La enfermedad
Escrito por Emiro Rotundo Paúl   
Sábado, 20 de Agosto de 2011 06:55

altEn  relación con la enfermedad del Presidente existen tres apreciaciones entre quienes le adversan, le apoyan e, incluso, entre quienes se declaran ajenos a esos dos bandos, es decir, los llamados NiNi (los indiferentes, a los que nada les importa).

Estas apreciaciones son: 1) que Chávez no tiene nada, que todo es una invención de Fidel y de él para distraer la atención pública de los grandes problemas nacionales, para mover la compasión del venezolano común a su favor y para presentarse ante el país y el mundo (al igual que Fidel) como el vencedor de la muerte, el superhombre cuya voluntad vence todos los obstáculos (por eso será que está leyendo a Nietzstche en Así habló Zaratustra ); 2) que sí está muy enfermo, pero que disimula, que se esfuerza en minimizar su mal para evitar el desbarajuste en las filas del chavismo, con la esperanza, de antemano negada, de que podrá superar la enfermedad gracias a su férrea voluntad y al poder de la ciencia médica moderna, en especial de la cubana; 3) que sí tiene o tuvo algo, pero que no es tan grave como se dice, que la dolencia puede ser superada, pero que está aprovechando la circunstancia para lograr algunos de los fines que hemos enumerado anteriormente.

¿Cuál de estas versiones es la verdadera? No lo sabemos.

Pero a corto plazo se revelará la verdad y pienso que la misma no será, de ninguna forma, buena para el Presidente.

La segunda alternativa obviamente no lo es. Las otras dos tampoco, porque sería muy difícil que tamaño engaño a su propia gente y a los demás venezolanos no tengan consecuencias negativas. Esta circunstancia, muy personal, pero de importancia colectiva por tratarse de la enfermedad presidencial (por que va más allá del Presidente) es un ejemplo, de muchos otros que podrían señalarse, del falso discurso oficialista que pregona la "democracia social y protagónica de la revolución bolivariana" (anteriormente llamada también "la revolución bonita").

Un pueblo mal informado o desinformado puede ser protagonista, pero no de su propio y voluntario destino, sino de aquel que le impongan quienes lo dirigen en medio de la oscuridad de las mentiras y de las verdades a medias. Estamos cumpliendo doscientos años de vida independiente, la mayor parte de ella transcurrida en medio de guerras, revoluciones, golpes de Estado y dictaduras militares. Resulta, por tanto, frustrante que, luego de cuarenta años de democracia (imperfecta, sí, pero democracia al fin), hayamos llegado a esta situación confusa y ambigua, en la cual tenemos un régimen político que no es dictadura pura y dura, pero que tampoco es una verdadera democracia.

Por eso creo que sí hay una enfermedad, más grave que la del Presidente, más amplia y general que cualquiera que pueda afectar a una persona: la enfermedad del sistema político nacional, la enfermedad de la "revolución" que nunca ha sido, la enfermedad de una dirigencia que perdió la visión de sus posibilidades, de lo que pudo haber sido y no fue, que botó por la borda los inmensos recursos financieros de que dispuso, el amplísimo apoyo popular que tuvo en sus inicios, el enorme poder que acaparó y que desperdició la coyuntura histórica que le tocó vivir. Y esa enfermedad sí que es mortal y no tiene remedio.

No morirá la nación, pero sí la "revolución". Y muchas otras cosas del país quedarán enfermas por largo tiempo, hasta que se disipen por completo las esporas del morbo que nos atacó.


(*) Universidad Central de Venezuela


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com