La paz en democracia
Escrito por Luis Arocha Mariño (psiquiatra)   
Lunes, 05 de Septiembre de 2011 06:34

altLa paz se trata de un sentimiento individual, aunque puede presentar una expresión gregaria: el clima de paz general


“el hombre no es sólo un animal político; es, antes y sobre todo, un individuo. Los valores reales de la humanidad no son los que comparte con las entidades biológicas, con el funcionamiento de un organismo o una comunidad de animales, sino los que proceden de la mente individual.”
Ludwig von Bertalanffy

No hacer nada por los demás es la ruina de nuestro ego.

Horace Mann



Querido Jim: Como señalábamos en nuestro artículo anterior parece haber un gran deseo generalizado por vivir en democracia y en paz. Hacia allá apuntan los datos del comportamiento del ciudadano común. Y dijimos que ambas palabras son peligrosamente inespecíficas, razón por la cual son utilizadas por cualquier demagogo interesado en mantener a su público embelesado en lo que proponga en su discurso superficial, así no haya la mínima intención real de compartir las mieles del llamado poder, con ellos. Y así lo manejan tanto CP3 como algunos politiqueros de oposición. Para abrir bien los ojos y parar las orejas frente a tales desmanes conviene tener indicadores precisos de a qué específicamente se refieren cuando mencionan los términos de marras. Dijimos que para el caso de la democracia el ejercicio de una marcada descentralización, apertura y transparencia en las ejecuciones de los organismos públicos, eran las guías fundamentales, cuales obviamente no ocurren en el caso actual de nuestro desgobierno. Ahora, constatar que los precandidatos de oposición poseen la intención de ponerlas en práctica pasa por revisar que hicieron en su ejercicio público anterior.

En cuanto a la paz, señalábamos que es un poco más complejo, pues se trata de un sentimiento individual, aunque puede presentar una expresión gregaria: el clima de paz general. Estando en Tenerife, tuve la curiosidad de preguntar a una treintena de personas si sentían que la isla era un lugar seguro.Todos, con sonrisa en los labios, contestaron que sí. Eso es un clima de paz, me dije. Así que cuando todos y cada uno de los venezolanos pueda afirmar, sonriente y feliz, que experimenta seguridad, tranquilidad y confianza cuando sale a la calle, se reúne en sitios públicos o simplemente transita por las carreteras del país, podremos afirmar que vivimos en PAZ.

Mientras eso ocurre, es sumamente sencillo verificar si nos acercamos o nos alejamos de tan loable meta. Bastaría con llevar encuestas periódicas, serias, realizadas en lo posible por organismos internacionales o reconocidamente neutrales frente a las apasionadas y, a veces, místicas propuestas ideológicas y politiqueras, para verificar la ruta y tomar las medidas pertinentes según el caso. Si unimos estas apreciaciones a la democracia, donde la regionalidad impera, resultará accesible cualquier obstáculo que impida ese sentimiento de tranquilidad, seguridad y confianza, los que podemos convertir en objetivos específicos a lograr en los próximos años, en lugar de estar pendiente de si la gente se raspa el coco o no, siguiendo rutas neurológicas milenariamente superadas por el animal político y pensante que hoy día camina sobre la tierra.     

(*): MISIÓN IMPOSIBLE XXVII

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