De una ingeniería del autoritarismo galopante
Escrito por Luis Barragán | X: @luisbarraganj   
Domingo, 17 de Abril de 2022 00:00

altPendiente la segunda vuelta de las elecciones francesas, la primera corroboró la tendencia de los estudios de opinión y,

a la vez, respecto a los abanderados de los partidos de viejos esplendores, la definitiva reconfiguración del sistema. La ya sempiterna colocación de Marine Le Pen demuestra que hay un grave problema no resuelto, dispuesta a “chiraquizarse”, en sentido contrario a Emmanuel Macron, de acuerdo a un comentario de Marc Bassets.  

En este lado del mundo ya no parecen tan atractivas la política y la intelectualidad galas como en otros tiempos, resultando prácticamente desconocidos los principales actores comiciales y, excepto, el recibimiento que hizo en palacio de los representantes de la oposición venezolana, respaldándolos, el presidente Emmanuel Macron suena muy distante, por cierto, el co-príncipe de la Andorra que nos es tan escandalosamente  familiar por su banca, reseñado por Wikipedia como un político de centro [1]. No obstante, se le ha tenido como un agente arrogante y provocador de los sectores multimillonarios con un militante desprecio de clase [2], aunque él persiste en la equidad social diferente al igualitarismo que hace del éxito ajeno una ofensa [3].

Lo cierto es que los comicios franceses no generan interés inmediato de los venezolanos, sobrepesando la invasión rusa a Ucrania que allá mismo le ha restado atención; además,  porque América Latina ha desarrollado una agenda electoral y constitiyentista de inminentes amenazas para la libertad, en contraste con un evento tan natural en Europa Occidental. La sola posibilidad ganadora de Gustavo Petro en la vecina Colombia, despierta una legítima preocupación, lo que no autoriza a un completo desconocimiento de lo que ocurre allende los mares. 

Comicios que lucen  anodinos y distantes, en clara postergación de situaciones y debates cruciales, como el de la inmigración y el terrorismo de compararlos con los principales asuntos del país [4]. Un reconocido autor, Samuel P. Huntington, versó sobre el choque de las civilizaciones que, en suelo galo, trasciende el fenómeno de las masivas migraciones, común por aquellos lares, para asomarse como una peligrosa expansión del fundamentalismo islámico.

En 2015, Michel Houellebecq publicó una novela intitulada “Sumisión” que versa sobre el hipotético triunfo presidencial de Mohammed Ben Abbes, musulmán tenido por moderado, precisamente, en 2022  [5].  Por una parte, lo ha referido el autor, le pareció más eficaz darle una fecha lo más inmediatamente posible al escenario novelado que puede hacerse realidad a mediano y largo plazo; y, por la otra, llamó suficientemente la atención sobre un aspecto de la vida cotidiana francesa que ha llevado a la adopción de medidas oficiales de control del fundamentalismo, aunque apreciamos una cierta disminución del problema en las redes, exponiendo versiones contradictorias, al menos, en idioma español [6].

Género productivo

La obra de Houellebecq se inscribe en el género de la política-ficción, como gustamos llamar, mientras otros prefiere expresiones como ucronía: “Reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos”, según el Diccionario de la Real Academia Española [7]. Tratamos de una literatura que se atreve a dar una versión distinta del pasado, aportando una relación de los hechos y protagonistas en abierta contradicción con lo que realmente ocurrió, leal a las consideraciones teóricas que ha hecho Neill Ferguson en la materia [8], aunque “Sumisión” ejemplifica un eficaz desarrollo del  presente y del futuro posibles.

Hay una perspectiva sombría para el país que fue cuna de la revolución y tuvo en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, un fundamental legado. Así lo expresa uno de los personajes decisivos de la obra, suerte de oráculo para el escéptico protegido que busca sobrevivir a las novísimas circunstancias:   “—Es la sumisión —dijo en voz queda Rediger—. La idea asombrosa y simple, jamás expresada hasta entonces con esa fuerza, de que la cumbre dela felicidad humana reside en la sumisión más absoluta” [Houellebecq: 173]. 

