Ya  tiene 2 meses en la calle los resultados de la segunda encuesta nacional sobre la pobreza en Venezuela. Este segundo esfuerzo por tratar de medir la situación social del país a partir de tamaños muestrales que permiten representatividad a nivel de estrato social, tamaño de centros poblados y regiones, es decir más de 6.000 entrevistas, resulta un trabajo inédito para el caso de una institución no gubernamental como lo es la Universidad Católica Andrés Bello y su Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales. Entre 1997-98 realizamos un estudio de campo similar al de 2007-08, de allí la importancia comparativa con la que teníamos hace 10 años.

Los resultados de esta comparación pueden encontrarse en Detrás de la pobreza. Diez años después. Obra de mi autoría pero que supuso el trabajo de muchos investigadores que procesan información no sólo de la UCAB, sino también del propio sector oficial.

Uno de esos investigadores es la profesora María Gabriela Ponce, quien normalmente analiza la dinámica social de Venezuela, como decíamos, no sólo desde la propia data que levantamos en la UCAB, sino además desde procesamientos o reprocesamientos de una, sino la más, permanente y de más vieja data encuesta del país, como es la de Hogares por Muestreo.

Recientemente la profesora Ponce terminó un estudio titulado La pobreza en Venezuela. Mediciones y diversidad, que puede consultarse en la página www.pobreza.com.ve. Por tratarse de una investigación que utiliza la misma fuente de la que provienen las cifras de pobreza del INE, me voy a permitir citar algunas de las variables que, no por casualidad, también suele omitir el vocero de la fuente oficial.

Como seguramente el lector sabrá, la pobreza tiene distintas formas de medirse. Las dos que suelen utilizar con más frecuencia los organismos internacionales (esos a los que el Gobierno suele criticar y descalificar) son la línea de pobreza y el método de las necesidades básicas insatisfechas.

A su vez, y de la conjunción de ellas dos, se calcula lo que se conoce como el método integrado, en el que se distinguen cuatro tipos de pobreza, según su condición de estructural o coyuntural.

En base a este método, el reprocesamiento hecho por el trabajo mencionado da cuenta de que el total de personas en pobreza es de 48,7%, cifra que, aunque alta, no obstante es 20 puntos inferior a la que se tenía en 1997 y que, por cierto, es similar al 47,8% que obtuvimos desde la data y el método de la encuesta de pobreza de la UCAB. Esta cifra de pobreza nos parece que se aproxima mucho más a la realidad de la Venezuela de los últimos años y no la propagandística cifra a la que nos tiene acostumbrado el INE, el cual cualquier día de estos nos sorprende diciendo que se redujo a 1% o 2%.

Por el contrario, la propia data del INE, reprocesada por la profesora Ponce, dice aún más. Por ejemplo, que en el decenio 1997-2007 el porcentaje de viviendas inadecuadas aumentó de 5% a 7,2%; las viviendas sin agua de 7,3% a 9,4%; y que el hacinamiento y la dependencia económica se mantuvieron relativamente constantes; todo lo cual indica que, desde el método de las necesidades básicas insatisfechas, las mejoras en 10 años sólo son de 6 puntos para la pobreza no extrema y 2 para la extrema, lo que a su vez, vale decirlo, coincide con las variaciones que nos encontramos en el estudio sobre la pobreza de la UCAB.

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El Nacional