RR o el día después
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 18 de Octubre de 2021 00:54

altEl necesario cambio de gobierno, o lo que sería igual, el empeño por restablecer el régimen democrático, nos obliga – sin lugar a dudas –

a poner toda nuestra atención en los nuevos  pilares que le darían soporte y viabilidad. En otras palabras, en el “día siguiente”.

Hemos visto el recién documental RR (Rómulo Resiste) de Carlos Oteyza. Digno de los mayores aplausos y reconocimientos, de impecable producción y dirección, la recomendamos sin reserva alguna. Para estos tiempos tan controvertidos, con mayor razón.

Rómulo Betancourt, tal como lo demuestran sus prolíferos escritos, su actuación política y sus respectivas presidencias, no solo tuvo la voluntad y el propósito de sustituir el caudillismo y los gobiernos militares tan arraigados en la  Venezuela del siglo XIX y parte del XX, sino también – y esto es lo más importante – lograr que los valores y principios democráticos prendiesen definitivamente en la inmensa mayoría de la población y en el quehacer político nacional.

Nadie puede poner en entredicho que  el último gobierno de Betancourt (1959-1964) fue difícil, complicado, atacado desde muchos flancos tanto internos como externos. La más radical izquierda, prácticamente, y me disculpan el término, “idiotizada” por Fidel Castro así como la extrema derecha, negada a la suplantación de las rancias dictaduras y el militarismo ancestral por una verdadera democracia, intentaron de manera cegada y violenta enterrar el recién reinstaurado régimen de pluralismo, libertad y participación política.

Betancourt estaba muy claro  que democracia no solo significaba únicamente elecciones libres. Estas tan solo eran y siguen siendo un elemento imprescindible o de primer orden. De allí su esfuerzo y perseverancia por  inculcar en la colectividad nacional las virtudes y componentes  que la definen.

El Pacto de Puntofijo (31-10-1958) en el fondo procuraba  dar un irremplazable cimiento, apoyo o base para que pudiese recobrarse con toda su fuerza y vigor. En otras palabras, Betancourt, Caldera y Villalba no  se detuvieron en el proceso electoral inminente (diciembre de ese mismo año) sino  también dibujaron  “el después”, en lo que debería hacerse en aras de la factibilidad, restitución y ejercicio de la democracia.

Hoy las fuerzas opositoras, torpemente divididas, deberían tomarlo como ejemplo. No solo se trata de pretender elecciones libres. Hay que ocuparse también de dar coherencia, unidad, sostenibilidad y verdadero aggiornamento al tan ansiado retorno a la democracia. Y hay que prepararse para ello.   Y no nos referimos al proceso electoral de noviembre. Hablamos de aquellos que requieren fajarnos para que se realicen debidamente, y de cómo lograr que el gobierno que surja sea reconocido y aceptado por todos los sectores y fuerzas políticas. Tampoco aludimos al Acuerdo de Salvación Nacional que en nuestra opinión si seguimos por estos derroteros será impracticable. Las cosas no van a ser nada fáciles.

El film RR nos  muestra a un Rómulo Betancourt -con ejemplarizante decisión- dándole todo el  respaldo y cauce a la naciente democracia. Por eso la defendió – como decimos en criollo- hasta con las uñas. En consecuencia, no resulta impertinente y mucho menos estar fuera de foco en pensar y trabajar  para el día después. No sigamos jugando solo a la celebración de elecciones. A fin de cuentas, no nos esperan bombos ni serpentinas.

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com)

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