A 120 años de lo mismo
Escrito por Jorge Luis Fuguet   
Viernes, 04 de Octubre de 2019 05:50

alt¿Seguiremos alabando el sol que nace en el Este o nos dedicaremos a reivindicar lo nuestro?

"La Historia se repite, Ese es uno de los grandes errores de la historia"

Charles Darwin

Al igual que en los tiempos que comenzó el despojo en 1834, la actualidad venezolana no es muy distinta, un país en crisis, devastado por nosotros mismos y los intereses geopolíticos de distintas naciones y empresas transnacionales están a la orden del día, agazapados como el León, símbolo del imperio británico de aquellos tiempos que por su naturaleza depredadora es paciente y solo espera a que su presa sea lo más vulnerable posible para acecharla, así hoy, la República Cooperativa de Guyana, una nación pequeña geográficamente, sin raíces históricas, sin ninguna influencia en la región, pero impulsada por grandes compañías petroleras que consiguieron importantes yacimientos petroleros en aguas aun por delimitar entre país y Venezuela se intentan aprovechar de una nación invadida sigilosamente por sus aliados cubanos , y movimientos subversivos extranjeros, con instituciones frágiles y al borde del peor colapso social que haya conocido la región en años.

Venezuela se separa de la Gran Colombia en el año 1830, nación de la que formó parte junto con la Nueva Granada, hoy Colombia y Ecuador, luego de sellar su independencia entre 1821 y 1823, una independencia en la que se perdió un tercio de la población, devastó la economía y separó a la población en dos bandos, tomando en cuenta que gran parte de la guerra se llevó a cabo entre hermanos, hasta la llegada de Murillo a costas venezolanas.

Por consecuencias de la guerra y las riñas entre neogranadinos y venezolanos en tiempos de la Gran Colombia, el nuevo territorio venezolano quedó no solo diezmado, quebrado y dividido socialmente, sino que como consecuencias de la guerra y sus vivencias, con varios pequeños ejércitos formados en manos de caudillos regionales con experiencia en combate y con resentimientos a flor de piel ya que la revolución no les otorgó los bienes económicos que pretendían. Esto trajo como consecuencia un país dividido en diferentes grupos poderosos y deseosos de obtener el poder central, lo que ocasionó que el siglo XIX fuese un período inestable en todos los aspectos de la vida nacional.

El Reino Unido de la Gran Bretaña, que se había apropiado por la fuerza de los territorios al este del Río Esequibo y que habían enviado tropas a combatir junto a los patriotas en la Guerra de Independencia venezolana, conocían muy bien la situación interna del país y de las riquezas minerales que se encontraban en la región de Guayana y del Esequibo y a través del naturalista Robert Hermann Schomburgk, en 1834, exploró el territorio en cuestión y trazó mapas políticos en el sitio otorgándole soberanía a la corona británica la región del Esequibo como zonas estratégicas y auríferas del Estado Bolívar y Delta Amacuro.

En 1850 ante el reclamo de Alejo Fortique, embajador de Venezuela ante el Reino Unido, ambos gobiernos se comprometen a retirar los postes colocados por el naturalista prusiano y a no colonizar territorios en la zona.

Debido a que la Gran Bretaña no respetó el acuerdo antes mencionado, en 1887, el presidente venezolano, Antonio Guzmán Blanco rompió relaciones diplomáticas con el Reino Unido exigiendo el retorno de los ingleses al Río Pomerón, ya que estos ya estaban ubicados en las Costas del Orinoco y tomó medidas desde el punto de vista militar para salvaguardar la naciente nación venezolana ante una posible invasión británica.

En 1895, en el gobierno de Joaquin Crespo, Los Estados Unidos de América entran en escena como una potencia extranjera emergente, bajo la doctrina Monroe “ América para los Americanos “ el presidente de ésta nación, Grover Cleveland, a través de su Secretario de Estado hacen saber al Reino Unido que consideran su presencia en el Esequibo como una usurpación del espacio geográfico americano y por ende están dispuestos a intervenir en dicho conflicto hasta llegar a las últimas consecuencias, esto último ante la negativa británica de ir a un arbitraje para solucionar el conflicto.

Ante las amenazas de los Estados Unidos, la Gran Bretaña acepta ir a un arbitraje, esto en el Tratado Arbitral de Washington en 1897, en la que acuerdan que los Estados Unidos representarían a Venezuela en dicho arbitraje, dejando a la nación venezolana sin derecho a su propia defensa, quién es obligada a aceptar y firmar sin más alternativa, esto establece el primer factor que anula la validez del arbitraje de París del 1899.

Al negarse los británicos a negociar con Venezuela, ya que no fue nuestra nación la que los obligó a aceptar dicho arbitraje, representó negarle a nuestra nación el derecho a defenderse, una de las máximas del derecho, y sin defensa no hay justicia. Esta postura británica de debió básicamente al menosprecio existente por nuestra nación, vista como muy inferior a ella y para hacerle pagar la humillación que sufrieron de manos de los Estados Unidos que los humilló en primera instancia al obligarlos a ir a un arbitraje.

Los abogados designados fueron para la defensa venezolana Severo Mallet Prevost, Benjamin Harrison, James Russell Soley, Benjamin Tracy, todos norteamericanos y el único representante venezolano José María Rojas. La contraparte británica fue dirigida por Sir Richard E. Webster, Sir Robert Reid, G. R. Askwith, S. A. Rowlatt, todos ingleses, incluido su procurador general.