Con el gobierno islámico cambia todo en forma progresiva, pero también brusca en una diestra combinación de oportunidades políticamente aprovechadas, según inferimos.  Ya no hay cupo para la mujer libre y occidental, como se le conoció, ahora estrictamente sometida a a un Estado decididamente musulmán, en lugar del gobierno influido por tal religión. No obstante, el pesimismo que exhibe el novelista permite hacer productivas conjeturas en torno al  sometimiento que no dependerá rigurosamente del factor religioso, celebrada literalmente la pérdida de la libertad.

François, el ahora protegido catedrático universitario, probablemente sea nieto de algún héroe de la revuelta parisina de 1968 que Houellebecq retrató implacablemente en “Las partículas elementales” (1998). El protagonista debió su estabilidad laboral a la experticia que alcanzó al estudiar y publicar sobre un autor del siglo XIX, Joris-Karl Huysmans, perrmitiéndole sobrevivir al nuevo orden de cosas, con un largo y aburrido desempeño docente, fracasado en las relaciones de pareja, devoto de París y de sus calles, como de las tertulias que digan del curso y desenlace de la campaña electoral por la presidencia de Francia.

El profesor que inadvertidamente ha envejecido, extrañando a la joven Myriam, aunque feliz de sus encuentros prostibularios, heredero de la decadencia occidental, se entera de la muerte de su madre por una de las numerosas cartas postales acumuladas, cuya insensibilidad asombra al considerar que el ayuntamiento de Nevers, ciudad apenas distante, se encargará de todo: “Sin embargo, podía sentirlo, me estaba aproximando al suicidio, sin sentir desesperación ni siquiera una tristeza particular, simplemente por una lenta degradación de la «suma total de las funciones que resisten a la muerte» de la que habla Bichat”  [Houellebecq: 116, 139].  Por cierto, al comentar estos aspectos quizá incurrimos en el mito del llamado “spoiler”, como si alguien no pudiera averiguarlos en las redes, o – aún sin leerla – no supiera en qué concluye “Cien años de soledad” de García Márquez.

De una meritoria comprensión de la política

Las realidades políticas jamás se decretan, pues, no son completa y arbitrariamente gratuitas, por lo que la ficción-política tampoco, haciéndose convincente, lógica y, como manifestó Ferguson, históricamente plausible.  La candidatura presidencial no puede explicarse fuera del propio ámbito político, una obviedad frecuentemente olvidada, por lo que hay factores e individualidades que la negocian, coincidiendo los socialistas con la Hermandad Musulmana, reaparecido François Bayrou como un firme aspirante a Primer Ministro [Houellebecq: 56, 101].

El novelista tiene el mérito de comprender el proceso político, y precisa que Mohammed Ben Abbes había evitado aliarse con la izquierda anticapitalista, ganada la batalla de las ideas por la derecha liberal.  Por su antirracismo constitutivo, a esa izquierda le fue difícil combatirlo y hasta de mencionarlo, cierto, pero también porque tratamos de un político hábil y retorcido, como no se había visto desde los tiempos de Mitterrand [Houellebecq: 103].

Además, una izquierda neutralizada y en un contexto en el que se han integrado  a la Unión Europea varios países árabes [Houellebecq: 142]. Entonces, el proceso político es integral, originado antes del triunfo presidencial de Ben Abbes, hasta hacerse un fenómeno cultural, pues, “se pensaba exactamente lo que está convenido pensar” [Ibidem: 125].

Cursando el nuevo gobierno, el narrador deja constancia de los cambios en la vestimenta de la mujer y la gastronomía, los agasajos exclusivos para hombres, la poligamia. La conversión de François al islamismo, sugiere grandes ventajas como la de un rentable regreso a la ahora flamante Universidad Islámica de París-Sorbona, financiada por los sauditas con los que el ocupante del Palais de l'Élysée no es muy amigo; acotemos,  Robert Rediger, el mentor,  ascendió de la secretaría de Estado para las universidades a la cancillería  [Houellebecq: 120, 173, 197], por lo que no hay actos inocentes en la trama que reivindica la naturaleza de la política misma.

