El costo del progreso: radiografía de la volatilidad en Venezuela y Argentina
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera | @AccHumGremial   
Domingo, 21 de Septiembre de 2025 04:06

altLa economía, en su forma más cruda, se ha medido históricamente con la métrica del Producto Interno Bruto (PIB).

Sin embargo, esta cifra no cuenta toda la historia.

El PIB no distingue entre el crecimiento que genera prosperidad y el que produce miseria. En un mundo cada vez más complejo, donde la incertidumbre política y los factores sociales son tan determinantes como los flujos de capital, se necesitan nuevos instrumentos de diagnóstico. El Índice de Desempeño Económico (EPI), el Índice de Infelicidad (UI) y el Costo Social de Crecimiento (SCG), desarrollados ambos en mi trabajo de investigación, ofrecen un marco conceptual nuevo de análisis. Estos indicadores demuestran que el riesgo país, más que una simple sobretasa de deuda, es un reflejo de los problemas estructurales y del malestar social que subyacen en una nación y que son indicadores de las expectativas de desempeño futuro de un país.

El EPI, calculado como la relación entre la tasa de crecimiento del PIB y el UI (suma de inflación, desempleo, devaluación e IVA), nos permite diferenciar entre un crecimiento sano y lo que se podría llamar "crecimiento doloroso". Este concepto es crucial para entender la situación actual de dos de las economías más volátiles del continente: Venezuela y Argentina. En ambos casos, eventos políticos recientes han actuado como catalizadores de esta dinámica, elevando el riesgo país y evidenciando el alto costo social de sus modelos económicos.

En la Ilustración 1 anexa, se muestra la clasificación de 11 países seleccionados para el análisis, utilizando los dos indicadores (PEI, UI) señalados. En la esquina superior se encuentran los países de mejor desempeño de América Latina (de acuerdo con el cálculo realizado a partir de los datos del  informe de la CEPAL de agosto de 2025 https://qrcd.org/9D8A) , en este caso: Paraguay y Ecuador. En la esquina inferior, los países del peor desempeño de América Latina: Venezuela y Argentina, de acuerdo con los cálculos obtenidos de los datos del informe de la CEPAL.

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En la Tabla 1 anexa, se incluyen varios indicadores, Riesgo País, Índice de Infelicidad (UI), Índice de Desempeño Económico (EPI) y el Índice del Costo Social del Crecimiento, que mide el grado de infelicidad por cada punto porcentual del crecimiento del producto interno bruto (PIB). Estos indicadores se utilizarán para analizar los dos países con mayor volatilidad de América Latina: Venezuela y Argentina

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Venezuela: El bloqueo al comercio ilegal y el dolor social

El caso de Venezuela es un claro ejemplo de cómo un factor externo, en este caso el bloqueo al comercio ilegal y las sanciones, exacerba los problemas estructurales y eleva a niveles extremos el costo social del crecimiento. A pesar de las proyecciones de crecimiento positivo del PIB para 2025, incluso alcanzando cifras significativas, la situación interna está lejos de ser próspera. La información disponible indica que, aunque ha habido un repunte en la producción petrolera, la economía se ve asediada por una inflación galopante y la volatilidad del tipo de cambio, elementos que son la columna vertebral de un alto UI.

El bloqueo al comercio ilegal ha afectado directamente la capacidad del gobierno para acceder a los mercados financieros internacionales, lo que se traduce en un riesgo país altísimo. Este riesgo no es un mero número para los inversores; es la manifestación de una realidad en la que el acceso a capital, insumos y bienes básicos se ve restringido. El efecto directo es un aumento en el UI. La escasez de divisas y las restricciones a las importaciones han impulsado la inflación de manera descontrolada (registrando cifras mensuales de dos dígitos), y la devaluación se mantiene constante.

