respuesta, sin embargo, incluía la negociación del acuerdo comercial con dos de los tres socios andinos de Colombia cobijados por el Atpdea (Perú y Ecuador), lo que dejaba por fuera a Bolivia y a Venezuela.
El gobierno colombiano consideraba que para lograr un mayor crecimiento de la economía era necesario abrirle mercado a la producción nacional, y qué mejor que comenzar con su principal socio comercial: Estados Unidos.
Se estimaba que la negociación sería ‘despachada’ en no más de ocho meses e igual número de encuentros de los cuatro equipos (Bolivia asistía como observador), que alternarían sus reuniones en Colombia, Ecuador, Perú y Estados Unidos (incluida una cita en Puerto Rico, en septiembre del 2004, cuando la isla fue duramente azotada por el huracán Jane).
Desde el principio se percibió que los intereses de la industria colombiana serían evacuados sin mayores dificultades; estas, como en cualquier negociación comercial, se centraron en el sector agropecuario, que, para el caso colombiano, siempre se consideró en peligro por las cuantiosas ayudas internas y subsidios a las exportaciones que recibe su competencia estadounidense, y las barreras no arancelarias, principalmente sanitarias y fitosanitarias, para ingresar con sus productos al mercado estadounidense.
En la negociación del TLC con Colombia, Estados Unidos se encontró con una fuerte resistencia de la Iglesia Católica, ONG, académicos y el gremio de las farmacéuticas nacionales en el capítulo de propiedad intelectual para medicamentos, con el que buscaba demorar la competencia de los genéricos a los productos de su poderosa industria farmacéutica.
Una revuelta en Ecuador, que llevó a un cambio de presidente, en abril del 2005, cuando se realizaba en Lima la novena ronda de negociaciones, a la vuelta de pocos meses dejó a este país por fuera del proceso.
En diciembre de ese mismo año Perú concluyó la negociación.
Colombia, por su parte, después de 14 rondas, finalizó la negociación en la madrugada del 27 de febrero del 2006 en Washington.
Lo acordado en el tema de medicamentos fue modificado meses después por presión del Partido Demócrata, dándoles un respiro a las medicinas genéricas.
El 22 de noviembre del 2006, en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington, el ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, y el representante comercial adjunto de Estados Unidos, John Veroneau, firmaron el TLC, lo cual dio inicio a otra fase tortuosa, por cuenta de los temas de derechos humanos y sindicales en Colombia y la discusión política interna en Estados Unidos, que terminó ayer, 59 meses después, con el visto bueno del Congreso estadounidense.
CRECIMIENTO DEL INTERCAMBIO COMERCIAL
La eliminación inmediata o el desmonte gradual de los aranceles supone un alza del intercambio comercial bilateral, parte del cual obedece a que lo que antes se compraba a un tercer país puede ser provisto total o parcialmente por EE. UU.
Estimaciones del Gobierno señalan que las ventas colombianas a Estados Unidos aumentarían en 1.700 millones de dólares –con efectos positivos en el empleo local–, mientras que las importaciones sumarían 1.800 millones de dólares.
Los estudios coinciden en que las compras a Estados Unidos serán mayores que las ventas a este mercado, generando un déficit bilateral, porque, como en el caso de las importaciones de maíz, soya y torta de soya, Colombia podría disminuir sus compras a Argentina y Brasil y volver a mirar a Estados Unidos como proveedor de esos productos.
Estados Unidos, por su parte, prevé que su facturación a Colombia aumentará en 1.000 millones de dólares y que esto significará que allá se generarán miles de empleos, que fue uno de los argumentos utilizados por la administración Obama para empujar la ratificación del tratado.

Jorge Correa C.
Redacción de Economía y Negocios
Resumen de los principales aspectos que regirán el tratado negociado durante casi dos años.