Lo que “está convenido pensar”, está a tono con una creciente complicidad (in) voluntaria que obedece también a a un retroceso de la cultura política. Por ejemplo, Abbes se refirió en varias ocasiones de la campaña electoral, como partidario del distributismo, favorecido por la “tendencia natural de los periodistas a ignorar las noticias que no comprenden”, por lo que “la declaración no fue recogida ni difundida” [Houellebecq: 135],

La guerra civil como chantaje 


Se infiere, la más comprometida resistencia al nuevo orden de cosas, en ciernes y después materializado, la ofrece  Marine Le Pen y el Frente Nacional: “Somos el pueblo de Francia” y “ésta es nuestra casa” [Houellebecq: 45, 82], Empero, sentimos  que el autor no trabajó suficientemente este lado de la acera, explicándolo a través de un proceso político complejo, por lo que se contentó con los estereotipos en boga: aclaremos, se da una natural agregación de intereses que fuerza a la flexibilización del núcleo fascista, por más duro que sea o diga ser.

Cada vez es mayor la influencia islámica en la región, participando de las coaliciones de gobierno en Inglaterra, Holanda y Alemania, alcanzado el poder por el Partido Musulmán en Bélgica [Houellebecq: 184]. Francia no es ajena a un fenómeno que se extiende: “Ese breve rapto de entusiasmo se produjo en un momento en que, de forma generalizada, Francia recuperaba un optimismo que no había conocido desde el final de la edad de oro del capitalismo, medio siglo antes. Los primeros pasos del gobierno de unión nacional formado por Mohammed Ben Abbes eran saludados unánimemente como un éxito, nunca un presidente de la república recién elegido había gozado de tal «estado de gracia», los comentaristas eran unánimes al respecto” [Ibidem: 133].

El triunfo de Le Pen es una apuesta segura por la guerra civil que ha de evitarse ([Houellebecq: 85], como no lo es Ben Abbes, en el fondo, tan extremista como ella. Una consideración estrictamente política del Frente Nacional, hubiese perfeccionado la ficción porque ambos parten del mismo discurso estructurante: el fracaso francés como punto de partida, la responsabilidad de los gobiernos anteriores, los comicios de dimensiones cruciales y concluyentes, el país en un punto de inflexión que los convierte en inexorables  protagonistas de su refundación; inevitable decirlo, pareciera una réplica de la Venezuela de 1998-1999  [9].

Houellebecq soslaya que Le Pen pudo ser competida dentro y fuera del Frente Nacional, dispuesta a ceder hasta hacerse tan calculadamente moderada como su contrincante que, a diferencia de ella, goza de una doble y favorable predisposición, pues, por una parte, es el garante por excelencia de la paz, pero que se impone, islamizando la universidad de un Estado que ha dejado de ser laico, por ejemplo, con el chantaje de una guerra civil y la cesión de beneficios y prebendas para el converso. Y, por el otro, aunque el fundamentalismo religioso sea un retroceso, goza del beneficio de la duda por la tolerancia pacificadora de las ideas, creencias o convicciones diferentes que expone [10], escondida la impotencia y resignación ante la violencia enmascarada. 

Por supuesto, para la consolidación del proyecto en curso de Mohammed Ben Abbes, nada mejor que polarizar con Le Pen, prefiriéndola como oponente en las elecciones de 2027 [Houellebecq: 137].   Nos referimos a una especie de ingeniería autoritaria que permite manipular los acontecimientos y sus actores, por un mediano o largo período, para entronizar una propuesta: por más totalitaria o fundamentalista que fuere, como es el caso del islamismo en un referente occidental, el régimen (y el Estado confesional que le da soporte)  se jura  libre, democrático,  pluralista y alternativo.

Algunas breves consideraciones

Posiblemente, por las medidas adoptadas en los últimos años, queda postergada la polarización política (y electoral),  respecto a la inmigración y el fundamentalismo islámicos. De actualizarse el problema,   obligaría a una redefinición y readaptación de un centro político que ha sido diseñado por situaciones y momentos históricos distintos.

