Se puede afirmar que no causa sorpresa la narrativa de la Presidente de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, con apellidos Aztecas-Maya desde luego.

Lo que si puede sorprender un poco es que todavía existan personas y no son pocas, que aún le den cabida a tan vetustas ideas. Cuando la nueva mandataria exige que España pida perdón por la conquista y colonización, y por todos los hechos ocurridos hace más de 500 años inevitablemente surge la pregunta ¿es enserio?, ¿todavía persiste tan inútil planteamiento? Lo verdaderamente lamentable es que tal afirmación provenga de una científica, catedrática y académica (todos conceptos europeos por cierto), tal aseveración no debe ser por ignorancia. Lo cual no es óbice para que pueda ser por resentimiento o demagogia, o por ambas cosas lo que resultaría mucho peor, porque se trataría de una vulgar manipulación de las masas. Se trata de sostener con este ardid que todos los problemas y males que padece el México de hoy, que no existía para entonces es culpa de la conquista y colonización española. Es decir utilizar el recurso freudiano de la transferencia de la culpa.

Ésta política mexicana, descendiente de europeos parece no entender que incluso ella es producto de la colonización española, del mestizaje y que gracias a ello, y desde luego a sus esfuerzos es hoy científica, catedrática, académica, incluso presidente de su país. Muy probablemente sin la conquista y colonización de México, existirían Universidades, academias y los premios que ha recibido la Dra. Sheinbaum. No creo que la Presidente de México ignore a pesar que su área de estudio no sean las ciencias sociales, que la historia de las civilizaciones es justamente, la historia de civilizaciones que conquistan y son conquistadas por otras, incluso que son sometidas,  eso es así desde que el mundo es mundo, estemos de acuerdo o no, nos guste o no. Sería absurdo exigirle a Italia que pidiera perdón por haber sido Roma el centro de un imperio que conquistó, colonizó y sometió a buena parte del planeta. Además ese discurso sobre razas puras (casi inexistentes), tienen muy poco del socialismo internacionalista y mucho de nacionalsocialismo, es decir, tiene mucho del nacionalismo fascista.

Poco se habla de las masacres que cometían los Aztecas contra los pueblos a quienes esclavizaban y sometían, poco se habla de sus prácticas de sangrientos sacrificios humanos, parece que todo en el nuevo continente era candidez hasta que llegaron los perversos y criminales españoles, es decir, existía un paraíso terrenal, sin ningún tipo de maldad. Nada más alejado de la realidad. Causa enorme preocupación que la líder de México se pronuncie con gran vehemencia sobre las masacres cometidas hace 500 años y por el contrario, poco o nada diga de las atroces, actuales y permanentes masacres que comenten los carteles de la droga que ejercen un co-gobierno de hecho en el país Azteca. Una vez también pudimos observar como Andrés Manuel López Obrador se pronunció contra un desfile de Carolina Herrera porque supuestamente estaba utilizando ¿los colores propios de los aborígenes mexicanos?

Ese discurso demagógico y populista de la izquierda troglodita nada resuelve, por el contrario genera más atraso y resentimiento. Dice la Presidente que no habrá Estado rico, con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Recuerda a Mussolini, Dentro del Estado todo, fuera del Estado nada. Ya sabemos los resultados de tan desaguisados planteamientos. Mientras no se asuman los errores en materia económica y política, disminuyendo la corrupción, el burocratismo, el populismo y el clientelismo político, será inútil todo discurso de supuesta reivindicaciones sociales, igual en México que en cualquier país de Hispanoamérica o  del mundo.