En todo el mundo Gandhi es visto como El Apóstol de la No Violencia. Pero si revisamos sus ideas sociales, dispersas en numerosos artículos de prensa y entrevistas, descubrimos que además

de apóstol de la no violencia, fue un visionario. En nuestro ensayo La Rueca y la Espada: Gandhi, Bolívar y la Modernidad (Cátedra Libre "India Siglo XXI", ULA, Mérida, 2010), analizamos las ideas sociales de Gandhi y las sintetizamos en lo que hemos denominado El Modelo Gandhiano de Desarrollo.

Ese modelo consiste en alcanzar la satisfacción de las necesidades humanas mediante el equilibrio homoestásico y la optimización de las variables del sistema económico, en lugar de pretender hacerlo mediante la permanente maximización o exacerbación de dichas variables, en particular la del crecimiento económico, como ocurre en el imperante modelo de desarrollo occidental o "moderno". Su modelo es la respuesta al caos ecológico, social, económico y espiritual que desde hace varias décadas viene afectando al planeta y que se manifiesta en una doble crisis derivada del modelo imperante: el calentamiento global y la inestabilidad económica mundial.

Aunque Gandhi no formula una "teoría social", deja establecido algunos principios universales de organización de la sociedad aplicables a muchos países, incluyendo a Venezuela.

Entre ellos destacamos el principio del Swadeshi o del sistema económico basado en la desconcentración de la producción mediante el desarrollo de economías muy locales y autosuficientes, basadas en la actividad de pequeñas empresas artesanales, agrícolas, turísticas, etc. El principio del Capitalista o Patrono como Fideicomisario de la Riqueza Social, ontológicamente sujeto de la Ética Social, y el principio del Ahimsa, o de la No Violencia en todas las relaciones, incluyendo las relaciones con la Naturaleza.

A finales de 2002 fui a la India como invitado de la Universidad Jawaharlal Nehru para dirigir un seminario sobre estos temas.

Era mi séptima visita a esa nación. Sorpresivamente, durante dicha visita descubrí que numerosos economistas y académicos jóvenes de la India ignoraban las ideas sociales de Gandhi, tal vez por encontrarse aún obnubilados por el vertiginoso crecimiento económico de su país, el cual es hoy el décimo más industrializado del mundo, aunque a pesar de ello siga siendo uno de los países con mayor número de pobres y con mayores niveles de contaminación ambiental en el mundo...

Como vemos, Gandhi tiene hoy más razón que nunca: el camino de la superación de la pobreza y de la destrucción ambiental no pasa por maximizar el crecimiento económico.

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TC