Día 1 en CANNES 2024: el Airbnb y el glamour forzado
Escrito por Edgar Rocca | @EdgarRocca   
Jueves, 16 de Mayo de 2024 00:22

altHa empezado el más grande festival del mundo y tenemos el privilegio de estar presentes.

La 77 edición comienza con la presentación de Segundo Acto de Quentin Depieux y el ritual de presentar al jurado de la selección oficial, las luminarias presentes y una de las palmas de honor del certamen. En este caso la mítica Meryl Streep. La cual es igualita de como la vemos en tv.

Pero no todo es glamour y color de rosa. Tener la posibilidad de asistir, amerita un gran sacrificio. Sobre todo para un migrante venezolano. Es una inversión alta y tiene algo de apuesta. Sentí una energía como cuando fui por primera vez al hipódromo. La gente corre, se mueve, apuesta a su caballo y ellos se exhiben. Todos éramos autómatas mientras el talento pasaba o el presidente del festival Thierry Fremaux hacía un bailecito para recibir a los invitados especiales, en las escaleras después de las fotos. Todo es tradición y protocolo a la francesa.

La mayoría de los extranjeros llegan por el aeropuerto de Niza y de ahí toman un bus de la línea ZOU (el número 80 para ser específico) y pagas 20 Euros por un recorrido de 20 minutos que te deja a una cuadra del palacio del festival.

En el palacio pasa casi todo. Es imponente, aunque amigable cuando entras en él, vas a las salas o al Marché du Film que pasa en el sótano. Cuando te bajas del bus hay un Burger King y un Monoprix, decidí ir al segundo y me di cuenta que hay una enorme población que sobrevive en Cannes.

Entré por unos panes de atún que me encantan y que cuestan 2 euros, unas papas Lays y algo de tomar. Gasté un poco más de 5 euros. Al entrar me topo con dos periodistas españoles a los cuales admiro. Y detrás de ellos a una tropa de gente que no me fijé que hacían, qué llevaban, pero al llegar a la nevera de los panes las habían dejado como las neveras en Venezuela en la época de desabastecimiento. Tomé una foto sorprendido. Y entendí que lo que llevaba toda la tropa eran los panes para sobrevivir en Cannes donde la comida está por arriba de los 10 euros mínimo la cosa más básica que se pueda imaginar.

Seguidamente, fui a retirar mi credencial a la Gare Maritime que es el lugar, justo al lado del Palacio donde se retiran. Aquél era un lugar lleno de seguridad y varias revisiones. Me dicen que no puedo pasar con la maleta y que podía dejarla en un lugar donde te la guardan hasta la medianoche sin ningún costo (cosa que me alegró sobre manera)

Tenía cierta ansiedad en la cola de las credenciales. La leyenda sobre la estructura de colores o el clasismo que marca quién tiene más acceso que otros me preocupaba. Yo apliqué como profesional (director, productor y guionista) pero en mi dossier también figura mi relación con los medios como articulista y mi experiencia como distribuidor y director de un festival. Así que aceptaron mi aplicación y me otorgaron la credencial valorando todo eso en el registro.

Sin embargo, los colores de las credenciales indican: Azul y amarillo principiante, medio o mercado pequeño, primera vez en el festival. Verde y naranja son de alcance medio, la rosada es top y la más aleatoria (la que yo quería) y las blanca y negra (de Marché du film) son las súper Sayayin. Claro la negra cuesta además entre 400 y 600 Euros. Las otras solo 24 Euros. Cómo era de esperarse me dieron la amarilla. Pero a partir de ahí me di cuenta que tampoco se necesita la negra del Marché du Film y si se cumple con ciertas normas de protocolo logras un acceso casi total.

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Un punto crítico en Cannes es el hospedaje. Los precios de un hotel son absurdamente caros. Un hotel donde se quedan los famosos como el Carlton maneja precios de 1.200 euros por noche como mínimo. Mientras otros más populares no bajan de 250 euros la noche. Incluso aplicaciones como AirBnB manejan precios similares. Llevando a que la salida más efectiva para el más bajo en la escala del festival sea unirse con 4 ó 5 personas y dividirse el monto total de las 10 noches del festival. Sobre todo, en el caso de los periodistas de medios pequeños que no tienen casi presupuesto.

Finalmente, poder ver una película con otras 2.309 personas, entre ellas Meryl Streep, Eva Green, Juliete Binoche, Kore-eda, Omar Sy, José Antonio Bayona, Lea Seydoux, Louis Garrel, entre otros tantos, no tiene precio. El único precio es aguantar colas para entrar, vestirte necesariamente de negro con corbatín y dormir compartiendo cama o en un sofá, pero sin perder el glamour de que estás en Cannes.

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|*|: Envíado especial de opinionynoticias.com en Cannes.


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