El prestigio de la política
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 08 de Julio de 2024 00:00

altEste socialismo del siglo XXI, más allá de sus carencias, de sus idioteces ideológicas,

sus retrógradas posturas frente a una economía en la que el sector privado juegue un papel fundamental y en el que el respeto a la libertad de opinión y asociación no sean considerados delitos, entre otras cosas, tiene en su haber el haber procurado el gigantesco desprestigio de la política.

Y es que no solo se trata de haber exhibido desfachatadamente una riqueza mal habida, sino también por pretender una obediencia perpetua a sus innumerables decisiones, por demás torpes, erróneas y antidemocráticas; por intentar sepultar, por cualquier medio, la alternabilidad, los indispensables contrapesos del poder, el diálogo, los consensos, la seguridad jurídica y la confianza necesaria de importantes sectores del país. Así mismo, por haber derribado decenas de instituciones que forman parte de la columna vertebral del Estado y del sistema democrático, habiéndole costado, para mayor desgracia, muy caro a la sociedad venezolana, sobre todo a los más vulnerables.

Definitivamente, hay que devolverle a la actividad política el prestigio que tanto necesita. Este régimen acabó con lo poco que le quedaba. Hoy día, la política es vista como el camino perfecto para la corrupción, la demagogia, la mentira, el salir de abajo, el atajo ideal para hacerse de bienes ajenos y, en fin, para entrar en esos estrechos círculos en los cuales se toman decisiones que afectan la vida del país. Su nobleza, su perfil moral, el señalar rumbos y metas, el dar ejemplo de vida y dedicación, la búsqueda del bien común, el trabajar por y para todos, el tener como guía la libertad, la justicia y la igualdad de oportunidades, se han desvinculado de esta honorable labor personal y colectiva.

Sin excepción alguna, todos somos responsables de su degredo. Unos por comisión y otros – los más – por omisión.

Al fin y al cabo, la culpa es general por lo que a unos y otros nos toca la responsabilidad de contribuir a superar esta nefasta realidad.

La política es tan necesaria para lo sociedad como el alimento para los seres vivos. Ya lo decían Platón y Aristóteles.

Devolverle su respetabilidad y prestigio es tarea que nos incumbe a todos.

Ahora tenemos una oportunidad de oro. Confiamos en que las organizaciones políticas, sobre todo los de la verdadera oposición, hayan aprendido la lección y sus dirigentes hayan realizado una verdadera contrición. Y no se trata de pedir disculpas a los venezolanos, como algunos pudieran pensar, sino de asumir el compromiso de enterrar de una vez por todas las conductas, actitudes, la incompetencia y el rancio populismo que provocaron esta infausta situación.

MCM y Edmundo González Urrutia pueden contribuir de manera decisiva a que la gente vuelva a creer en la política y en su imprescindible y honesto ejercicio. Este ansiado regreso está a la vuelta de la esquina. No desperdiciemos la ocasión.

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com


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