El crecimiento del PIB que se pueda observar es un "crecimiento doloroso". Es un crecimiento que no se traduce en bienestar general. La población sigue lidiando con la pérdida de poder adquisitivo, servicios públicos deficientes y la falta de oportunidades. En tu marco, este escenario se diagnostica como un EPI bajo, ya que el crecimiento del PIB positivo es pulverizado por un UI astronómico. Este desequilibrio revela un SCG inmenso, donde cualquier avance económico se paga con la calidad de vida de los ciudadanos. La situación actual, lejos de ofrecer una salida clara, perpetúa un ciclo de incertidumbre que mantiene el riesgo país como una barrera insalvable para cualquier tipo de inversión seria y a largo plazo. El mensaje para Venezuela es el retorno a ser un país que se mueva dentro del marco legal internacional y no fuera del mismo.

Argentina: El Mensaje de las Urnas y el Riesgo de la Volatilidad

Argentina, por su parte, enfrenta una situación diferente, pero igualmente reveladora. El reciente revés electoral del gobierno en la Provincia de Buenos Aires no es un simple cambio en el mapa político; es una señal de alerta para los mercados y un reflejo del malestar social acumulado. La reacción inmediata fue un aumento del riesgo país y un derrumbe en la cotización de los bonos y del peso argentino. El mercado, con su percepción, está leyendo los resultados electorales como un aumento en la incertidumbre política y una posible dificultad para que el gobierno actual continúe con su plan de reformas económicas.

El alto riesgo país en este contexto es un indicador a futuro. Los analistas financieros anticipan que la pérdida de capital político podría dificultar la aplicación de medidas fiscales y monetarias necesarias para estabilizar la economía. Esta incertidumbre se inyecta directamente en las variables del UI. Si el mercado percibe que las reformas se estancarán, las expectativas de devaluación e inflación aumentan. El mensaje de las urnas es claro: una parte significativa de la población no ha visto los beneficios de los ajustes, y el CSG ha sido demasiado alto. Aunque la inflación mensual ha bajado de niveles extremos, el costo social en términos de desempleo y pérdida de poder adquisitivo sigue siendo alto, impactando negativamente en el UI.

Argentina se ubica en el clúster de "bajo desempeño" con un "crecimiento doloroso". Este diagnóstico se valida con el análisis de los últimos eventos. El electorado, cansado del alto costo social de las políticas económicas, ha expresado su descontento. El mercado ha reaccionado con desconfianza, lo que, a su vez, podría generar una mayor inflación y devaluación, retroalimentando el UI. El resultado es un círculo vicioso donde el descontento social eleva la incertidumbre política, lo que aumenta el riesgo país, impacta en las variables del UI y, finalmente, hace que cualquier crecimiento económico sea insostenible o socialmente costoso. El mensaje para Milei es claro, el acuerdo con los aliados es más importante para el futuro de Argentina que la imposición de unas siglas de un partido.

 

Conclusión

Tanto en Venezuela como en Argentina, el riesgo país no es la causa de sus problemas, sino el predictor más visible de un malestar profundo. En ambos casos, el alto SCG—ya sea por un bloqueo externo o por un ajuste interno—se manifiesta en un EPI bajo y un riesgo país alto. Los eventos políticos que han ocurrido recientemente son un espejo de la realidad social y económica de cada país.

En Venezuela, la resiliencia bajo un bloqueo ha sido a costa de un sufrimiento inmenso. En Argentina, el mensaje electoral demuestra que la población no está dispuesta a aceptar un crecimiento que no mejora su calidad de vida, pero también refleja una adicción a los déficits fiscales y a la emisión monetaria descontrolada. Argentina es el caso de un alcohólico que entra en un plan de rehabilitación, ha tenido unos meses sobrios, pero vuelve a tener una recaída.

Estos casos demuestran la importancia de ir más allá del PIB. El UI, el IDE y el SCG ofrecen un marco más completo para analizar el éxito de una nación. La verdadera prosperidad no se mide en el tamaño de su economía, sino en la capacidad de esa economía para generar bienestar para su gente al menor costo social posible. El desafío para los líderes políticos es precisamente ese: no solo buscar el crecimiento, sino asegurarse de que este crecimiento tenga un bajo costo social y se traduzca en una mejora tangible para la vida de los ciudadanos.

El fuerte revés electoral para Milei en las recientes elecciones provinciales en Buenos Aires ha sido un acelerador de las malas expectativas y su impacto en los mercados es relevante para entender la conexión entre la política y la economía, especialmente en el caso de Argentina (https://qrcd.org/9D7s).

 
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