Durante los períodos democráticos las elecciones presidenciales, fueron motivo de celebraciones

pues por medio de estas los ciudadanos premiaban al partido gobernante o lo expulsaban del gobierno.

Claro, entonces no había reelección inmediata, situación que hoy se ha transformado en un hastío para los ciudadanos. En el actual proceso electoral  participan 3 candidatos de importancia, uno es un político quien en su afán de ser reelecto se ha hecho acompañar por un pastor religioso, para que esté en su nombre le solicite a Dios le perdone los pecados al pueblo, este candidato no reconoce sus errores y nuevamente culpa a otros por sus carencias y desvaríos.

Otro,  ofrece una transición en paz,  pero a los actuales ocupantes de Miraflores les ofrece un trato  muy distinto, y un tercero que realiza su campaña visitando los barrios del país, escuchando a sus pobladores y hablándoles de su plan de gobierno. El primero no fue electo como candidato sino que fue impuesto como tal, los otros 2 no son políticos tradicionales ni de oficio, ambos poseen un alto nivel académico, son excelentes profesionales, bilingües ambos, el primero habla dos idiomas y el otro siete, a ellos se les reconoce el sacrificio e interés por construir una Venezuela libre y próspera en beneficio de sus ciudadanos, razón que debería facilitar el entendimiento entre ambos.

Hoy el mundo se encuentra a las puertas de una guerra nuclear en la cual Venezuela participará por ser una nación de seguro suministro energético, participación que no se le consultará a Nicolás Maduro ni a ningún político de la oposición.

La política es una cuestión tan seria que los ciudadanos no deberíamos dejarla en manos de los políticos.