Hasta dónde y hasta cuándo
Escrito por Santiago Quintero   
Lunes, 22 de Febrero de 2010 21:46

altEl ciudadano común no es político ni tiene por que serlo. Tampoco el ama de casa, ni el estudiante, el profesional, el trabajador, el transeúnte, el peatón, el conductor, el paciente, el pensionado,el docente, el taxista, el chofer o el pasajero. Pero si tienen algo en común, de allí su condición: son usuarios de un servicio público.Todos los ciudadanos son usuarios de los servicios públicos independientemente del género, color de su piel o cualquier otro atributo.Es realmente, la gran condición igualitaria de Venezuela.
Hoy en día, desde lejos, el partido de los usuarios de los servicios públicos es el gran partido político de Venezuela, de eso no cabe ninguna duda.Porque la ausencia de trabajo, interés, capacidad, estudio y talento de las entidades públicas y políticas de nuestro país es proverbial. El país político está perdido, no termina de sintonizarse con el gran partido político de Venezuela que es, y quien puede dudarlo, el de los usuarios de los servicios públicos.
El voto de estos militantes mayoritarios definirá las elecciones en todas partes del país. Y estos militantes están claros con lo que quieren: quieren agua, quieren luz, quieren seguridad, quieren trabajo, quieren paz. Al único imperio que quieren derrotar es al imperio de la incompetencia, de la incapacidad, de la corrupción.La única guerra en la que quieren participar es en la erradicación de la violencia,  la enfermedad y la agresión. No están de acuerdo con que su dinero lo repartan por el mundo a mano suelta, regalando la planta eléctrica que le hace falta o el asfalto que se obsequia al exterior cuando sus calles están llenas de huecos. No están de acuerdo a que los obliguen a ver cadenas que no quieren ver o a perder libertades que aprendieron a ejercer. No quieren ver desaparecer sus programas de televisión y de radio, exigen el derecho a la información que fue conquistado en las calles derrotando a los grillos de la tiranía.
Esos militantes no quieren gendarmes. Se cansaron  que los traten como reclutas ordenados a la fuerza a librar batallas contra sus mismos familiares y sus vecinos .No quieren estudiar dogmas, sino  conocimientos  que los capaciten para tener una mejor calidad de vida .Quieren ver  las nuevas viviendas donde aspiran vivir decentemente. Quieren ver que en su país se produzca lo que consumen y que se termine la falta de alimentos para el venezolano. Esos militantes no quieren ver niños y mendigos en las calles, mujeres y hombres indigentes que viven de  la luz roja en un semáforo. Quieren dejar de colocar rejas en sus hogares para resguardarse. Quieren expresar que no se está cumpliendo el contrato político entre el pueblo mandante y el funcionario mandatario, es decir, entre el que manda y el que hace el mandado. Observan que el que debe hacer el mandado, el que debe servir no lo hace, sino que antepone sus intereses personales, su ego y su vanidad, su arbitraria conducta fuera de sus competencias para agredir los derechos de sus conciudadanos. ¿A que se debe ese odio contra el venezolano común, a que se debe esa expropiación de derechos?¿A que se debe ese resentimiento ciego que en vez de construir y responder a las esperanzas de un Pueblo creyente, termina violando la Constitución que estableció como la madre de sus leyes el propio Pueblo?. Quien traiciona a la Constitución traiciona al Pueblo. Y el Pueblo al final dará su respuesta.
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