Los venezolanos demócratas queríamos ver a toda la oposición a la ofensiva, porque había pasado demasiado tiempo haciendo lo contrario, frente a un gobierno que no descansa en sus intentos de afianzar la autocracia militarista que nos trata de imponer a juro.

A partir del triunfo obtenido por Antonio Ledezma en defensa, no de su cargo, sino de la institucionalidad democrática que le otorgaron más de 700.000 caraqueños, la alternativa democrática ha iniciado con muy buen tino esa ofensiva, que se debe mantener.

Vemos con agrado y complacencia cómo la oposición democrática mantiene una política coherente con esta cruzada internacional que inicia Antonio Ledezma, ahora con el respaldo de todos los gobernantes elegidos democráticamente y que son la alternativa institucional a este régimen. En efecto, Antonio logró con su medida extrema de la huelga de hambre, que ¡al fin! el Secretario General de la OEA volteara su mirada hacia Venezuela y aceptara dialogar con una comisión que preside el mismo Ledezma, acompañado por los gobernadores del Zulia y del Táchira, contando con la solidaridad de los mandatarios regionales y locales, incluyendo a muchos oficialistas que también sufren hoy el despojo de que han sido víctimas por la política “recentralizadora” del régimen. Esperemos que algún día el gobernador Salas nos explique, con mejores argumentos que los dados a la prensa, su ausencia de la cita en Washington.

Pablo Pérez, César Pérez Vivas y Antonio Ledezma salieron el domingo pasado para Washington DC, a entrevistarse no sólo con José Miguel Insulza, sino también con el Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Santiago Cantón; y con el presidente del Consejo Permanente de la OEA, Pedro Oyarce.

También se entrevistaron, el martes pasado, con senadores del Congreso de Estados Unidos, y les explicaron las continuas violaciones a la Carta Magna y, sobre todo, la aplicación del Plan Socialista 2007-2013 que fue rechazado en el referéndum celebrado el 2 de diciembre del 2007 y que, contrariando la voluntad popular, lo han venido aplicando como un golpe de Estado continuado contra la Constitución Nacional vigente.

En Venezuela se viola constantemente la Carta Democrática Interamericana, y el organismo hemisférico no se ha pronunciado en torno a esta grave anomalía, mientras que el Secretario General de la OEA -el insultado por Chávez, José Miguel Insulza- sale fotografiado sonriente, no sólo con quien lo agravió, sino además con Raúl Castro, presidente de Cuba, que es la única nación del hemisferio que no firmó la Carta Democrática y tiene el descaro de presentarse a defender la democracia en Honduras. Ironías de una política internacional tercermundista, atrasada e incoherente.

Nuestros delegados ad hoc, ante la OEA presentaron la documentación que comprueba que desde su elección, el pasado 23 de noviembre, comenzaron a recibir: “ataques feroces en su contra”, al hacer hincapié en el desconocimiento de sus mandatos como autoridades regionales y municipales, además de afectar la descentralización, en función de arrebatarles poderes a esos organismos. Denunciaron pues, una vez más, las agresiones que ha hecho el Gobierno Nacional, al despojar a las gobernaciones de los puertos, aeropuertos y de la vialidad; así como también, el continuo ultraje a los más elementales derechos de la persona humana, a través del acoso a los medios de comunicación social, a los periodistas, a la iglesia, a los empresarios, a los estudiantes, a los profesores universitarios y a todo aquel que disienta del régimen militarista y autocrático que se ha impuesto en Venezuela, transgrediendo uno de los postulados más relevantes de la Carta Democrática, como lo es la separación y autonomía de los poderes públicos.

El foro hemisférico está obligado a conocer la grave situación institucional que padecemos los venezolanos, antes de que sea tarde, porque la OEA ha demostrado hasta ahora que interviene sólo cuando ocurre una confrontación, como en el caso de Honduras, pues permite que un gobierno viole sistemáticamente la Constitución y las leyes con las cuales ha ascendido al poder, perdiendo la legitimidad de origen.

El laissez faire - laissez passer del organismo internacional de los americanos del norte y del sur, está a punto de permitir que acontezca una guerra civil en el país hermano de Centroamérica, y no se sabe si su indolencia frente al caso venezolano también nos coloque al borde de una grave crisis similar.

Hacemos votos para que esta cruzada unitaria tenga éxito, pero debemos acompañar esta ofensiva internacional con el trabajo tesonero en el interior de la Venezuela profunda y preterida, la que sufre hoy un gobierno que dirige la “revolución” de los peores, de la mediocridad y del atraso. Sigamos a la ofensiva unidos, aún en la diversidad, en defensa de la democracia, el pluralismo y la libertad. ¡Venceremos!