Llama la atención la persistencia del Frente Nacional con un claro soporte electoral, aparentemente monolítico y propicio para los más variados segregacionismos. Parte de expresas banderas que lucen lógicas y de fácil aval, como la de una debida política inmigratoria, capaces de degenerar en el despreciable chauvinismo y xenofobia. 

El ascenso al poder de Mohammed Ben Abbes y la Hermandad Musulmana, en la Francia imaginada (e imaginaria) de Houellebecq, cuenta con un parecido al modus operandi​ del chavismo (y sucesores) que se apoderó de Venezuela. De características cuasi-religiosas, ha procurado extenderse por América Latina, en los hombros de referentes o líderes, incluso, sobrevenidos.

Hay una común ingeniería del autoritarismo galopante que ha mostrado muy bien Houellebecq, como ningún otro novelista en América Latina. Todavía seguimos prendados a la literatura del clásico dictador militar, tardando demasiado en la comprensión y aceptación misma de los novísimos procedimientos totalitarios que aquejan a la región. 

Habituados a la calidad literaria de autores que han incursionado en el género de la política – ficción, como Jorge Semprún (“La algarabía”, 1981), Carlos Fuentes (“La silla del águila”, 2003), y Philip Roth (“La conjura contra América”, 2004), nos aproximamos a Houellebecq con curiosidad, tres o más  años atrása. Lo suponemos víctima de las traducciones [11] y, seguramente, una tentación permanente para el  cineasta. 

 


NOTAS:

(*) Expuesto a una mínima bibliografía relacionada con Francia, a propósito de los más recientes comicios,  intentamos actualizar la lectura de “Sumisión” de Michel Houellebecq (2015). 

[1] Marc Bassets (2017) “Macron, copríncipe de Andorra”, 19/07,  en: https://elpais.com/internacional/2017/07/18/actualidad/1500402534_517985.html;  y (2022) “Macron y Le Pen pasan a la segunda vuelta de las elecciones en Francia”, 10/04, en: https://elpais.com/internacional/2022-04-10/macron-y-le-pen-pasan-a-la-segunda-vuelta-en-francia-segun-las-primeras-estimaciones.html#?rel=mas.  Vid. “Emmanuel Macron”, en: https://es.wikipedia.org/wiki/Emmanuel_Macron

[2] Michel Pinçon - Monique Pinçon-Charlot (2019) “Le président des ultra-riches. Chronique du mépris de classe dans la politique d’Emmanuel Macron”. Zone (Versión digital). 

[3]  A modo de ilustración, refiere Macron: “Depuis trente ans, la gauche comme la droite ont continué de défendre un système qui promeut l’uniformité, l’indifférenciation, la massification. Je ne crois pas à l’« égalitarisme » qui fait que le succès d’autrui devient une offense insupportable. Dans le même temps, la gauche et la droite ont créé des droits sans contenu, des droits à crédit, en faisant croire que c’était le sens du nouveau progrès. Mais que penser du droit au logement opposable, dans un pays qui compte des millions de mal-logés? La véritable égalité n’est pas celle inscrite dans la loi. C’est celle qui met, dans les faits, chacun sur la même ligne de départ. Qui donne aux individus, à tous les individus, les armes pour réussir à l’école, au travail, face à la santé, à la mobilité ou à la sécurité. C’est cela que la politique doit aux Français. Non pas promettre un modèle unique, mais donner à tous les mêmes chances et les mêmes opportunités, à chaque moment de la vie”.  Vid. Emmanuel Macron (2016) “Révolution”. XO Editions (Versión digital).  En todo caso, bastará hacer una evaluación de su desempeño presidencial para verificar los supuestos.

[4]  “Francia: Economía y demografía”, en: https://datosmacro.expansion.com/paises/francia;   Prensa Latina (2022) “Mayoría en Francia descartan inmigración como problema esencial”, 17/03, en:  https://www.prensa-latina.cu/2022/03/17/mayoria-en-francia-descartan-inmigracion-como-problema-esencial;  y Manuel Cano (2022) “Educación y desconexión política, dos caras de la juventud francesa frente a los comicios”, 01/04, en: https://www.france24.com/es/europa/20220331-eduacion-elecciones-francia-emmanuel-macron-jovenes-desconexion-politica

[5] Michel Houellebecq (S/f) “Sumisión”. Lectulandia, traducción de Joan Riambau (Versión digital). En adelante, la novela será citada entre corchetes con el apellido del autor y el número de página.  

