CAP se equivocó
Escrito por Manuel Felipe Sierra   
Viernes, 07 de Octubre de 2011 09:12

altEl regreso de los restos de Carlos Andrés Pérez estimula la discusión sobre su papel en la reciente historia venezolana. Pérez fue un político genético, dotado de la intuición y el valor, atributos que combinados definen un liderazgo trascendente. Asumió las tareas de militante, de activista clandestino, de secretario privado de un mandatario, y con la misma entereza encaró responsabilidades como ministro para afrontar la agresión subversiva, reconstruir un partido devastado por las divisiones y, luego, ganar la Presidencia en una campaña arrolladora e inédita.

Como redactor del histórico Diario de Caracas , fundado por Diego Arria en 1979, me tocó conversar casi diariamente con un Pérez que atravesaba el desierto de la desventura política. Eran los días del caso Sierra Nevada, un hecho de corrupción procesado por los canales correspondientes que fue utilizado como pretexto para estigmatizar a quien ya despuntaba como seguro aspirante a la reelección. En su oficina de la torre Las Delicias, Pérez conocía el infortunio casi consustancial a los luchadores democráticos. Insistía en lo peligroso de la siembra de odio en nuestros países, ya flagelados por las guerras fratricidas.

Recordaba que a propósito de los juicios de responsabilidad civil iniciados en 1945 contra funcionarios de los gobiernos anteriores, siendo él secretario de Betancourt, éste recibió una carta del ex presidente colombiano Eduardo Santos, quien lo felicitaba por el triunfo de la democracia pero le advertía sobre el gravísimo error del pase de facturas. Pérez soportó cinco años más una inteligente acción del gobierno de Jaime Lusinchi para impedir su nueva postulación. Finalmente, sorteó las dificultades en su partido y consolidó una vigorosa influencia en sectores independientes y núcleos emergentes, que obligaron a la poderosa "maquinaría adeca" a digerir su fórmula presidencial.

Un día de 1993, después de sacudones y golpes de Estado y en víspera de su defenestración constitucional, y siendo yo presidente de Venezolana de Televisión, me citó en Miraflores. Quería conocer la verdad sobre la situación financiera y técnica de la planta. Le hice entrega de un extenso informe y prometió que le daría curso. De repente, llamó a uno de sus más cercanos ministros, quien tenía observaciones sobre mi gestión. El funcionario dijo que sólo le preocupaba que se siguieran transmitiendo los programas de Arturo Uslar Pietri, quien mantenía una activa campaña por la renuncia del Presidente. Pérez se levantó y exclamó: "Sierra, siga pasando los programas del doctor Uslar, porque como intelectual tiene todo el derecho de aparecer en el canal del Estado". A los días, Pérez abandonaba el poder. En su último mensaje escribió: "Supuse que la política venezolana se había civilizado. Me equivoqué". 

@manuelfsierra

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