| La "capucha" |
| Escrito por Pablo Aure | @pabloaure |
| Lunes, 10 de Octubre de 2011 07:33 |
Muchos son los jóvenes que se han marchado, producto del escepticismo y el miedo. Pudiéramos decir sin ambages que nuestros talentos huyen
"El acto de encapucharse constituye por definición una falsedad y una amenaza, y destruye cualquier base de confianza en una discusión". Moisés Wasserman, Universidad Nacional (Colombia) El tema universitario es, sin dudas, inagotable. Siempre decimos que defender la Universidad es tarea de todos. No sólo de quienes hacemos vida activa dentro, sino de la sociedad civil, de sus egresados, y de la población en general que apuesta al progreso del país. Tengo fe en que las transformaciones nacionales emergerán desde las entrañas de nuestras universidades, porque en ellas las ideas y el conocimiento son la esencia de su vida. Allí conviven democráticamente todas las tendencias del pensamiento universal, desde las artes plásticas y la literatura, la ciencia pura, y la política. De ellas brotan amalgamadas sabiduría y juventud. Como profesor universitario converso mucho con los alumnos; en ellos percibo una honda preocupación sobre el presente y por el mañana. Como padre, me sucede lo mismo: mis hijos me increpan a cada instante sobre qué futuro pueden tener aquí, sin libertades económicas y aterrorizados por una cruenta inseguridad. Fuga de cerebros Muchos son los jóvenes que se han marchado, producto del escepticismo y el miedo. Pudiéramos decir sin ambages que nuestros talentos huyen. Una vez, en clases, dije: "Levanten la mano quienes piensan al graduarse irse del país", y no fueron pocos los que la levantaron. Saben que con un régimen comunista sus estudios no rendirán frutos, y los entiendo. En el comunismo nadie goza de libertad. El gobernante es amo y señor de todo, incluso del futuro de las personas. El talento venezolano se reconoce en todas partes. Los médicos, ingenieros, y cualquier profesional que egresa de nuestras universidades son exitosos fuera de nuestras fronteras. Hoy día nos ufanamos de saber que el rector del Instituto Tecnológico de Massachusetts, una de las mejores universidades del mundo, es Rafael Reif, egresado de nuestra flamante Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Carabobo. Incontables amigos tienen a sus hijos en el exterior porque en Venezuela no encuentran oportunidades y, además, porque se sienten humillados por la misma situación de peligro que los amenaza. Hay quienes dicen que es parte de la estrategia comunista de debilitar lo que ellos denominan "la moral burguesa", para lograr un país sumiso y atemorizado, de bozaleados empleados públicos que pueden ser manejados a la discreción del partido único que gobierna. Esta dolorosa realidad obliga a ver hacia dentro de nuestras sobrevivientes casas de estudios superiores. ¿Es que acaso escapamos de ser alcanzados por esta tragedia que vivimos? ¡Coraje universitario! El viernes pasado asistimos las autoridades al acto de bienvenida a los nuevos estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Carabobo. Fue un acto sencillo y austero, muy propio, por cierto, de los ingenieros. El decano José Luis Nazar, junto a sus directores y profesores, se preparaban para subir a la tarima y comenzar la actividad, cuando de pronto una mano delincuente arrojó una bomba lacrimógena para impedir la celebración de tan bello y merecido acto. A Dios gracias, los mismos estudiantes y empleados alejaron la bomba y el acto continuó. Esto me inspiró para escribir nuevamente estas notas sobre la Universidad, quizá como complemento de nuestra columna de la semana pasada intitulada "La verdadera transformación universitaria". Sin dudas, estamos penetrados por la delincuencia, y pienso que decididamente debemos hacerle frente. Hay que delatar esta vergüenza que padecemos. Amigos, la llamada "capucha" es una banda delincuencial no formada por universitarios, sino por extraños, pero que se ha inoculado en nuestro seno para perpetrar todo tipo de delitos. Son un problema de seguridad de Estado, del que es responsable, por omisión y por acción, el Gobierno Nacional. No es posible que actos de esta naturaleza ocurran y nunca los cuerpos de seguridad del Estado abran una averiguación para apresarlos. También hay que decir con profunda pena que sectores inescrupulosos de nuestro mundo académico han apañado y alentado la subsistencia de estos grupos facinerosos. Cuando digo que es un asunto de seguridad de Estado, ni exagero ni atento contra la mal entendida autonomía. Nada de eso. Ser autónomos no significa que el Estado no pueda impedir ni investigar delitos que se cometan dentro de entidades que le pertenecen. Las universidades son parte del Estado. Pero cobijados en una conveniente y errada concepción autonómica, éstos han montado carpa en los espacios universitarios. No me vengan con el cuento de que la "capucha" es ideológica. ¡Pues no!, quienes abrazan un loable ideal jamás pueden taparse la cara. La "capucha" irroga un gran daño a nuestra comunidad, y sobre todo a los estudiantes, que viven aterrorizados, ya que portan armas de fuego y a menudo disparan a mansalva. Hasta ahora, reconozcámoslo, hemos sido impotentes, y quizá negligentes. Ha resultado más fácil, y menos arriesgado, convivir con ese mal. La comunidad universitaria debe repudiarlos activamente hasta erradicarlos definitivamente. En ninguna universidad del mundo se ve esto. Hago un llamado a toda la comunidad a luchar y erradicar estas bandas terroristas, que sin la menor duda reciben apoyo de obscuros sectores, bien sea narcotráfico o guerrilla, para socavar nuestras bases institucionales. Si no le ponemos coto a esto, llegarán, como los pranes en las cárceles, a gobernar nuestra Universidad. Perdamos el miedo. Sabemos que no es fácil, pero hay que asumir con decisión y coraje la tarea de dignificar la Universidad. Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla @pabloaure www.pabloaure.blogspot.com EC/OyN |
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