La "glorificación" del 4-F
Escrito por Fernando Luis Egaña   
Lunes, 30 de Enero de 2012 12:05

altLa pretendida glorificación del 4 de febrero, que a troche y moche se trata de orquestar, es un cuchillo para la garganta de la "revolución bolivarista". La razón no es complicada de entender: la legitimación del golpe militar como instrumento expédito para la toma del poder, se termina convirtiendo en amenaza para un régimen que aspira a permanecer por siempre en él. En otras palabras, el empeño del señor Chávez de "sacralizar" su intentona golpista, puede convertirse en un bumerán por obra de émulos efectivos o potenciales que, oh ironía, inspiren sus ambiciones en la mitología del 4-F.

Al fin y al cabo, cuál es el mensaje implícito --y no tanto, de ese suceso: que si a usted le interesa la política, inscríbase en la Academia Militar; que si desea formar parte de un grupo político, organice una logia militar y mientras más conspirativa, mejor; que si desea llegar al poder por el canal rápido, promueva un golpe de Estado y, además, no se preocupe mucho por la vida de la tropa.

Si los comacates de ayer --devenidos en jerarcas del presente-- se dedican a ensalzar el golpismo del 92, en el fondo lo que estarán estimulando es que los comacates de hoy piensen lo mismo que ellos pensaron hace 20 años... Porque si entonces había razones de peso para el descontento político, social y militar, en la actualidad esas mismas razones se encuentran elevadas a la enésima potencia, amén de muchas otras de factura roja.

Pero la vanidad y la necesidad de justificación histórica son fuerzas muy poderosas. De allí toda la operación de falseamiento y propaganda para encumbrar al 4-F en una fecha capital del calendario nacional.
Lo que recuerda el denso planteamiento de Manuel Caballero sobre la "abolición de la historia", como propósito característico de regímenes despóticos, incluyendo a la satrapía bolivarista.

Y una dimensión principal del intento de abolición es el invento de una seudo-épica para transmutar una conjura militarista en una rebelión liberadora. Lo que por otra parte se aviene a la perfección con esa arcaica y supremacista versión de la historia venezolana, en la que el pueblo cuenta mucho menos, si acaso, que los jefes castrenses, llámense Bolívar, Zamora, Castro y, no faltaba más, los falsos ídolos del siglo XXI.

En eso andan, pues, los personeros del llamado bolivarismo y de seguro con una especial intensidad, ahora que su ala militarera gana terreno a la diestra y siniestra del señor Chávez. Lo que empezó el 4-F, dirán estos deudos 20 años después, vuelve al 4-F... Sin embargo, es posible que unos cuantos más estén imaginando sus propios y eventuales "cuatro efes", convocados por esa gloria fatua del discurso oficialista.

El 4-F no es como dice el eslogan de ocasión: "la semilla de la patria nueva". No. Es otra cosa y muy distinta: el cascarón de una historia gastada que no le ofrece nada afirmativo a Venezuela, pero que aún le puede hacer mucho daño.

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