[6] Bárbara Wesel (2020) “La dura lucha de Francia contra el islamismo”, en: https://www.dw.com/es/la-dura-lucha-de-francia-contra-el-islamismo/a-55352473;  Juan Pedro Quiñonero (2022) “Primera reunión del organismo destinado a frenar el auge del islamismo en Francia”, en: https://www.abc.es/internacional/abci-primera-reunion-organismo-destinado-frenar-auge-islamismo-francia-202202070036_noticia.html;  Marc Bassets (2021) “Francia aprueba la ley para combatir el radicalismo islamista”, 10/02, en: https://elpais.com/internacional/2021-02-16/francia-aprueba-la-ley-para-combatir-el-radicalismo-islamista.html;  y Joseph Ataman (2022) “Francia está más reñida de lo esperado. Esto es lo que debes saber”, en: https://cnnespanol.cnn.com/2022/04/08/elecciones-presidenciales-francia-2022-emmanuel-macron-marine-lepen-trax/.   Cfr. Laurence Thieux (2004) “El islam en Francia: seguridad e identidad”, en: http://catedra-laicidad.unam.mx/sites/default/files/ElislamenFrancia.pdf;  Alain Dupont (2005) “El Islam de Francia: sus implicaciones políticas y de seguridad”, en: https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-72533/Alain.pdf; y Valentina Valderrama Díaz (2017) “La irrupción del Estado Islámico en Francia como factor que influyó en la percepción del terrorismo islamista en el partido político francés Frente Nacional, desde el año 2014 hasta el 2016”. Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (Monografía), en: https://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/13554/1026587507-2017.pdf?sequence=4. E, igualmente, “Michel Houellebecq en Los 7 locos” (y siguientes), en: https://www.youtube.com/watch?v=sT3El6rTZnU; “La religión en las novelas de Houellebecq”, en: https://www.youtube.com/watch?v=i1DFEW09dvU; y “Michel Houellebecq - Conferencia completa”, en: https://www.youtube.com/watch?v=Ffd5wWuewIM&t=1787s

[7] Vid. https://dle.rae.es/ucronía.  

[8]  Ferguson, en la introducción a una excelente compilación, intitulada “Historia virtual: hacia una teoría caótica del pasado”, legitima y defiende el enfoque: “Los escenarios contrafactuales que, por consiguiente, hemos de reconstruir no son simple fantasía. Son simulaciones basadas en cálculos sobre la probabilidad relativa de resultados plausibles en un mundo caótico”, Vid. Neill Ferguson [Director] (1997) “Historia virtual ¿Qué hubiera pasado si …?”. Taurus, Madrid: 82. La obra ejemplifica muy bien el género de acuerdo, a juzgar por los distintos tópicos tratados: no hubo independencia para Estados Unidos, Gran Bretaña se marginó de la I Guerra Mundial, España no vivió una guerra civil,  Perón nunca llegó al poder en Argentina, Alemania invadió las islas británicas en 1940 y Alemania derrota a la Unión Soviética, no hubo Guerra Fría,  John Kennedy sobrevive, y permanece la URSS.

[9] Extrapolamos las coincidencias apuntadas sobre la orientación y estructura del relato de Macron y Le Pen, en: Guillermo Fernández-Vázquez (2019) “Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del Frente Nacional”.  Editorial Lengua de Trapo, Madrid: 114.

[10] Vid. “La República de las Letras: "Sumisión" de Michel Houellebecq | 23 de octubre 2015”, en: https://www.youtube.com/watch?v=hcB4h_S1ODw.  

[11] Por ejemplo, en lugar de “restaurante”, en la edición al español empleada se habla de “restauración” [Houellebecq: 185, 187, 189]. Quizá el problema no sea del traductor, sino de la aplicación de los programas informáticos.  

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