Ante el fuego unitario |
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas |
Miércoles, 01 de Agosto de 2012 10:19 |
Basta una simple chispa para que sus presidentes o directores generales se quiten el disfraz, se autoproclamen chavistas y tomen decisiones caprichosas (y, podría aseverarse, vergonzosas, pero ellos no conocen ese sentimiento) que favorezcan la continuidad del Presidente frente a un gobierno no menos artificial. La lucha de los demócratas que acompañamos a la Mesa de la Unidad y a Henrique Capriles, en ese orden, es contra la enfermedad que contagia el poder a quien se aferra a portarlo por tanto tiempo. Chávez siente que la presidencia es un atributo de él, y no una función que se le encomendó en 1999 y que mal incumple desde el momento en que irrespetó a la Constitución en pleno ritual de investidura del cargo. No leer la personalidad caprichosa, expansiva y soberbia del hombre fue un error de sus acólitos, que en esos días abarcaban a la poderosa y miope izquierda adinerada del país, a gente del clero, empresarios y una larga lista de periodistas que han sido, sin lugar a dudas, claves en la perdición de la democracia, al utilizar sus espacios de opinión como lubricantes de la propaganda del golpista. No obstante, cabe reconocer que muchos de esos dirigentes otrora hipnotizados son hoy las brújulas que guían la marcha opositora, quizá porqué al igual que Trotsky, decepcionado en 1928 por el comunismo totalitario de Stalin, se preguntan: “¿Por qué debía luchar ahora, si ya la Revolución llevaba diez años en el poder? La respuesta se le iba haciendo cada día más clara: para sacarla del abismo pervertidor de una reacción empeñada en asesinar los mejores ideales de la civilización humana” (Leonardo Padura, El hombre que amaba a los perros, 2011). El fuego de Capriles quema toda la escenografía, repito, dejando desnuda la vileza, el desconcierto y hasta la ingenuidad de esos empleados del Presidente. La avanzada parcializada del Consejo Nacional Electoral otorgando cadenas al Presidente y suprimiendo comerciales y palabras de la Unidad, será seguida por ardides judiciales, expedientes de corrupción tan fantásticos como el Bolívar 3D y docenas de embistes de esos Altos Funcionarios que, como vampiros, se horrorizan ante su apresurada degradación en cenizas y olvido (o cárcel) producida por el amanecer fresco y futurista que representa la propuesta de Capriles. Hay que prepararse para los venideros ataques con armas-valores que Chávez y sus réplicas menores no comprenden: la paciencia, la tolerancia, la perseverancia, la seguridad en la potencia del voto por encima de sus corruptos gestores del momento y, por sobre todo, una mirada de futuro que todo lo ve despejado y dispuesto a dejarse a mejorar… @ivanxcaracas |
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