América, una década democrática
Escrito por Daniel Merchán | @Daniel_Merchan   
Sábado, 10 de Diciembre de 2011 16:44

altHan pasado ya 10 años desde aquel virtuoso septiembre en Lima, que inspirado en una serie de considerandos, intenciones y declaraciones precedentes dio luz a la carta democrática interamericana, como herramienta y garantía para la conservación de un principio que no solo es un derecho humano sino además un estilo de vida, que hace mucho más armónica la existencia del hombre en sociedad, especialmente a la hora de dilucidar y actuar bajo los valores éticos y morales que rigen la pluralidad de actores que conforman nuestra América y su a veces convulsionada realidad.

Cualquiera que haya leído el texto articulado de la carta, puede darse cuenta del avance y progresividad que significa su existencia, teniendo en cuenta que incluso en el inicio de su primer artículo demuestra exponencialmente su esencia y razón de ser, en la preservación de este derecho y en la obligatoriedad de sus gobiernos para promoverle y tomar posición en su defensa, entendiendo claramente y en el buen sentido de la palabra, que la expresión democrática es sin duda alguna, un bastión para el desarrollo en todos los ámbitos de la vida del hombre en el marco del conglomerado americano.

Realmente los pueblos del Mundo representados a lo largo y ancho de la escenografía global por la comunidad internacional, vieron y seguirán viendo con asombro como en el espacio de la América organizada y protagonista de su destino, pudo darse un paso agigantado hacia la concientización integral del significado democrático, y basta examinar u ahondar un poco en este instrumento, para comprender claramente la lección aprendida, y que aunque nuestro pasado estuvo plagado de caudillismos dictatoriales, conflictos e intervenciones, hoy precisamente el presente nos coloca pruebas de experiencias superadas, y frente a las crisis actuales de inestabilidad en la región, se ha plasmado una política de cero tolerancia que ha movilizado a los países miembros y a las estructuras internacionales de manera inmediata, en total rechazo a cualquier violación al imperio de la ley y al espíritu democrático que debe prevalecer en todo momento, cerrando filas en la lucha por la institucionalidad, alejándonos cada día más de esos recuerdos infelices, teñidos de sangre, sudor y lágrimas ante la permisividad de un planeta expectante.

De cara al futuro el valor de la carta democrática interamericana cobra más fuerza, especialmente en la consecución de una serie de objetivos y metas trazados en el seno de los países, pero también para la organización de estados americanos y sus distintos componentes, claramente enraizados en los cimientos de los regímenes constitucionales, la participación ciudadana, los mecanismos de elección, la transparencia gubernamental, el fortalecimiento de las organizaciones políticas y las libertades públicas, entre otras variables indispensables. De hecho, la carta propone retos importantes y de orden prioritario para todas las naciones que la han suscrito, tomando como temas primordiales el cese de la discriminación, el incentivo al trabajo, la erradicación de la pobreza y el analfabetismo, la conservación del medio ambiente y la promoción de la educación como bases de una cultura democrática consolidada, citando al insigne Paulo Freire: “La democracia y la educación democrática se fundan en la creencia del hombre, en la creencia de que ellas no sólo pueden sino que deben discutir sus problemas, el problema de su país, de su continente, del mundo; los problemas de su trabajo; los problemas de la propia democracia.”

Obviamente a lo largo de nuestra historia hemos tenidos puntos de encuentro y divergencia, que han suscitado buena parte de los hechos determinantes de la realidad que conocemos, fundamentados en gran medida por las pugnas del poder, sin embargo, pocos asuntos han convocado la asistencia y convergencia de tantos actores, como lo han hecho en infinidades de ocasiones en nombre de la libertad y la democracia, cada una de ellas epicentro de gestas admirables en la férrea resolución de mantenerles y proclamarles, por tal cuestión, tras 10 años de vaivén político, de arrebatos y crisis temporales, pero afortunadamente resueltas. El ideal de democracia continua evidenciando su valía, aquella canalizada en las declaraciones de Nassau y Managua, el protocolo de San Salvador, el compromiso de Santiago y la cumbre de Quebec entre muchas otras más, permitiendo la llegada de la carta democrática interamericana, y con ella, la formulación de un nuevo pensamiento colaboracionista del Derecho Internacional Público y de las reglas claras y vigentes para todos. Recordando también una muy ajustada frase de Antonio Gala, “La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.” Convencidos en su mayoría estamos y habremos de estar de su preponderancia para llevarla a cabo, de su valor humano y filosófico, y deberemos custodiarla con mente y corazón impregnados de Democracia.

Twitter: @Daniel_Merchan

 

 


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com