El tribunal fue formado entonces por dos jueces norteamericanos, miembros de la Suprema Corte de Justicia de dicho país, Melville Weston Fuller y David Josiah Brewer, dos jueces británicos Sir Richard Henn Collins y Baron Herschell, quien muere y en sustitución es incluido Charles Baron Ruselll of Killowen y un juez que debió ser imparcial, el ruso Frederik de Martens, profesor de la universidad de Cambridge y diplomático del imperio Ruso.

Acá se establece el segundo factor que anula la validez de la sentencia de París de 1899, al no permitir jueces venezolanos en el arbitraje tampoco se debió designar jueces británicos en éste. Nuestra nación fue obligada a seguir en el proceso a pesar de éstas irregularidades, coaccionada ésta vez por los Estados Unidos, quien quería dar imagen de ser una nueva súper potencia que regía en las Américas.

El 3 de octubre de 1899, salió la sentencia luego de 6 escasos días de deliberaciones, una sentencia sin motivación jurídica, en sustitución de ésta, solo se hizo un recuento de los acuerdos alcanzados en Washington en 1897, explícitamente en cómo se formaría en tribunal, también establecía que en caso de que dicha sentencia perjudicara al Brasil, éste podría apelar, hecho insólito en arbitrajes internacionales que son inapelables, apelación que se hizo efecto en la Cuestión de Pirara, donde Brasil hace valer el derecho que le dio ésta sentencia que ya también despojaba a dicha nación de parte de su territorio, es decir, la Gran Bretaña en ésta sentencia no solo despoja a Venezuela, sino al Brasil que no era juez ni parte del Arbitraje, y en éste procedimiento antes mencionado no pudo recuperar gran parte del territorio del que fue despojado.

Debido a la falta de motivación sólida antes mencionada y la apelación del Brasil que se vio perjudicada en la sentencia, se siguen sumando elementos para la nulidad absoluta de la sentencia más los vicios en el procedimiento ya anteriormente mencionados.

Solo se le reconoce soberanía a Venezuela sobre las bocas del Río Orinoco y parte del Estado Bolívar del que pretendían despojarnos.

El presidente de Venezuela para la época era Ignacio Andrade, quién en el momento que sale la sentencia estaba a punto de ser despojado del poder por Cipriano Castro que asume el 22 de octubre de ese año de manera violenta ante la huida de Andrade. Por ende el Estado Venezolano se ve incapaz de responder ante dicha sentencia como era debido.

Venezuela es obligada por la Gran Bretaña de hacer la delimitación debida a través de la “comisión mixta venezolano-británica “con el pretexto de que si Venezuela no acudía a la delimitación lo harían ellos unilateralmente, y temiendo que la delimitación fuese fraudulenta no quedó más opción que acudir a ella.

Ante tal sentencia el mundo reaccionó con indignación, en países como Estados Unidos, Francia y la propia Inglaterra, la opinión pública hizo sentir su desacuerdo con lo ocurrido, el Gobierno venezolano protestó la sentencia, pero ya nada se podía hacer.

Cómo se menciona anteriormente Brasil, que en 1859 había definido sus fronteras con Venezuela utilizando las cuencas hidrográficas como parámetro, reconocía y reconoce aún, debido a que éste acuerdo no fue alterado, a las cuencas del Orinoco y Esequibo como parte de la naciente nación venezolana y por el otro bando, Venezuela le reconoce a Brasil las cuentas de los ríos Branco y Amazonas. Ésta prueba es fundamental como reconocimiento del territorio Esequibo como parte de Venezuela en ésa época y para el presente y futuro. En 1904, en Italia siendo el rey de ésa nación el juez de éste arbitraje, tanto la nación brasileña como el Reino Unido definen bajo sentencia sus límites, perdiendo el país sudamericano parte de su territorio, que le había sido arrebatado bajo una sentencia írrita en París de 1899.

Luego de la muerte de Mallet Prevost, en 1949, se publica un memorándum donde éste expresa que el Laudo Arbitral de París de 1899 fue una componenda política en la que los jueces británicos y el juez ruso, que hacían mayoría en el tribunal, actuaron como hombres del gobierno británico y no como jueces del tribunal, donde cohesionaron a los jueces norteamericanos con entregar las bocas del Orinoco a la Gran Bretaña bajo sentencia dividida si éstos no estaban de acuerdo en las condiciones de la sentencia que al final quedó bajo la que al final prevaleció.

Éste documento fue fundamental para las protestas consiguientes de Venezuela en las Naciones Unidas, lo que llevó al Acuerdo de Ginebra de 1966 que hoy determina los mecanismos a seguir para solventar el conflicto, que explícitamente establece que el acuerdo debe satisfacer a ambas partes.

El día de hoy, Guyana pretende obviar éste documento para solventar el conflicto mediante la fuerza a través de un tribunal con el que no estamos de acuerdo en asistir, aprovechándose de nuestra situación actual y apoyada por transnacionales que una vez más pretenden hacerse con las riquezas del territorio Esequibo.

En 1899, miembros del Gobierno venezolano brindaron con champaña el poder logrado mantener las bocas del Orinoco, hoy Guyana busca brindar con su Ron “El Dorado” formalizar una usurpación que se alimenta de nuestra polarización y señalamientos internos donde el único perjudicado es la razón y legalidad de nuestra pertenencia del Esequibo.

¿Seguiremos alabando el sol que nace en el Este o nos dedicaremos a reivindicar lo nuestro?

Esequibo Es Venezuela.

 

|*|: Mi Mapa ONG

 

 

 

 


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com