Pasadas las festividades de Navidad y año nuevo, volvemos a la cotidianidad de la “guerra” que mantiene el ineficiente, cercado por la corrupción y manirroto régimen “revolucionario” con la población venezolana. El “líder”, en su lucha contra el capitalismo, empeñado en imponer el socialismo del siglo XXI y convertir al país en “playa de pescadores”, y consecuente con su estilo autoritario de Gobierno, nos amarga la vida con la imposición de un nuevo horario a los centros comerciales, sin tomar en consideración la opinión de los comerciantes que, en algunos casos, ya han tomado medidas para el racionamiento de la electricidad; negándonos la posibilidad de pasar un rato de esparcimiento en los cines, realizar compras y diligencias bancarias, y de empleo a miles de jóvenes estudiantes.

Otro tanto ocurre con las cableoperadoras que deberán reducir sus ofertas de canales internacionales porque de acuerdo con la nueva normativa de la Conatel, las operadoras deben cumplir con las condiciones establecidas en esa disposición y la ley Resorte. Como señalan algunos, el objetivo no es otro que establecer una especie de “Venezolana de Televisión” en todas las regiones y obligarnos a hacernos participes de las cadenas presidenciales y demás espacios propagandísticos.

Sin nada nuevo que ofrecer que beneficie a un pueblo cansado de sus ofertas engañosas y de su diplomacia de chequera, y contribuya a elevar su calidad de vida –recordemos los graves problemas de la economía, a pesar de que estaba “blindada”- nos ofrece un show con la inauguración de una arepera socialista, como si eso fuera a resolver los problemas alimentarios de grandes mayorías de venezolanos.

Actos demagógicos y de desesperación con miras a las elecciones legislativas que debemos enfrentar con la unidad de los factores democráticos, nuestra participación en las elecciones y la defensa activa de los derechos fundamentales que incluye la resistencia civil.