El origen del Pan de Jamón: una tradición caraqueña |
Escrito por Luis Perozo Padua | X: @LuisPerozoPadua |
Miércoles, 01 de Enero de 2025 12:13 |
En esa fecha, la Panadería Ramella publicó un anuncio ofreciendo a sus clientes su innovador “pan con jamón”. Esta versión inicial era simple: una masa de harina de trigo enriquecida con trozos de jamón. Para 1906, la competencia entre panaderías caraqueñas por ofrecer el mejor Pan de Jamón ya era evidente. El periódico El Constitucional, en su edición del 21 de diciembre de ese año, publicó un aviso que destacaba: “Pan con jamón. Especialidades de la casa para los días de Pascuas, a 2, 4, 6 y 8 reales… Panadería de Sociedad Montaubán & C.A.” El creador de esta delicia fue el doctor Lucas Manuel Ramella Martínez, médico y dueño de la Panadería Ramella, ubicada en la esquina de Gradillas, en Caracas. Durante la Navidad de 1905, Ramella preparó el primer Pan de Jamón utilizando “masa de cerveza” y jamón “de ferry” o “planchado”, similar al actual jamón Gran Biscotto. La idea surgió como una forma ingeniosa de aprovechar los últimos trozos de jamón adheridos al hueso, cortándolos en pequeños cubos y agregándolos al pan, lo que resultó en un producto de sabor único y muy bien recibido por el público. El éxito fue inmediato y otras panaderías como Solís, Altagracia y Montaubán adoptaron la receta a partir de diciembre del año siguiente. Con el tiempo, comenzaron a añadir pasas y aceitunas, dando lugar a variaciones que se distanciaron de la versión original de Ramella. En el ya citado periódico El Constitucional y La Religión, encontramos un aviso en que se ofrece: “Para Pascuas y Año Nuevo. No olvidar que en la Panadería de Solís, hallarán como todos los años el famoso Pan de Jamón, especialidad de la casa, …. Teléfono 837.A. y E. Banchs, especialidad en los encargos”. En 1909 hay otro aviso de la panadería Solis donde ofrece: “Pan salado y de jamón y pasas”. El cronista caraqueño Guillermo José Schael (1919-1989) describió el Pan de Jamón auténtico como: “… el legítimo pan de jamón no tiene otro color que el propio, el natural, y es del tipo de pan que se conoce como ‘pan sobado’, con algunas aceitunas, pasas y trocitos de buen jamón planchado…” Óscar Yanes, en una de sus crónicas publicadas en El Universal, relata que “hacer pan de trigo en Venezuela era un oficio de mujeres, hasta que, según el cronista Arístides Rojas, se fundó la primera panadería de ‘corte moderno’ con máquinas. Fue entonces cuando el pan dejó de ser artesanal”. Este cambio marcó un antes y un después en la historia de la panadería en el país, transformando la producción de un proceso manual y doméstico a uno más industrializado y comercial, allanando el camino para la creación de productos icónicos como el Pan de Jamón. Pan de origen comercial A principios del siglo XX, Venezuela era un país austero y endeudado, mientras que Caracas, con apenas 90 mil habitantes y unas 400 esquinas, mantenía una vida tranquila y concentrada en los alrededores de la plaza Bolívar. La ciudad, aún pequeña y con un ritmo pausado, reflejaba una sociedad en desarrollo, donde la modernidad comenzaba a asomarse tímidamente a través de innovaciones como las de la Panadería Ramella, que poco a poco transformaban el paisaje urbano y las costumbres de sus habitantes. El periodista y gastrónomo venezolano de origen croata, Miro Popić, emprendió una profunda investigación culinaria tras su llegada a Venezuela, con el objetivo de descubrir el verdadero origen del Pan de Jamón. Gracias a su meticuloso trabajo, hoy conocemos no solo la receta que ha trascendido fronteras, sino también los detalles históricos detrás de este icónico tesoro navideño. Popić señala que, en mayo de 1903, El Cojo Ilustrado publicó un reportaje donde se informaba: “La Panadería Ramella introdujo en sus talleres mejoras con las que se propone garantizar la calidad de sus productos, ofreciendo una instalación ajustada a las previsiones higiénicas, por aislamiento y resguardo de los laboratorios y maquinarias.” Entre estas innovaciones se encontraba la primera amasadora eléctrica en Venezuela, junto con la tecnología panadera más avanzada de la época, inspirada en modelos franceses. La panadería Ramella no