Una excelente oportunidad
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 22 de Enero de 2024 00:00

altPor todos es conocido y vivido en carne propia lo que ha sucedido en los últimos venticinco años.

Nadie ha estado ajeno a esta tragedia. Salvo unos pocos favorecidos dentro y fuera del régimen. De resto, existe una realidad que no admite disculpas y mucho menos justificaciones. Enumerar las calamidades podría interpretarse como un vicio. Demasiado se ha hablado e -incluso – presentado innumerables diagnósticos y posibles soluciones.

La actividad política ha sido objeto de un despiadado desprestigio. Aquellas poderosas y siempre imprescindibles organizaciones, partidos y gremios, hoy lucen en su mayoría descoloridos, sin anclaje popular y más perdidos que el hijo de Lindbergh, como decimos en criollo. El arrase ha sido devastador. Por supuesto que, en enorme medida, la culpa se halla en el desempeño excesivamente errático de sus dirigentes, más allá de las persecuciones y presiones a que algunos han sido sometidos. Si el gobierno ha sido malo, la oposición, muchas veces, ha estado plagada de insensateces, equivocaciones y nada convincentes conductas. A este respecto, vale la pena señalar, como acertadamente lo han expresado destacados dirigentes políticos, que importantes victorias electorales las hemos convertido en estruendosas derrotas políticas. Baste el ejemplo de la elección de la Asamblea Nacional del 2015. Obtuvimos una incuestionable mayoría absoluta que no supimos manejar con tino e inteligencia, cuestión que aprovechó el gobierno para montar una Constituyente y así sepultar ese contundente éxito comicial.

La política, ciencia y arte llena de dificultades, ha sido vapuleada por todos lados. La mayoría de las ocasiones, la oposición se ha llevado la peor parte y con evidente razón. Y es que nos ha faltado sindéresis,

unión y visión de largo alcance. Ahora se nos presenta una nueva oportunidad. Sería el colmo de la miopía política o de un desfachatado egoísmo, no reconocer que la señora Machado representa la posibilidad cierta de cambiar este régimen por la vía electoral.

La democracia venezolana, sometida también a pruebas, desafíos, a hachazos sin piedad, y sobre todo al innoble propósito de aniquilarla, ha podido soportar y continuar de pie, a pesar de todas estas precariedades y condiciones adversas.

Las circunstancias no pueden ser más propicias. Electa en un proceso de primarias con una contundente votación y apoyo, sería criminal estar haciendo cálculos reñidos con la inteligencia política y la aspiración colectiva. Ya lo han dicho destacados voceros, con inocultable preocupación, pero también con mucho coraje: Algunos trasnochados, frotándose las manos, andan por allí acariciando la idea de la inhabilitación judicializada de la candidata de la oposición, para entonces asomar o presentar sus nombres a la nominación presidencial. Desde todo punto de vista, un exabrupto imperdonable, fuera de toda ética y plagado de malabarismos irracionales.

Es hora – entonces - de jugar limpio, de no pensar en pequeñeces y desechar aquellos intereses reñidos con la buena y ejemplar política. Unidad, respaldo, certeza y convicción son condiciones imprescindibles para obtener una contundente victoria electoral. Lo demás es puro cuento de camino. Nuestra débil y maltratada democracia se lo merece.

|*|: Especial para www.opinionynoticias.com


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