La humildad no es precisamente una virtud probada en el espíritu de quien nos gobierna a los venezolanos. La referencia a las "internacionales" socialistas, su convocatoria descrita como personalizada y la comparación con quienes convocaron las pasadas es alucinante. Resulta que humildemente se establece una similitud con aquellos procesos, por supuesto ahora convocados por el líder de la revolución bolivariana, a la cual el país le quedó pequeño.

Ahora, la revolución se dejó de pequeñeces y no es venezolana, sino galáctica!! Debe ser por eso que José Vicente Rangel en su programa del domingo expresó que sería fatal que el Presidente con todas las ocupaciones que tiene, tuviera que ocuparse de que Barrio Adentro funcionara bien, por ejemplo. Detallitos como la salud de los venezolanos, la educación, la seguridad personal, la falta de productividad, la inflación, el desempleo, la desesperanza de los estratos D y E son nimiedades frente a los proyectos galácticos, de la transformación del mundo protagonizados por un líder barinés. En Venezuela se puede estudiar perfectamente un millón de cosas más en relación al liderazgo carismático de Weber, cuando éste se orienta por la necesidad de la grandeza. Lo que pasa es que la "vía de la grandeza" es popular hasta que se separa de la redistribución de los beneficios y favores que la renta tenga a bien ofrecer.

El populismo de la democracia en Venezuela en sus primeros 30 años hizo quiebre, porque ya no era válido con los actores políticos existentes la consecución de las expectativas de los venezolanos. Después de eso lo que ha venido es crisis y apuesta por un proyecto cuya bandera era la mejor redistribución de la riqueza, aunque él tan romántico siempre, nos hablaba era de lograr hacernos "felices". Resulta que ahora después de todo el camino andado, no somos ni felices y mucho menos estamos satisfechos en nuestras aspiraciones. Pero tal parece que eso ya no importa. Porque ahora la conquista es mundial.

Lo importante es el "yo" de gobierno que ahora convoca nada más y nada menos que una internacional socialista contemporánea desde una experiencia de gobierno donde apartando la publicidad socialista, el discurso antiimperialista y el tono retador, no tiene nada que mostrar más que un populismo ineficiente y un país donde el bienestar social cada vez está más lejos de los venezolanos.

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