solo innovaba en la producción de pan, sino que también se consolidó como una de las empresas más prósperas de su tiempo. Mensualmente, importaba 1.500 sacos de harina de trigo y elaboraba galletas y bizcochos de alta calidad que eran exportados a Trinidad. Para 1920, Ramella ya contaba con un capital de 700 mil bolívares, cinco sucursales en Caracas y una en La Guaira, generando empleo para 244 trabajadores. Este crecimiento y expansión reflejan el impacto de la panadería no solo en el ámbito gastronómico, sino también en el desarrollo económico de la región, consolidando su legado en la historia culinaria de Venezuela. Además de las máquinas, llegaron nuevas ideas que con el tiempo se transformaron en productos y, eventualmente, en tradiciones. Fue precisamente en este contexto de modernización cuando a este médico se le ocurrió agregar “trozos de jamón a una masa de pan sobado, considerado el mejor pan elaborado en Caracas a principios del siglo XX.” Así, en un acto simple pero innovador, nació el Pan de Jamón, que se convertiría en un símbolo infaltable de la Navidad venezolana. A lo largo del tiempo, han surgido diversas versiones sobre el origen del Pan de Jamón, muchas de ellas erróneas por la falta de rigor histórico y de investigación. Desde teorías que lo vinculan a raíces coloniales y mestizas, hasta relatos que lo atribuyen a un panadero italiano en la década de 1940, quien, según la leyenda, habría creado un “cachito gigante” durante una borrachera decembrina. Sin embargo, gracias a investigaciones como las de Popić, el verdadero origen de este pan emblemático ha podido ser rescatado, consolidando su lugar en la tradición venezolana. La receta del Pan de Jamón es la primera en la historia de la gastronomía venezolana que surge con un origen netamente comercial, en lugar de nacer en los fogones domésticos. A diferencia de otros platos tradicionales que se transmitieron de generación en generación dentro de los hogares, el Pan de Jamón fue concebido en el ambiente industrial de una panadería, con el propósito de innovar y satisfacer a una clientela ávida de nuevas propuestas durante la época decembrina. Este hecho no solo resalta su carácter único dentro del repertorio culinario venezolano, sino que también evidencia la evolución de la cocina hacia una dimensión más comercial y urbana, reflejando los cambios sociales y económicos del país a comienzos del siglo XX. Lo cierto es que el Pan de Jamón no tiene raíces coloniales ni se originó en los patios traseros de las casas de la época, pues no hay registros históricos que lo respalden. Con el paso del tiempo, el Pan de Jamón se convirtió en una tradición navideña indispensable en Venezuela, acompañando la cena de Nochebuena, Nochevieja y otras celebraciones especiales. Los Ramella en Venezuela: Un legado familiar y gastronómico La historia de la panadería Ramella en Venezuela se remonta a 1871, cuando aparece el primer registro de su existencia en un aviso publicado el 6 de mayo en el periódico La Opinión Nacional de Caracas. En ese entonces, la panadería estaba bajo la dirección de Pablo Ramella. Para 1891-1892, en el Registro de Panaderías del Directorio Anual de Caracas, se documenta que la panadería operaba bajo el nombre P. Ramella Sucesores y ya contaba con cuatro sucursales adicionales: • Ferrenquín (1886) • Peinero (1888) • Guanábano (1894) • Altagracia (1905)
Pablo Ramella contrajo matrimonio en 1851 con la venezolana Ignacia Martínez Echeñique (1823-1906). La pareja tuvo cinco hijos: cuatro varones y una hija. El segundo de ellos, Lucas Manuel Ramella Martínez (1855-1914), nieto de Giuseppe Ramella, recibió su educación en Caracas antes de ser enviado por su padre a Francia para estudiar medicina. Lo que nadie imaginaba era que esta decisión no solo lo formaría como médico, sino que marcaría un hito en la tradición gastronómica de Venezuela. Lucas Ramella, inspirado por sus vivencias en Europa y por el oficio panadero de su familia, fue quien, años después, introduciría el Pan de Jamón en Caracas durante la Navidad de 1905, iniciando una tradición que se convertiría en un símbolo indiscutible de las festividades decembrinas venezolanas.
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