El misterio de los lanzacohetes y la escaramuza de los lanzallamas
Escrito por Movimiento 2D   
Domingo, 02 de Agosto de 2009 10:17

altEl gobierno bolivariano de Hugo Chávez Frías ha tenido tres crisis muy serias con el Gobierno de Colombia en los últimos cinco años, y ha llegado la hora de que los venezolanos nos preguntemos y le
preguntemos al Presidente de la República qué se oculta en este extraño y extravagante affaire. Extraño, pero cierto, muy extraño de verdad, las tres crisis han estado vinculadas con asuntos de las Fuerzas Armadas


Revolucionarias de Colombia. Al margen de esas tres crisis, pero como telón de fondo donde prevalecieron la confusión y la ambigüedad, debe inscribirse la propuesta del jefe del
Estado formulada ante la Asamblea Nacional de que a las FARC les fuera otorgado el status de “beligerantes” por la comunidad internacional. O sea, que se reconocieran como
parte de un conflicto legítimo, y tuviéramos en Venezuela un embajador de las narcoguerrillas.


Primero fue el suceso de la detención en 2005 de Rodrigo Granda, el llamado “canciller de las FARC”, quien andaba en Venezuela como Pedro por su casa. Segundo, la muerte del comandante
Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, y tercero, los lanzacohetes suecos comprados por las Fuerzas Armadas de Venezuela para el Ejército del país, y los cuales fueron a dar a las FARC, como quedó comprobado
por Suecia y por Colombia.

Estas armas de guerra capaces de derribar aviones tienen sus protocolos internacionales de venta, suscritos por los fabricantes y por los compradores, en este caso Suecia y Venezuela.
¿No es extraño que la sensibilidad del presidente Chávez por las FARC haya marcado las relaciones con el país vecino sólo por asuntos de esta naturaleza? Cuando fue muerto Raúl Reyes, el Presidente ordenó
la movilización de diez batallones blindados hacia la frontera. Nadie se explicó las razones de tanta solidaridad, el retiro de embajadores, la ruptura de relaciones, como si Raúl Reyes hubiera caído en territorio
venezolano.

Extraño, pero cierto. Extraño, y por tanto inexplicable. Mandar batallones a las fronteras no es mandar ramos de flores.
Más pronto que tarde los presidentes Chávez y Uribe se dieron las manos y prometieron transparencia y franqueza, diálogo permanente y moderación. Las aguas volvieron a sus cauces, como si se hubiera
reconocido el gravísimo daño infligido a las extensas comunidades del occidente de Venezuela que han construido a través del tiempo su modus vivendi mediante una muy antigua y positiva interdependencia.

No son sólo los 7 millardos de dólares del comercio bilateral lo que se pone en juego con estas inexplicables crisis, es algo más, algo tan vital que afecta gravemente a las comunidades que carecen de otros
horizontes y de otras alternativas.

La tercera crisis estalló esta semana, el martes 28 de julio, y entre la torta de su 55 cumpleaños, una edad en que los hombres, por lo general, son reflexivos, el Presidente estalló ofendido porque Colombia había
descubierto unos lanzacohetes AT-4 de fabricación sueca, comprados para el Ejército venezolano, en poder de las FARC. En vez de ser los colombianos los ofendidos por tan insólito suceso, el que se rompió las vestiduras fue Hugo Chávez Frías. Extraño, pero cierto. Y, ¿qué decir del explosivo video del Mono Jojoy, que está pasando por debajo de la mesa? ¿Oyó alguien algo más grave de lo que
dijo? ¿Se aterraron en las altas esferas y callaron?


Como lo reseñó El País de Madrid, “Suecia calificó esto de ‘gravedad inmensa’ porque el material decomisado incluía potentes antitanques y lanzacohetes”. Según la Cancillería colombiana, el 2 de junio informó a
Venezuela del hallazgo del arsenal. También Suecia tuvo información en su momento y pidió explicaciones a Venezuela sobre “cómo esas armas pudieron caer en manos de la
guerrilla colombiana”.

A la crisis de los lanzacohetes se le respondió con la crisis del lanzallamas que incendia pero oscurece. En vez del diálogo y de la investigación vinieron los truenos y las represalias, los gritos, la inocencia de quienes nunca han roto un plato. Según el Gobierno bolivariano, “todo es mentira y todo ha sido una maniobra del imperialismo”.


Más allá de la crisis bilateral, de sus implicaciones en las sensibles relaciones con Colombia y de las relaciones con Suecia, país tradicionalmente amigo, vale la pena preguntarle al Gobierno de
la República Bolivariana de Venezuela si los responsables de la salvaguarda y el mantenimiento de armas tan sensibles se dieron cuenta en algún momento de que no estaban en sus lugares, a cargo de oficiales
responsables. Si los cohetes estuvieran donde deben estar, no habría crisis ni sospechas, ni dudas posibles. Bastaría llamar al embajador de Suecia e informarle: “Señor embajador, vea los cohetes, vea los AT-4,
están en su sitio; todo ha sido una maniobra del imperialismo”.

Pero, no. La política no va por ahí. Estamos en una época en la cual no se puede hablar con franqueza porque no se actúa con franqueza. Cuando la Asamblea Nacional apruebe por “inmensa mayoría” la ley
contra “delitos mediáticos”, nadie podrá hablar de estos misterios porque “amenazarán la soberanía nacional”. De ahí los lanzallamas que incendian pero oscurecen.


www.movimiento2d.org
Caracas, 2 de agosto 2009



Miguel Henrique Otero
Elías Pino Iturrieta
José Rafael Revenga
Elsa Cardozo
Perkins Rocha
Simón Alberto Consalvi
Parsifal D’ Sola
Antonio Ecarri
Antonio Sánchez García
Pedro León Zapata
Ana Julia Jatar
Rafael Arraiz Lucca
Rocío San Miguel
Giuseppe Giannetto
Francisco Usón
Froilán Barrios
Jorge Pabón
Pablo Medina
Heinz Sonntag
Gustavo Sosa Izaguirre
Germán Carrera Damas
Angela Zago
Cristina Carbonell


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