La política en la frontera: retos y símbolos
Escrito por Claudio Briceño Monzón | @CabmClaudio   
Viernes, 18 de Abril de 2025 00:00

alt“La política internacional de cada Estado es en gran parte la que fragua su identidad nacional.

Dentro de esa perspectiva se puede ver cómo y por qué se afirma que la política internacional debe estar situada por encima de las competencias y luchas partidistas y fuera de los intereses bastardos que no sean los de la defensa y consolidación del perfil nacional.

En consecuencia, las fronteras de un estado tienen que ser uno de los factores más estables y menos sujeto a los vaivenes del acontecer político.”

(González, 1987, p.529)

 

La política de fronteras no se limita a la gestión de la inmigración o la seguridad nacional. Es un espacio de intercambio, de negociación, de construcción de identidades compartidas. Entender la complejidad de la vecindad, crear una verdadera 'ciencia de la vecindad', es fundamental para construir relaciones internacionales más justas y equitativas. Debemos superar los miedos y prejuicios que nos impiden ver la frontera no como una barrera, sino como un puente hacia una cooperación más profunda y fructífera.

Es innegable que cada época histórica presenta sus propios desafíos y exige respuestas a las nuevas situaciones. En este sentido, podríamos hablar de una política de fronteras propia especialmente en los últimos años.

Y no seamos ingenuos, creer que la llegada de la democracia a Venezuela cambiaría automáticamente la comprensión de otros gobiernos, o que Estado Unidos dejaría de lado su pasado imperialista, es un poco optimista. La política de fronteras es un tema complejo, influenciado por la historia, la ideología y, por supuesto, los intereses de cada país.

La línea trazada en el mapa, esa frontera que separa países, es una abstracción que esconde una realidad mucho más compleja. No es simplemente una demarcación territorial; es un espacio de interacción, de influencia, de porosidad desigual donde la vecindad se manifiesta con distinta intensidad. La interioridad del vecino se filtra en nuestro territorio, y viceversa, en un intercambio sutil y a menudo invisible, medible a través de variables históricas, geográficas, sicosociales, políticas, económicas y culturales.

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Concebir la vecindad como objeto de estudio científico, una 'ciencia de la vecindad', revolucionaría nuestra comprensión de las relaciones internacionales. Una 'gerencia de lo vecinal' permitiría abordar con mayor eficacia los desafíos y oportunidades derivados de esta compleja interacción. Sin embargo, el lenguaje que describe las relaciones fronterizas, así como la hibridez cultural resultante, a menudo se ve silenciado o distorsionado por el temor a infringir la noción excluyente de soberanía. Este concepto ha sido pervertido por el proteccionismo económico, los prejuicios sociales, el aislamiento cultural y ciertas tesis geoestratégicas, incluso aquellas que promueven la integración.

Para avanzar, se necesitan dos cambios sustanciales: primero, una reforma política e institucional interna que nos permita enfrentar los riesgos y aprovechar las posibilidades que la vecindad presenta. Esto implica un cambio de paradigma, una visión más dinámica y menos estática de las fronteras. Segundo, un cambio teórico y metodológico que nos proporcione un esquema analítico adecuado para evaluar las variables vecinales. Debemos ir más allá de los ritmos tradicionales y desarrollar herramientas que capten la complejidad de las relaciones transfronterizas.

La política en la frontera se enfrenta a un desafío sin precedentes en la era de la inteligencia artificial y las redes digitales. Estos avances tecnológicos simbolizan un cambio de época, donde el poder estatal, ejercido formalmente a través de los límites territoriales, se ve complementado, e incluso desafiado, por una nueva forma de soberanía que emerge en el espacio virtual. Las fronteras físicas, antaño bastiones inamovibles, se vuelven permeables en un mundo digital sin límites geográficos.

La información fluye libremente, las identidades se construyen y reconstruyen en línea, y las comunidades virtuales trascienden las fronteras nacionales. Esto plantea interrogantes sobre el control, la seguridad y la soberanía en un entorno digital globalizado. ¿Cómo pueden los estados ejercer su autoridad en un espacio donde la información se propaga a velocidades inimaginables y las interacciones trascienden las jurisdicciones nacionales? ¿Cómo se puede regular la actividad en línea sin afectar la libertad de expresión y el acceso a la información? ¿Cómo se puede proteger la seguridad nacional en un mundo donde las amenazas cibernéticas pueden provenir de cualquier lugar del planeta?

La inteligencia artificial también introduce nuevas complejidades. Su capacidad para procesar información, analizar patrones y tomar decisiones autónomas plantea interrogantes sobre la transparencia, la rendición de cuentas y la responsabilidad en la toma de decisiones políticas. En el contexto fronterizo, la IA podría utilizarse para mejorar la seguridad, optimizar la gestión de flujos migratorios o prevenir el tráfico ilícito. Sin embargo, también podría utilizarse para fines opresivos, violando los derechos humanos y exacerbando las desigualdades.

La política en la frontera en la era digital requiere una redefinición fundamental del concepto de soberanía y una adaptación a las nuevas realidades del espacio virtual. Es necesario desarrollar nuevas estrategias, marcos regulatorios y mecanismos de cooperación internacional para abordar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrecen la inteligencia artificial y las redes digitales. El futuro de la política fronteriza reside en la capacidad de los estados para navegar este nuevo entorno complejo, protegiendo sus intereses nacionales mientras promueven la cooperación internacional y el respeto de los derechos humanos en el espacio virtual.

 

Referencias

GONZÁLEZ OROPEZA, Hermann (diciembre 1987). Las fronteras y la ocupación territorial en la democracia. Sic, Caracas, (500)


|*|: El autor es Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela por el estado Mérida. Profesor Titular de la Escuela de Historia, de la Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad de Los Andes ULA, Mérida-Venezuela. Magister en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata–Argentina. Coordinador de Doctorado en Estudios Políticos ULA.

 
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