De dictadores en desgracia a huéspedes indeseables
Escrito por Freddy Lepage ((ex diputado))   
Viernes, 26 de Agosto de 2011 06:33

altEl caso Gadafi ha puesto sobre el tapete la suerte de los dictadores cuando caen en desgracia con sus pueblos. Se convierten, de un solo porrazo, en una suerte de leprosos rechazados por los mandatarios que en su momento los halagaban, y recibían con todas las pompas y honores correspondientes a los jefes de Estado para así halagar sus egos y sacarle provecho económico a las riquezas de los países que gobiernan con mano de hierro.

Gadafi pasó de ser un maula terrorista internacional a un "líder" de una pequeña nación, en población, pero muy rica en el tan deseado petróleo. La mayoría de los presidentes europeos y de otras partes del mundo se rindieron ante su avasallante y estrafalaria presencia.

Sin ir tan lejos, aquí mismo Chávez le entregó la Espada de El libertador como signo de reconocimiento a la labor cumplida a "favor" del pueblo libio y a la lucha contra el imperialismo. Claro, como siempre, navegando contra la corriente y contra el beneficio de cada nación, el líder único de la revolución bolivariana privilegió los nexos político-ideológicos, ante las razones económicas y comerciales. Ahora, el autócrata libio tiene orden de captura emitida por la corte penal internacional.

Vale la pena recordar que el sanguinario déspota de Zimbabue, Robert Mugabe, a pesar de la prohibición de la Unión Europea de viajar a cualquier país de esa región, fue al Vaticano, en calidad de "invitado especial", a la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II.

No obstante, no todos los sátrapas del mundo tienen esa suerte de la dispensa papal...

El presidente de Sudán, Omar al Bashir, acusado de genocidio en Darfur, sin embargo, fue recibido en junio por el presidente chino Hun Jintao, en Pekín.

Igualmente, está el caso del depuesto Mubarak que no pudo salir de Egipto. Ahora está siendo juzgado por acusaciones de corrupción y asesinato por la propia gente que, por tantos años, lo mantuvo en el poder. Cosas veredes, Sancho...

Los tiempos cambian y cada quien quiere salvar su pellejo.

No dudo que así pensaron los militares egipcios ante la caída de Mubarak. Ahora son sus propios verdugos.

Retrocediendo un poco la historia, encontrémonos con Idi Amin Dada (supuestamente analfabeto), terrible y extravagante, grotesco, ridículo y sangriento autócrata de Uganda.

En 1979, huyó despavorido hacia Arabia Saudita donde murió no sin antes desear volver a su suelo natal, aunque el Gobierno de Uganda le había advertido que sería enjuiciado por los crímenes cometidos durante su mandato. El ladronazo de Ben Alí, tirano de Túnez, también encontró refugio en Arabia Saudita, luego de llevarse maletas llenas de dinero.

Mención aparte merecen los militares del cono sur, como el general Jorge Rafael Videla, de Argentina, preso por secuestros, torturas y asesinatos durante su permanencia al frente de la Junta de Gobierno. Al igual que Videla, hay otros integrantes del cuerpo castrense que cumplen condenas por sus actuaciones durante los gobiernos dictatoriales de la región.

De tal manera que en pleno siglo XXI no resulta fácil el oficio de dictador. Estoy persuadido de que la suerte de Gadafi, posiblemente, será muy similar al déspota de Irak, Sadam Husein, encontrado en precarias condiciones en una cueva de su pueblo natal porque no tenía a dónde ir...

@freddyjlepage

EN/OyN


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