Vivimos en el país del racionamiento y los controles. Al estilo cubano. La brutal ineficacia del Gobierno nacional nos ha llevado a recibir los servicios públicos y los productos a destajo. Racionamiento en la prestación del servicio de agua, de electricidad, en la adquisición de productos de la cesta básica. Control de precios, control de cambio, control de salarios, control de costos, control de la vida de cada uno de los ciudadanos.
- ¿A dónde nos lleva todo esto? - A un control absoluto de cada persona por parte de un Estado que se convierte en el mayor problema de la sociedad. Vaya paradoja: El Estado, ese invento de la sociedad para darse seguridad y calidad de vida, se convierte en el asesino de la democracia, de las libertades, de la igualdad, del pluralismo, de la vida sana.

Mientras tanto, el dueño del Estado ni es controlado por las instituciones ni goza del don del autocontrol. Crea ministerios y aumenta la burocracia sin control. Viaja por todo el mundo sin control, dilapida groseramente nuestro dinero sin control, extiende sus programas dominicales por horas y horas sin control. Aunque parezca jocoso, invita a los gordos a rebajar sin mirar el desmesurado crecimiento de su abdomen producto de la dulce vida que le ha tocado. Nos invita a bañarnos con totuma por tres minutos y a disminuir el consumo eléctrico, mientras en su vida diaria disfruta de agua y luz, sin control.

En su afán de liderazgo mundial, regala a otros países el dinero que serviría para sacar a nuestras comunidades de la pobreza, sin control. Su política exterior es la más cara que ha tenido Venezuela en toda su historia, sin control. Mantiene una escalada armamentista, tratando de convencernos de que estamos acechados por todos lados, sin control. Mientras tanto, ha demostrado ser el Presidente más despreocupado por la defensa de nuestras fronteras, hoy permeadas por el narcotráfico, el paramilitarismo y la guerrilla, sin control.

Uno de los más graves problemas del presidente Chávez es la falta de coherencia, esa virtud que nos hace ser auténticos porque lo que pensamos lo decimos y lo que decimos lo hacemos. Chávez es un hablador de paja, sin control.

(*): Concejal de Maracaibo 

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