Los 21 meses y 14 rondas que tomó la negociación del acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, fueron apenas el comienzo del proceso.
El TLC empezó como un interés de Colombia por obtener acceso preferencial al mercado más grande del mundo, pero por el camino hubo modificaciones y el país tuvo que asumir compromisos en varios temas.
Para Estados Unidos, este era un acuerdo más dentro de su agenda comercial, pero a la hora de aprobarlo, surgieron todos los obstáculos posibles.
Y pese a que el partido demócrata en ese país siempre había tenido reparos frente a este tipo de pactos, los TLC son ahora una de las herramientas que tiene el Gobierno estadounidense para crear empleos y aumentar su comercio en momentos en que no ha logrado recuperarse tras la crisis financiera.
Sea cual sea la razón, el hecho es que buena parte de los bienes colombianos tiene acceso preferencial a EE.UU., y los artículos estadounidenses también cuentan con beneficios.
A continuación, los principales resultados del acuerdo, que entraría en vigencia a finales del 2012.
LA APUESTA DEL COMERCIO PARA EL LARGO PLAZO
Los servicios concentraron buena parte de las energías durante el proceso de negociación, en la medida en que su intercambio tiene amplio potencial de crecimiento.
Lo importante de este tipo de actividades es que son los mayores generadores de empleo en cualquier país.
En el acuerdo con EE. UU., se logró eliminar barreras de acceso que distorsionan el comercio e imponen trato discriminatorio a los proveedores de servicios; la promoción de la competencia como factor acelerador de la competitividad y de beneficios para los consumidores; la garantía de la autonomía del Gobierno en el diseño del sistema de seguridad social; y la eliminación de los aranceles en los productos digitales.
Así mismo, Colombia se reservó la discrecionalidad de regular normas relacionadas con las compañías de seguridad privada -especialmente la restricción a la inversión extranjera-; el ejercicio de profesiones como la contaduría; la vinculación de científicos colombianos en investigaciones basadas en la diversidad biológica; la actividad de la televisión en sus diferentes modalidades; y los servicios públicos domiciliarios, el transporte y las comunicaciones.
CASI TODOS LOS BIENES TENDRÁN ACCESO INMEDIATO
En la industria, los beneficios van más allá de los bienes que tradicionalmente estaban cobijados por el Atpdea, como los textiles y confecciones.
No sólo porque sus preferencias serán permanentes, sino que con el acuerdo, el 99,9 por ciento de las partidas arancelarias de la industria lograron acceso inmediato al mercado estadounidense.
En total, más de 5.000 partidas , que pagaban tributos superiores al cinco por ciento, irán reduciendo su arancel hasta llegar a cero, en plazos de máximo 20 años.
Sin embargo, hay que recordar que hubo algunas excepciones, como papel, tintas, productos de hierro y acero, vidrio y partes de vehículos, entre otros, que tendrán un período de desgravación de cinco años, mientras que en la cadena petroquímica y plástico, tomará hasta siete años.
Visto desde la otra perspectiva, el 81,8 por ciento de los productos estadounidenses quedaron con acceso inmediato a Colombia, que en su mayoría son materias primas y bienes de capital.
Según el ministerio de Comercio, los principales beneficios que traerá el acuerdo para las empresas colombianas están relacionados con “la reducción de costos de producción, el aumento de la competitividad nacional y la posibilidad de ofrecer mejores precios a los consumidores”.
PROPIEDAD INTELECTUAL, UNO DE LOS TEMAS MÁS POLÉMICOS
Según el Ministerio de Comercio, el capítulo de propiedad Intelectual establece condiciones para una protección adecuada y efectiva de los derechos de propiedad intelectual.
También, establece un adecuado balance entre, por un lado, incentivar y proteger la generación de conocimiento e investigación, y por otro lado, el acceso adecuado a la tecnología y al conocimiento.
De manera general la negociación preserva la normatividad vigente en el país, e incorpora temas de interés nacional tales como medidas para prevenir la biopiratería como la biodiversidad y la promoción de la innovación y el desarrollo tecnológico.
Se incorporó por primera vez en un TLC, el tema de la protección de la biodiversidad y los Conocimientos Tradicionales asociados a ella, allí se reconocen los principios internacionales del Conocimiento Previo Informado y de las distribución equitativa de los beneficios para el uso de recursos genéticos, como lo establece nuestra legislación.
Además se consagraron mecanismos para evitar el otorgamiento de patentes indebidas que versan sobre nuestra biodiversidad, principalmente a través del intercambio de información, así, las Partes se comprometieron a encontrar medios para compartir información que pueda tener relevancia en la patentabilidad de las invenciones basadas en conocimientos tradicionales o recursos genéticos.
A CUMPLIR CON LOS REQUISITOS PARA OBTENER ACCESO REAL.
Una gran variedad de productos del sector agrícola y pecuario lograron acceso preferencial al mercado estadounidense, pues sus aranceles se reducirán de manera inmediata o por medio de un proceso gradual, como flores, frutas, hortalizas, lácteos, cárnicos, etc.
De todas maneras, el acuerdo también contempla salvaguardias, amplios plazos de desgravación, contingentes y demás mecanismos de protección de lado y lado, con el objetivo de proteger a aquellos sectores considerados sensibles.
Y hasta este momento, todavía es necesario avanzar en las barreras no arancelarias, pues Colombia aún debe tomar medidas en asuntos sanitarios, para evitar que los requisitos se conviertan en barreras, se acordó que todas las solicitudes se tramitarán de manera oportuna por las respectivas agencias estadounidenses; las evaluaciones técnicas (datos y evidencias científicas) serán utilizadas por las agencias dentro de los procesos y faciliten y agilicen la admisibilidad de nuestros productos agropecuarios; y que las agencias de Colombia y los Estados Unidos emprendan un proceso conjunto de cooperación técnica que permita superar los obstáculos que surjan en las actividades de exportación.
PYMES PODRÁN PARTICIPAR EN LAS COMPRAS PÚBLICAS
Otro de los capítulos clave que se negociaron en el Tratado, fueron las compras públicas.
En este punto, la idea fue asegurar transparencia y reglas claras de juego en materia de contratación estatal.
Se estima que las entidades del Gobierno en Estados Unidos compran anualmente un promedio de 300 mil millones de dólares, a lo cual podrán tener acceso las empresas colombianas.
Según el Mincomercio, Colombia reservó para las pymes nacionales contratos hasta por 125 mil dólares, que se extienden a 250 mil dólares para algunas entidades que generan altos volúmenes de contratación.


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