De un tiempo a esta parte Chávez se ha vuelto tan religioso, que no deja santuario que no visite ni promesa que, según propia confesión, no acuda a satisfacer,

ni reverencia que deje de hacer con recogimiento en templos y santuarios, basílicas, ermitas y ante las cruces de los caminos por donde pasa
Una aparente muestra de arrepentimiento que no se conjuga con los insultos, humillaciones e irrespetos de que ha hecho víctimas a los máximos representantes de la Iglesia. No dudo, por supuesto, que ante la amenaza a la salud, se hayan prendido las alarmas que a todos nos invaden si esas amenazas se profundizan y, primero que nada, volvamos los ojos a todos los santos y vírgenes conocidos y por conocerse. Pero como todo pistola es malicioso, también aparece en uno la duda sobre la sinceridad de esos pronunciamientos, como la que se apoderó de un bodeguero que le temía mucho a los muertos y unos amigos, una noche oscura y lluviosa lo detuvieron más de la cuenta en el pueblo, por lo cual, de regreso a su casa, tuvo que pasar frente a un enorme samán frente al cual, al decir de los vecinos, se aparecía un espanto.

Y en efecto, esa medianoche sin luna, cuando se acercaba al árbol del cuento, una enorme visión blanca se le apareció y con voz quejumbrosa comenzó a llamarlo:

-¡Felipe, Felipe, sácame de penas!

El aterrado caminante sacó un hilo de voz para preguntarle:

-¿De parte de Dios qué queréis?

Y entonces el espanto comenzó una larga enumeración de promesas incumplidas:

-Una caja de velas a las ánimas benditas. Un rosario y un ramo de flores a la Divina Pastora; un litro de aceite a la Virgen de Chiquinquirá de Aregue -¡y le prendéis la lamparita!... Te acordáis de la Virgen del Rosario y de la Santa Rosa de Lima….. Y por ahí se fue desgranando en solicitudes el fantasma, mientras Felipe, sudoroso, a punto de caer desmayado por el miedo que lo invadía, retrocedía.

-Contá con eso -le decía-. Te juró que cumpliré tus deseos…
Pero cuando puso mayor distancia de aquel lugar donde padeció el mayor susto de su vida, Felipe rezongó, dispuesto ya a pegar la mayor carrera de toda su existencia: ¡Y por qué te has puesto tan buena paga después de muerto!

Igualito que Chávez: Un torrente de promesas y ninguna pagada.