No vamos a referirnos al arrollador triunfo de María Corina Machado en las primarias.

Tampoco a los despropósitos del gobierno. Su afán por entorpecer los compromisos asumidos con el país, con la oposición en Barbados y ahora con su pataleo histérico por los resultados de esta ejemplar jornada electoral, ya han sido suficientemente comentados.

En esta oportunidad solo queremos destacar la contundente decisión democrática y ciudadana que una evidente mayoría de la población demostró al volcarse a los centros de votación, tanto en Venezuela como en el exterior, para depositar su voto, libre y soberanamente. La lectura que puede hacerse de esta fabulosa jornada no es otra que el respaldo y adhesión a la democracia, además de la firme esperanza de un pueblo en la construcción de un país mejor y, por supuesto, en la consistente e indeclinable aspiración a un cambio de gobierno por la vía pacífica, constitucional y electoral.
De sobra conocemos las reacciones de este régimen. No son nuevos en eso de torpedear cualquier loable iniciativa de las fuerzas opositoras. Son ventiseis años actuando de la misma manera. Inventando argucias, maniobras judiciales, persecución y encarcelamiento de dirigentes y personalidades que le son adversos, cuando no la puesta en marcha de todo el aparato estatal para infundir temor y pesimismo en la colectividad. En otras palabras, lo que está sucediendo no nos es inédito o novedoso.

A todo evento, deberemos estar en extremo prevenidos ante estas zancadillas y empujones. Eso de intentar sacarnos de la ruta electoral o de estimular acciones reñidas con la razón y la paz colectiva, son parte de la agenda del oficialismo. Y es que hay que evitar a toda costa, sobre todo MCM y los dirigentes que la acompañan, eso "pisar el peine" que constantemente intentarán para desviarnos de nuestro proyecto y determinación.

Reinstaurar la democracia es una tarea titánica. La reconstrucción de un país demanda inteligencia, consensos, solidaridad y sobre todo perseverancia. Vienen momentos difíciles y complejos que tendremos que sortear. El régimen viene con todo. Buscarán las mil y una manera de crear desánimo y terror en la población; de judicializar cualquier planteamiento, de entorpecer y sabotear actos de campaña y asambleas populares; violentar visitas, contactos directos, encuentros, recorridos y reuniones con importantes sectores nacionales. Sin embargo, no debemos perder el foco. Tampoco poner la otra mejilla. Se trata de ser más astutos y capaces, como lo demostró la señora Machado durante su campaña interna: no hubo nada que la detuviera.

Restablecer la democracia requiere de un trabajo de largo aliento. Exige convicción, seguridad, ánimo y la incorporación de todos. De tareas precisas y planes realizables. "Más y mejor democracia", para utilizar los términos de un noble proyecto en los años 90, y que algunos lo emplearon con aviesas intenciones de incrustarle una mortal estocada al sistema, sugiriendo y apoyando candidaturas presidenciales mesiánicas y cuyas consecuencias estamos pagando. Esa "más y mejor democracia" sigue siendo una legítima aspiración del pueblo venezolano. Supone - como primer paso - la concreción del triunfo electoral de MCM y el cambio de gobierno que todos anhelamos. Y no se trata de desenterrar consignas. Por el contrario, implica un salto hacia adelante en esta ardua labor de reconstrucción.

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