“Admitir los defectos ajenos es el deber más alto que nos impone el amor de la verdad”, leemos como definición de Admitir 

en el afilado Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce. Y es que hemos sido condicionados por la sociedad, por la familia y por nosotros mismos no solo a esconder nuestros defectos y errores, sino a solazarnos en las metidas de pata de los otros.  Para el ingeniero en computación Carlos Rosales , profesor, motivador, autor de best sellers y CEO de Consultores Neurosales  , “en cada fallo hay un aprendizaje; aprendemos de las cosas que ocurren en la vida, pero —como siempre recalco— hay que entender que este aprendizaje es una decisión total y absolutamente personal”, afirma en la introducción de su último libro Metidas de pata épicas. Ventas imperfectas de vendedores imperfectos.

En esta obra recoge las conversaciones que sostuvo con 16 expertos en negocios y consultores en LinkedIn Live, en un espacio que denominó “Shit happens in Sales”. En apenas 125 páginas nos paseamos por los errores que marcaron la vida de esos entrevistados y la manera cómo aprovecharon sus metidas de pata para desarrollarse como mejores profesionales. Además, al final de cada capítulo un código QR te lleva a la grabación del espacio en LinkedIn y, no contento con eso, Rosales te obsequia el libro, en formato PDF, en el sitio web de su consultora, haz clic aquí  . 

Un ramo de flores explosivo

Carlos Rosales desliza en la introducción dos metidas de pata que cometió… Quizá la más entretenida es cuando conoce a la politóloga Maru Pacheco en el año 2.000. Describe que realizó un cortejo ceñido a sus conocimientos como consultor gerencial, la trataba “como ella quería ser tratada”, la invitó al cine y, como la estrategia clave en las ventas corporativas eran los regalos a los clientes, pues le compró  un exuberante ramo de flores y se lo hizo llegar a la Cancillería, donde laboraba… Ella lo llama para darle las gracias por el presente, pero Rosales sintió que no había entusiasmo en su voz. ¿Qué pasó? El jefe de Pacheco intentaba tener algo con ella y al ver ese ramo, se puso celoso y la despidió… Pasados los días Maru entendió que no hubo mala intención en el gesto, aunque quizá habría sido mejor enviárselo a casa e indagar antes el ambiente donde ella se desempeñaba. Además, ella no estaba contenta en ese trabajo, así que pasado un tiempo se desarrolló como consultora y hoy es no sólo la socia de Carlos en Neurosales, sino que se casó con él… Eso si es sacarle provecho a una metida de pata, ¿no?

Un email letal

El consultor Chris Payne relata que trabajando en una importante firma de abogados en Londres, le escribe un socio indicándole  que fulanito de Lloyd Banks siempre está pidiendo algo gratis y le consulta si mercadeo tendrá algún obsequio para entregarle, le responde que sí y sobre el mismo correo le replica que pase por el piso 4 a buscar una maleta con obsequios… Hasta aquí todo normal, el correo contenía un hilo de opiniones y burlas sobre el tacaño “fulanito”, pero el problema fue que Payne se lo envío al cliente… que molesto y todo, subió a por su maleta de regalos… La cuenta le aportaba 100 mil libras anuales a la firma, que a la semana la perdió y, por supuesto, despidieron a Payne. ¿Qué aprendió él de este episodio? 

“Los mejores resultados se obtienen después de que pasa algún inconveniente porque genera un cambio. Si todo está bien la gente sigue haciendo exactamente lo mismo”.

“Debemos cometer errores en nuestro negocio. Yo le digo a mis clientes “si tú haces llamadas y aún nadie te ha dicho “no me molestes”, no te están colgando las llamadas o te has encontrado con personas groseras, no estás haciendo suficientes llamadas…” Es bien importante tener esas experiencias, tener esos rechazos, porque somos más fuertes después”.

El vomítatelo de Susana

Susana Reina, experta en Recursos Humanos y directora de Feminismo INC, cuenta que el departamento donde trabajaba, cuando alguien metía la pata, tenían el juego interno de llamarlo y ponerlo en su sitio, y usaban la expresión, “Vomítatelo” … Hasta que un día, en una fiesta corporativa alguien se pasó de tragos e hizo desastres en el hotel. Molesta por el episodio, que hizo quedar mal a la empresa, le escribe un correo a su par en RR.HH., “¿Adivina qué? Sí, llámalo y vomítatelo”… Mas  no se dio cuenta que copió el email a todo el mundo en la empresa, menos al reprendido… Pasó semanas pidiendo disculpas, explicando que era un juego interno, etc. Dice Susana que entonces aprendió que hay que leer 7 veces un correo antes de enviarlo, a no escribir cuando se está furiosa, pero sobre todo, se replanteó la manera como entendía el conflicto con los demás. En sus palabras, 

“Debemos entender al otro como un legítimo otro que tiene también sus razones para actuar como actúa. No somos “madres superioras”, para imponer a los demás como es que son las cosas. Al final, esa actitud genera más resistencia, más rechazo”.

Estas historias son apenas un abreboca de un libro fácil de leer, pero complejo de asimilar si quieres sacarle provecho, por eso Rosales te invita a una lectura activa y desliza un espacio para escribir  tras cada capítulo, preguntándote antes: “Y tú, qué aprendizaje obtuviste de esta metida de pata de …? ¿Qué acciones tomarías para prevenir este tipo de situaciones? 

Descarga aquí Metidas de pata épicas. Ventas imperfectas de vendedores imperfectos.