El Correo del Orinoco fue la artillería del pensamiento republicano |
Escrito por Luis Perozo Padua | X: @LuisPerozoPadua |
Lunes, 01 de Julio de 2024 00:00 |
El periódico comenzó a circular el 27 de junio de 1818 y lo hizo hasta el 22 de marzo de 1822. La intención era divulgar en el extranjero los eventos de la independencia y, en Venezuela, ofrecer a los nacionales un medio para conocer las noticias del extranjero. Con la empresa de este Papel no ha sido premeditada, y estamos en un país en que no se han visto mas libros que los que trahian los Españoles, para dar a los Pueblos lecciones de barbarie, ó momentaneamente los de algun viagero, como LOEFLING y HUMBOLDT, no podemos darle desde el principio todo el interés, de que es susceptible una Gazeta cuya sola existencia en el centro de las inmensas soledades del Orinoco es ya un hecho señalado en la historia del talento humano, y mas quando en esos mismos desiertos se pelea contra el monopolio y contra el despotismo por la libertad del Comercio universal, y por los derechos del Mundo. (sic) 27 de junio de 1818. N° 1. Tomo I. p. 4 En su trabajo sobre El Correo del Orinoco, Leidy Torres Cendales, (2011), describe que circulaba los sábados con una distribución admirable para la época, no sólo en Venezuela, sino que desde Angostura llegaba a Chile, Argentina, Lima, Quito y Bogotá, incluso enuncia que “llega a todos los rincones de Europa”, basando su afirmación en una comunicación de Antonio Nariño en la cual dice haber leído la publicación estando en el Peñón de Gibraltar. Se vendía en un peso en Angostura y en 30 reales por tres meses para las provincias, ofreciendo a los suscriptores el beneficio de recibir el periódico en sus casas. A partir del 27 de enero de 1821, el impresor disminuyó el precio de la suscripción a seis pesos por todo el año y un real y medio por cada periódico. El Correo del Orinoco medía 31 centímetros x 22 centímetros. A partir del No.12, las dimensiones de la publicación serán de 36 centímetros x 24 centímetros. Impreso en cuatro caras a dos columnas hasta el número once y, en adelante, en tres columnas en papel de lino. Llegó a publicar 133 números, de los cuales cinco fueron extraordinarios y fuera de la numeración. Adquirida en Jamaica José Miguel Isturiz, fue enviado a Jamaica con el expreso propósito de adquirir la imprenta que reproducirá el Correo. Este regresá a Venezuela a finales de 1817 con la encomienda que costó 2.200 pesos, y la mitad se le pagó con «25 mulas a 45 pesos cada una, que embarca en la Goleta María, su capitán Juan (francés)». La imprenta desembarcada fue descrita de la siguiente forma: El tamaño, verticalmente, es de 180 centimetros de alto por 79 de ancho horizontal. El largo de la plataforma: en el centro tiene 69 centimetros y 75 en los angulos; el ancho, en las extremidades, 53, y en el centro, 54; el espesor es de uno y medio. La platina mide 64 x 49. En el arco superior, que une las columnas posteriores, hay un rotulo en relieve que dice: The Washington press. El carro tiene de largo 144 x 30. Poseía varias fuentes de tipos: long primer y small pica, con las respectivas itálicas y letras blancas para títulos y epígrafes. La máquina se estableció inicialmente en la casa particular de José Luis Cornieles, cerca del parque de la Artillería. Posteriormente se trasladó a la calle de la Muralla número 8 y finalmente fue instalada en la Plaza de la Catedral, en el mismo edificio donde se había llevado a cabo el Congreso de Angostura. El Correo del Orinoco se creó para dar respuesta a la Gazeta de Caracas y publicaba sobre todo exposiciones, cuya finalidad era evidenciar la necesidad de romper con España. Uno de los principales objetivos del Correo del Orinoco era convencer a sus lectores de las justas motivaciones de la guerra contra la Monarquía española, así como las virtudes y el altruismo de quienes luchaban en el bando libertador. Esto se realizó por medio de proclamas tanto a favor como en contra de los movimientos independentistas americanos; también publicó sátiras contra el rei de España Fernando VII; notas sobre libros, movimientos feministas e inventos, así como avances del Ejército Libertador y los planes del gobierno. Algunos autores afirman que el Correo del Orinoco constituyó el arma más poderosa del movimiento insurgente y que fue el que realmente ganó la guerra. Quiénes fueron sus redactores Operó bajo la redacción del colombiano Francisco Antonio Zea, pero además contó con otros importantes editores como Juan German Roscio, Carlos Soublette, Manuel Palacio Fajardo y Rafael Revenga. Se destacó por la calidad de la impresión, la exactitud de sus informaciones y sobre todo el cuidado en la redacción literaria obviamente dada por sus distinguidos colaboradores como Diego Bautista Urbaneja, Cristóbal de Mendoza, Francisco Javier Yanes, Fernando Peñalver, Gaspar Marcano y Simón Bolívar, entre otros. Fue el primer periódico de América en publicar ediciones en castellano, inglés y francés. Entre los lectores del Correo del Orinoco también se encontraban los efectivos del ejército realista, pues el periódico constituía una fuente de información sobre los movimientos enemigos, y tenía apartes dirigidos especialmente a desmoralizar a los contrincantes. Ficha técnica Queja del Editor-Redactor Francisco Antonio Zea (1766-1822), Juan Germán Roscio (1763-1821), Carlos Soublette (1789-1870), Manuel Palacio Fajardo (1784-1819) y José Rafael Revenga (1786-1852). Zea dirigió el periódico durante sus 12 primeros números, hasta el 10 de octubre de 1818. Explicó en una carta que se había visto obligado a dejar el periódico por “su general indolencia y el trabajo de lidiar con un impresor achacoso, y luego las fiebres tercianas que lo atacaron”, dejando la dirección a Juan Germán Roscio, quien había ejercido como su colaborador. En la publicación se describe a Roscio como “uno de nuestros más ilustres ciudadanos, no menos conocido por su carácter y virtudes públicas, que por sus escritos y su erudición” (Correo, N°12). Lo siguieron como directores Carlos Soublette, Manuel Palacio Fajardo y José Rafael Revenga, aunque es ambiguo el cargo que cada uno de ellos ocupó, pues varía entre redactores y jefes administrativos del periódico. Finalmente, la imprenta pasó por distintas manos luego que Roderick no pudiera trasladarla a Cúcuta, quedándose esta máquina en Maracaibo. Con el paso del tiempo, fue desechada y años más tarde reconstruida para exhibirla en el Museo de Ciudad Bolívar. ______________________ Fuente: Torres Cendales, Leidy Jazmín. (2011) Ficha de Descripción y análisis del periódico Correo del Orinoco (1818-1822). Bogotá: Universidad Nacional de Colombia
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