En lo que ya es común, el Presidente regañó a sus ministros. Es lo primero que oigo de nuestro mandatario luego de pasar unos días en Portugal y España. En ese tiempo a mi mamá le robaron el carro, a una buena amiga y compañera de trabajo le pegaron un tiro en la pierna para robarla saliendo de un banco, y donde mi hija estudia se metieron a robar. Todo eso en 10 días. Todo en Maracaibo.
La inseguridad es el mayor problema para los venezolanos, porque es el que puede acabar con todo. Un tiro acaba con una vida. El hambre, la pobreza, la falta de oportunidades te da tiempo para que mañana, cuando te despiertes tengas los mismos problemas, pero respiras. Creo que es hora de que todos los actores de esta ciudad nos dediquemos a aportar algo en favor de la solución de este gran problema. Desde la academia podemos ofrecer algún conocimiento de políticas de desarme, de trabajo con las madres de los jóvenes pro-delincuentes. Es preciso generar más presencia policial como medida coyuntural en las zonas más susceptibles de producirse este tipo de eventos, en estos días en los cuales la gente realiza más operaciones de retiro de dinero en las entidades bancarias.
Se precisa una sensación de seguridad que sólo lo otorga la visibilidad de las fuerzas policiales, como primer paso, pero quien debería tener una propuesta decente, eficaz y articulada para que los venezolanos no muramos por la delincuencia, quien se muestra tan ávido por regañar y por presionar a su gente para lograr mantenerse gobernando, debería tener una mano igual de dura frente a la delincuencia. Pero no es así. Nunca un Gobierno nacional había sido tan blandengue en su locución a los delincuentes del país.

Aquí en Venezuela indudablemente hay armas sueltas que necesitan un Gobierno estratégico que las recoja. Pero lo peor de todo, a mi juicio, aunque peque de relativista cultural, es que no existe un mensaje contundente mediático que legitime todas las acciones para garantizar la vida en contra de la delincuencia. Más bien existe un mutismo que la legitima, y una regañadera al gabinete que no se apura en hacer cosas para que quienes manden lo hagan hasta el 2021. Siendo el caso, para ese año, el mandatario gobernará sobre muchos muertos venezolanos, víctimas de la delincuencia.

(*): Socióloga
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