Estudiantes liberan a los demonios del chavismo-madurismo
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas   
Domingo, 23 de Febrero de 2014 00:38

altLos estudiantes han liberado a los demonios del chavismo-madurismo. Son muchos, son crueles y no les importa el qué dirán. Tienen petróleo, armas y todos los poderes públicos.

Durante diez días, los jóvenes han enfrentado a un petrorégimen que no ha dudado en atentar contra el pueblo pacífico, hiriéndolo, vejandólo y asesinándolo. Es evidente que el estamento militar cogobierna con Maduro y ambos le han jurado la guerra a la  Sociedad Despierta.

Con subsidios, brigadas de control y  paramilitares (que eufemísticamente denominan “colectivos”)  han logrado “adormercer”, con miedo y comida, a una gran parte de las clases más necesitadas. A otra porción la han envenenado y empoderado para la violencia ciega, supervisada por los militares sanguinarios y amparada por los Poderes súbditos, que le garantizan una impunidad de hasta 90%. Por cada diez crímenes  se encuentra a un culpable que, si es encarcelado, lo aguarda el camino para elevarse a Pran del régimen.

  • No tenemos Justicia.
  • No tenemos salud.
  • No tenemos alimentos.
  • No tenemos empleo ni perspectivas de conseguirlo.
  • No tenemos derecho a la información.

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Los estudiantes  han hecho converger todas las carencias en un  sólo afán de protesta de venezolanos de los estratos ABC. No es poco. Desde el maestro jubilado que vive en Propatria hasta el millonario que trata de relajarse en su mansión de la Lagunita, han coincidido en el hastío, en la urgencia de transformar sus  esperanzas en acciones que encaminen al cambio en Venezuela.

Los estudiantes sólo piden

  • Libertad para jóvenes detenidos.
  • Cese inmediato de torturas y violaciones.
  • El fin de la criminalización de la protesta.
  • El desarme de los grupos violentos que se hacen pasar por colectivos comunitarios.
  • Renovación y religitimación de los poderes públicos.
  • El cese de la censura en los medios de comunicación.

El acoso

Día tras día, el régimen y sus esbirros acosan a esos ciudadanos despiertos. En las noches, los agreden en sus hogares y violan  sus Derechos Humanos.  Les lanzan gases en sus casas, les rompen los vidrios de sus automóviles, les disparan perdigones y hasta los matan.

Los agentes armados amanecen contentos, con teléfonos inteligentes decomisados y convencidos de que han contenido a uno o dos focos… Pero no terminan de entender que este fenómeno crece vertiginosamente y, en los últimos días, ha hecho visible a una población D, que no protestaba por miedo a las agresiones de los grupos civiles  armados del régimen, miedo a que les quiten los apartamentos consignados (ya que no se entregan con título de propiedad)… Pero muchísimos ya están asumiendo que lo único que les garantiza Nicolás Maduro y sus militares es muerte, es inseguridad, es  miedo, es carestía, es un futuro arrodillados ante la limosna. Por eso llevan días protestando en los barrios más humildes de las ciudades de casi todo el país, pero también en los pueblos, como los eventos de ayer en Boconó.

¿Cómo encauzar esta lucha?

altEs necesario orientar y sacar a los manifestantes de los escenarios en los cuales son víctimas del terrorismo de Estado. La calle nocturna es una batalla perdida, una autoimolación que se materializó en la muerte atroz de jóvenes estudiantes, la mutilación, la violación con fusil y el encarcelamiento (van más de 100 y sin obviar la entrega, seguida del  encarcelamiento y aislamiento del líder Leopoldo López) de los que son cazados por la Guardia Nacional en alianza con los grupos armados. Hace dos noches, en las Residencias Venezuela de Coche, los manifestantes fueron abordados por un grupo de Policías, que les buscaron conversación, les pidieron que no trancaran toda la calle. Ese diálogo fue desplegado para encubrir el ingreso de los paramilitares al estacionamiento de los edificios, una vez  vez posicionados, iniciaron el ataque contra los jóvenes, sorprendidos ante la retirada de la policía.

Los militares y paramilitares se sienten y actúan como zorros cazando corderos. Pero nosotros, el pueblo, no somos corderos.

Hay que mantener la calle, eso no tiene discusión.  Se requieren protestas creativas y fugaces, que canalicen (y no exacerben, como el cierre de calles) la molestia de las personas y propicien la torpeza y el autoritarismo del régimen.  

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Ayer sábado vi en la marcha a un grupo de personas en fila, vestidas de negro, portando retratos de los asesinados por los Guardias Nacionales y, cada cierto trecho, se detenían a gritar y llorar tan fuerte, que me encogieron el corazón.  Ellos se hacen llamar los “Gritos Silentes”. Esas son las protestas que el país demanda, con pancartas, con spray, con Griffin para escribir mensajes en los parábrisas de los automóviles, con cadenas humanas en el hombrillo de las avenidas y autopistas, con entrega de volantes que indiquen las causas de este desmadre nacional y cómo corregirlo.

A su vez, es muy importante que en las marchas convocadas por los partidos se desplieguen, a lo largo del recorrido,  dirigentes de todas las organizaciones que interactúen con la gente, a viva voz o con megáfonos. No es el momento de marchas con todos en la tarima, esperando aplausos de los pocos que logran llegar hasta ésta. Se desperdician conversaciones y se pierden intercambios de ideas con esa distancia artificial entre dirigentes y ciudadanos.

altSe que algunos quieren que el régimen siga vejando, que  eso nos da presencia en los medios internacionales, ya que  todos los nacionales están alineados con la desinformación. Algunos apuestan por una consigna que vi ayer: “El tiempo de Dios es YA”. Mas este proceso de cambio, YA en movimiento, demanda un pensamiento estratégico (con entradas y salidas definidas para cada etapa) y plural con la participación de todos los partidos políticos (alineados en la Mesa de la Unidad Democrática), de la Iglesia Católica (convocada por los propios estudiantes), de los rectores de las universidades, entre otros sectores.

Sólo organizándonos alcanzaremos un país donde no tengamos que leer una pancarta como la de Génesis Carmona, la joven miss y estudiante asesinada en Valencia, "Estoy cansada de estar por lo menos viva".

Al escribir esta nota, empieza a correr en Twitter el rumor de un  estudiante tachirense asesinado, Danny Melgarejo Vargas, en manos del hampa, una razón más para protestar...

Tenemos un trabajo largo que demanda no desmayar, no frustrarnos y seguir bregando para honrar a nuestros muertos, pero, con mayor ahínco, para salvar el presente  y forjarnos un futuro de oportunidades.


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@ivanxcaracas



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