Esta revolución es un caos
Escrito por Alfredo Osorio U   
Miércoles, 09 de Noviembre de 2011 06:37

altLa revolución rusa, tardó setenta años en desmoronarse; la cubana, lleva un poco más de cincuenta y desde siempre no ha servido sino para quitarle la libertad, torturar y matar de hambre al sufrido pueblo cubano; la china, solamente es socialista o comunista para que la cúpula que gobierna mantenga el control del aparato gubernamental sin permitirle democracia a su pueblo, porque el resto de sus acciones son totalmente de carácter neoliberal o capitalista, y es lo que ha permitido que hoy día sea una economía en ascenso y de crecimiento sostenido; pero este disparate  de revolución bolivariana instaurado por Hugo Chávez en Venezuela, solo han bastado doce años para demostrar que  ni sus promotores ni sus ejecutorias sirven.

A esto muy bien se le puede llamar la revolución del caos porque Venezuela está convertida en una sola desorganización, un desbarajuste, un laberinto, donde todo es confusión trastorno y perturbación.

Después de estos tiempos revolucionarios, en el país nada sirve. La electricidad sigue colapsada causando serios daños a los ciudadanos y a la familia venezolana en general, pero también a la economía con las consecuentes pérdidas que este daño produce.

Nadie puede entender cómo habiendo tenido la descomunal entrada de más de novecientos noventa mil millones de dólares por la venta del petróleo, tengamos una inflación, la más alta de América y casi del mundo, que vuelve añicos el salario mínimo que perciben la mayoría de los venezolanos. Cómo es que hoy importamos la casi totalidad de los alimentos de primera necesidad.

No es comprensible que a pesar de contar con excelentes tierras para el desarrollo de la industria agropecuaria, en Venezuela la leche, alimento primordial para el desarrollo de los infantes, ande desaparecida de los anaqueles de los supermercados y precariamente se le consigue en puestos ambulantes donde la gente tiene que pagar hasta tres veces el precio regulado del producto. Y lo más bochornoso, las infamantes colas que se observan en las afueras de  los establecimientos que la llegan a tener esporádicamente, para obtener una bolsa del preciado producto.

En los abastos asaltados por el régimen bajo la figura de expropiación, llegan a la  afrenta de embarrarle los dedos a la gente con tintura, como si fueran animales, para que no puedan devolverse a buscar otro saquito de leche, ya que solamente les dejan sacar uno, cuando por fin llega a esos sitios.

Esta triste y lamentable situación, no la conocíamos los venezolanos en Venezuela, pero si tenemos constancia personal de la escasez de productos alimenticios, vestido, calzado, electrodomésticos, vivienda, entre otros en la Cuba sometida por el comunismo de los Castro, donde la gente tiene que hacer largas colas para que les suministren algunos rubros de la cartilla o tarjeta de racionamiento que les ha clavado en el alma la revolución bonita de Fidel.

Da vergüenza ajena entrar a un supermercado y ver a la gente arremolinándose alrededor de los refrigeradores  donde colocan la carne, el pollo o cerdo,  disputándose una bandeja cuando por fin llegan algunas.

LV


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