El animal histórico
Escrito por Guillermo Morón   
Martes, 02 de Febrero de 2010 08:11

altPrimera noticia sobre Curarigua: “Día 16 de agosto de 1776, salimos de Carora a las quatro y media de la mañana y llegamos a las nueve y media de la misma mañana al sitio que llaman el paso del río Curarigua de Leal distante siete leguas y media, sesteamos a la orilla del río. A las tres y media salimos y a las siete y media llegamos al dicho valle de Curarigua de Leal, a la hazienda de trapiche de don Ildefonso Escalona, distante cinco leguas y media”. “El dicho valle de Curarigua de Leal tendrá unas cinco leguas de largo, donde hay algunos trapiches y otras labores, y el río passa por medio de dicho valle y da bastante agua para regar”, “es valle fresco”, “viven allí mucha gente”. “Hay dos Oratorios, uno en el trapiche o hazienda de dicho Escalona, vezino del Tocuyo, esto es, un cuarto de legua distante de dicha hazienda, río abajo, y otro en el ingenio del doctor don Francisco Xavier de Oropesa, vecino de Carora, distante uno y otro Oratorio dos leguas y media y cerca de tres leguas, el del dicho doctor Oropeza, está río arriba” (Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas 1771-1784, Libro Personal; Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 95, Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, Caracas 1969, Págs. 340-341). Tocuyanos y caroreños poblaron el Valle del río Curarigua; en el siglo XVIII y posteriormente ese fue el límite entre las jurisdicciones de esas ciudades históricas. De Curarigua era mi abuela materna Rosario Jiménez Zapata, casada con mi abuelo caroreño Felipe Montero. Mi noble amigo caroreño Rafael Enrique Herrera tiene casa en Curarigua. Recuerdo sus casas “coloniales”, su calle empedrada y limpia, la raza de burros de “ojos azules”. Y a un historiador que alcanzó fama honra, Don Rafael Domingo Silva Uzcategui.

La historia de Curarigua está contada en un libro titulado Historia menor de Carora y sus pueblos; su autor Renzo Begni fue sacerdote en alguna de las parroquias de la ciudad que ya no se pelean los tres apellidos de principios del siglo XX: el Padre Oropeza, el Padre Álvarez y el Padre Gutiérrez, tres nombres que aún resuenan en torno a la Iglesia de San Juan, frente a la Plaza Bolívar (Biblioteca de Autores y Temas Torrenses, 8, Fondo Editorial de la Alcaldía del Municipio Torres, Carora 2002, nuevo Alcalde el Licenciado Francisco Javier Oropeza Álvarez; se no se ocupa de libros ni de cultura, para qué, el alcalde que no es el pueblo Fuente Ovejuna).

Segunda noticia sobre Curarigua: “Municipio del Distrito Torres con 569 casas y 3.858 habitantes. El pueblo de Curarigua de Leal fue fundado en 1610 a la vez que Sanare y Chabasquén, por Don Francisco de la Hoz y Berrío, según consta de las escrituras sobre límites de los terrenos de indígenas de Cubiro. Al principio tuvo Curarigua una sola Capilla servida por el Cura de Barbacoas, y para el año de 1776 constaba de 62 casas con 559 habitantes y dos capillas, de las que se erigió una Iglesia parroquial el día 9 de noviembre de 1780. Esta población está situada en el hermoso y fértil valle de su nombre, que es uno de los más bellos del Estado” (Lara). Se encuentra esa noticia histórica en el Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del Estado Lara por Telasco A. Mac-Pherson; Barquisimeto, 1883, Puerto Cabello – Imprenta y Librería de J. A. Segrestáa, 80 – Calle de Colombia – 80, página 157).

Ahora bien, porqué este mal cronista, aficionado a los libros viejos, raros y curiosos trae a cuenta al pueblo de Curarigua; pues porque allí nació Don Rafael Domingo Silva Uzcátegui el 25 de julio de 1887. Morirá en Caracas el 18 de diciembre de 1980 después de prestar servicios de distinción al Estado y de escribir libros de alta resonancia en la cultura venezolana y en la lengua castellana. No he querido consultar sobre su ilustre papá a mi amigo Carlos Rafael Silva, de tal palo tal astilla.

En el Diccionario de Historia de Venezuela (Fundación Polar, Segunda edición 1997, 3, Págs. 1.134-5) se recoge una breve biografía de este curarigüeño ejemplar: escritor, periodista, recopilador; sus padres Don Rafael Silva Riera (apellidos caroreños) y Doña Isabel Uzcátegui. Su educación primaria en su pueblo, en Barquisimeto y Caracas. Estudió agronomía y botánica; luego autodidacta, como Cecilio Zubillaga Perera. Diputado por su Estado entre 1939 y 1943, López Contreras y Medina Angarita.

Creó la Junta Nacional Protectora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación que ha sido deshuesado en esta intemperie política, económica, social y cultural llamado Patria, Socialismo y (o) Muerte.

Pero la heredad intelectual, histórica y moral del curarigüeño Don Rafael Domingo Silva Uzcátegui es esta: Historia crítica del modernismo en la literatura castellana, publicada en Barcelona, España, en 1925, “galardonada por la Real Academia Española”; Psicopatología del soñador, de 1931, “elogiada por Gregorio Marañón”. Historia biológica de Bolívar, 1954, y la Enciclopedia Larense, 1941, 1942. Escribió en periódicos y revistas, naturalmente en El Impulso y también en El Universal.

En la biblioteca donde vivo están, leídos y clasificados, los dos tomos de la Enciclopedia Larense – Geografía, Historia, Cultura y Lenguaje del Estado Lara, tomo I, Geografía; tomo II, Historia (Impresos Unidos, Caracas 1941, 1942). Enciclopedia, todo el ámbito, toda la existencia, el paisaje, la gente, los usos, las costumbres de una región, consustanciada con la historia de Venezuela, que no es Caracas ni Miraflores.


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