De diputada impune a ministra
Escrito por Carlos Fernández Cuesta   
Miércoles, 03 de Agosto de 2011 03:57

altDe lo que conocemos de Iris Varela es su vehemente pasión por defender todas las tropelías que comete el gobierno, respaldando como justo las múltiples arbitrariedades perpetradas por Chávez, su amado patrón, y las que comete ella misma haciéndose por su propia mano, lo que entiende esta dama tachirense con evidentes signos de desequilibrio, por justicia.

Más que inmunidad parlamentaria la nueva ministra de asuntos penitenciarios ha sido el emblema gráfico de la impunidad parlamentaria, condición que acompaña desde luego a sus demás compañeros de fracción, pero ella por ser la más abiertamente transgresora de sus compañeros ha resultado en la máxima beneficiaria de la tendencia del gobierno por amparar conductas delictuales dentro de sus filas. Es en fin una fémina de pelo en pecho admiradora sin ambages, como lo ha manifestado muchas veces, de la organización terrorista colombiana FARC y de los grupos violentos y armados que apoyan al Presidente. Lo que no puede reprochársele es su sinceridad, pues jamás ha intentado disimular la estructura explosiva de su carácter ni escondido, tal vez por su deseo de imitación y fervor a su jefe, su gusto por la difusión mediática en el cobro de sus afrentas y en el estallido de sus enfados; ocurrió en el año 2003 contra César Pérez Vivas, actual gobernador de Táchira, y en 2007 contra el periodista Gustavo Azócar, todas con la presencia de la televisión.

Es igualmente notable en el atormentado carácter de la diputada y nueva ministra sus visiones extremistas, dogmáticas y primitivas sobre cualquier cosa que expresa a quema ropa con natural sinceridad e incluso con un dejo nada oculto de soberbio orgullo en que parece solazarse sobre la opinión hinchada que tiene sobre sí misma, su personalidad y estilo al hablar donde resalta. La nueva ministra de asuntos penitenciarios curiosamente se ha distinguido por querer meter en la cárcel a ciudadanos que no son delincuentes y querer sacar a vente mil que sí lo son como ha declarado recientemente. En el año 2004 siendo vicepresidenta de la Comisión de Política Interior de la AN acusó a Patricia Poleo de tener relación directa con paramilitares colombianos.

En su denuncia involucró a conocidas figuras del periodismo solicitando al Ministerio Público le fueran revocadas las nacionalidades a Poleo, Martha Colomina, Gustavo Cisneros, Norberto Maza y Napoleón Bravo, todo con fundamento a unas fotos trucadas. El asunto no es que Varela sea es una incapaz para tratar el drama penitenciario es que no fue nombrada para este propósito. Su ministerio no es otra cosa que un paro de naturaleza meramente electoral, como la misión vivienda, y otros inventos burocráticos por el estilo de carácter propagandísticos para hacer creer que ahora, dada la presunta intensidad de la tachirense para abordar los debates, sí será tratado a fondo la tragedia carcelaria. Ella es una pieza política de estricta confianza ligada por su sumisión y obediencia al Presidente, por lo que no comprometerá jamás ante la opinión pública la credibilidad en el régimen.

No sería inverosímil creer que los veinte mil que va a soltar deberán pasar por el PSUV para su inscripción y prometer su voto por Chávez en el 2012.

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