| Ni bonito, ni sagrado, ni bueno |
| Escrito por Mibelis Acevedo D. | X: @Mibelis |
| Martes, 04 de Febrero de 2020 00:00 |
|
pero ansioso y procastinador, siempre presto a dejarse atajar por los monstruos de ese “sueño de la razón” que pinta Goya y cuya oscuridad nos zarandea. Al revés de su amiga Mafalda, idealista consciente de la necesidad de concreciones, el pragmatismo en aquel es espantado por la creencia de que la realidad es demasiado díscola para domarla: así que parece propicio darle la espalda, esquivar su feo rictus, esperar panglossianamente a que mejore. La incapacidad para lidiar con lo que amenaza deviene así en negación, la mentira confortable en promesa para mitigar el trauma del cambio. En tiempos de “modernidad líquida”, seducidos por el vértigo y la veleidad de la política 2.0, ese síndrome se vuelve pan de cada día. En los activos hornos de la posverdad hoy se cuecen paisajes y certezas a gusto del antojadizo consumidor. Por allí cada quien puede pasar y elegir lo que mejor le acomoda, erigir una ciudad y amurallarla, si le provoca, o dinamitarla, minutos después; aplaudir o vilipendiar con igual ímpetu, acogerse a la ilusión del falso activismo o, cual “zombis nómadas de la sociedad del yo”, (Peter Sloterdijk dixit) reivindicar el derecho al narcisismo de la opinión; soltar: “acá se hace lo que quiero” y endosar el propio, porfiado apetito a los demás. Gracias al gran mercado de ficciones que esos entornos proveen, el niño mortificado que se resiste a trajinar con los dolores del crecimiento puede, al menos por instantes, creer que su solo deseo conjurará toda imposibilidad. Pero el rato de blanda evasión vive limitado por el cortocircuito que encaja la evidencia fáctica, la realidad que no se pone “linda” por más que queramos, ni se muestra dispuesta a entrar en el estuche que una retórica marrullera le destina. Si al caso venezolano nos remitimos, por cierto, habrá que asumir que un adversario recurrentemente subestimado sigue allí, a expensas de un equilibrio inestable, sí, pero asistido por el poder que en efecto ejerce, esa “probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aun contra toda resistencia de otros y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad”, como explica Max Weber. Una facultad, además, que da pistas precisas acerca de “quién gobierna”, quién dispone del uso de la fuerza y la emplea a discreción, con saña de carcelero. Nos recuerda de paso el propio Weber que “es de sentido común que algo puede ser verdad, a pesar o precisamente debido a que no es bonito, ni sagrado, ni bueno”. Intentar diluir la certeza perturbadora apelando a subterfugios, a la doxagenerosamente untada como linimento, al espejismo del poder dual, no tendrá por tanto efecto eficaz ni duradero sobre ella, no la hará más dúctil ni menos trágica. Una gira internacional para asegurar apoyos a favor de la eventual búsqueda de acuerdos gobierno-oposición (es lo que asoman declaraciones de voceros como el Ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, François-Philippe Champagne) tendrá sentido entonces si esa irritante realidad doméstica se incorpora a las previsiones. Y si el camino de la negociación se abraza finalmente y sin complejos, habrá que admitir que el adversario existe e influye, que su odiosa presencia no se borrará de un avispado plumazo. Y que lidiar con él, políticamente, -como aconseja la mayoría de los aliados- exige trabajar para debilitar a factores intransigentes que sin tener cómo ni con qué, se niegan a aceptar una ruta que no implique replicar los métodos de la barbarie. Pero un cambio urdido por demócratas dependerá justamente de desbancar esa idea schmittiana de la política: el antagonismo respecto a un otro público, siempre visto como enemigo. Lo cual no es fácil, pues sabemos que esa lógica de la exclusión tan propia de los extremismos se ha colado, baila, se toma selfies, vive cómoda entre quienes deberían cortarle el paso. He allí el más avieso de los efugios: la “política de la dignidad” sólo ha interpuesto estorbos entre los fines y su consecución, dando preeminencia al rasgo infantil, al impulso, al puro deseo sin que inquiete la incapacidad para realizarlo. El “giro en la estrategia”, entonces, sería volcarse a cambiar ese paradigma y disponerse a asumir con sentido realista la responsabilidad sobre la confección del propio destino. Decir, como Walesa: “No quiero, pero tengo qué” (“Nie chce, muszę ale”), conscientes de que omitir el contexto y sus restricciones seguirá apartando la fruta de la boca del famélico. En ese sentido tocará definirse respecto a la participación en próximos comicios; no los que se desean, no los que se ajustan a las sublimes expectativas de lo bonito, lo sagrado, lo bueno. La elección parlamentaria, “un hecho político real”, como apunta Henrique Capriles, estaría poniendo a prueba la madurez del liderazgo para decidir y plantarse -sin retozos que nos hagan perder el tiempo- frente a lo inminente.
|
“La década inquieta”, informe de IPSOS sobre las tensiones en el mundoA mitad de la década de 2020, y a cinco años del inicio de la pandemia, el mundo transita un ciclo signado por la inestabilidad y el cambio permanente. |
“¿Qué opina usted de la mujer que le quita el marido a otra?”: una infidelidad, una venganzaLa intriga, el drama y la reflexión vibrarán en las tablas del Centro Cultural Chacao con la pieza “¿Qué opina usted de la mujer que le quita el marido a otra?”. |
"Nuevo país de la arquitectura": obra de arquitectos venezolanos nacidos entre 1985 y 1998Banesco presentó Nuevo país de la arquitectura, undécima publicación de la colección Los Rostros del Futuro de la Biblioteca Digital Banesco. |
"Nexos Movilnet": una plataforma de innovación para darle propósito a la red 5GMovilnet, a la vanguardia del desarrollo tecnológico en el país, anuncia desde la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán, el lanzamiento de Nexos Movilnet. |
Coca-Cola FEMSA Venezuela duplicó su meta de voluntariadoEn el marco del Día Internacional del Voluntariado, Coca-Cola FEMSA Venezuela celebra el compromiso y la participación de sus colaboradores, |
Navegando la IA Generativa: del caso Avianca a la frontera de la AGILa IA generativa se define como un conjunto de sistemas capaces de emular la creatividad humana para producir texto, imágenes y código. |
Lidiar con la incertidumbreEn principio. vale manifestar que las líneas que dan sentido a esta temática, NO derivan de alguna vocación apasionada o beligerante. |
Otras dimensiones aprovechables en las universidadesPara quienes somos hechuras y estamos comprometidos con la academia no hay excusa que valga para pretender escurrir el obligado debate |
El trabajo de la muerteUsualmente, aunque no siempre es así, hay que solicitar los servicios de otro psicópata para vencer y atrapar a psicópatas. |
La carta que salió de La RotundaEn la Navidad de 1920, desde una celda oscura de La Rotunda, el periodista Rafael Arévalo González escribió a su hija mayor una carta de amor. |
Siganos en