Después de burro muerto
Escrito por Natalia B. Sánchez   
Martes, 08 de Diciembre de 2009 06:47

altCuando se hacía el análisis de lo que había hecho mal Carlos Andrés Pérez, para haber fracasado su plan de Gobierno (El Gran Viraje), una de las cosas mencionadas era que había sido incapaz de buscar como mecanismo viabilizador el consenso con otros actores de la sociedad venezolana y que no se mostraba públicamente el castigo para quienes habían robado los recursos públicos. Hoy pasa lo mismo. Lo de que el Gobierno es incapaz de dialogar es evidente. Ahora bien, el escándalo de los bancos nos muestra cómo el tiempo del Gobierno es póstumo. Siempre se da cuenta al final.

Lo mismo pasó con Barrio Adentro. Después de muchos años, alguien se dio cuenta que los módulos no funcionaban. ¡Sorpresa! Ni un sistema de monitoreo, ni una medio evaluación, ni siquiera una supervisión chimba que ordenara las cosas. El Gobierno no se da cuenta.

Sólo el líder supremo se entera de las cosas después de dos o tres años. Al menos hace creer que se da cuenta, entre molesto y preocupado. Nadie entiende por qué se tardan tanto en enterarse de lo obvio.
Lo mismo con el guiso de los banquitos. Nada alertó de que eso ocurría. El correctivo está muy lejos de botar gente, de lavarse las manos o de autoproclamarse el rey anticorrupción, porque los robos, la corrupción está comprobado se desata precisamente cuando no hay controles previos. Después de burro muerto no sirven los gobiernos. Sirven es con una veeduría eficiente que impida que los hechos ocurran: que la gente no haga su trabajo o bien que la gente no se robe los reales. Aquí puede suceder que, una vez más, salgan algunos chivos expiatorios, esta vez visibles y hasta cercanos al Gobierno, pero que el Gobierno quietecito pase agachao. Siempre está la barajita de acusar a otros.
Pero todo es relativo.

Es difícil gobernar retrasado, sin confiar en nadie, sabiendo que los excesos de los otros le quitan puntos a quien aspira pasar como héroe. Más allá de esas acciones lo que nos debe el líder es contar con un sistema que no duerma, que deje de perseguir a los actores no gubernamentales y que se ponga las pilas, pero a tiempo. Además de atrasado, a paso de tortuga, el Gobierno lo único que hizo rápido fue sacar una cuenta muy mala: sólo responder por 10 mil bolívares fuertes a los venezolanos que tenían sus ahorros en los bancos en cuestión. ¿Cuántos modestos ahorritos de esos caben en las cuentas de la burguesía política venezolana? Hacía algo de tiempo que un Gobierno no nos faltaba tanto el respeto.

(*): Socióloga

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