Esta revolución es tan mala que hasta Chávez la utiliza como amenaza cuando dice que la va a radicalizar si continúan las protestas". La expresión se la escuchamos hace unos días a Unai Amenabar en su programa de radio a propósito de las advertencias que emitiera el pasado jueves el Comandante en Jefe con charreteras de generalísimo cuando aseguró que metería un acelerón revolucionario si continuaban las manifestaciones estudiantiles. La verdad es que eso fue un rapto de sinceridad absoluta que muestra cómo él está clarísimo de lo impopular que resulta ese sistema en la colectividad y cómo éste no ha resuelto los problemas de la gente a tal punto que pareciera "el coco" con el que se asusta a los niños.

La lógica indica que si Chávez estuviera orgullosísimo de su revolución no amenazaría a nadie con incrementarla y llevarla hasta sus últimas consecuencias, sino que respondería a ese mismo pueblo otorgándole "feliz" esa bendición proclamada por Marx y asumida por él a manera de redención y pasaje al mundo fantástico y no a como la verdadera "tiendita del horror" con hombres lobos, vampiros, Chucky y hasta la novia de éste como comparsa aterradora. "¡Uyyy, allí viene la revolución!, pórtate bien o te agarrará a medianoche y te quitará tus cositas porque son "propiedad privada"! ¡Ya lo sabes, no te quejes, no manifiestes, no digas que no hay luz, agua, inseguridad, corrupción, ni que los cuerpos de seguridad arremeten contra los estudiantes, ni que los arrastran halándoles los cabellos por las calles, ni que les caen a perdigonazos, ni que utilizan instrumentos de represión dignos de "Conan el Bárbaro", ni que aquí cierran medios a su antojo cuando les resultan inconvenientes, ni que ha subido el costo de todo, ni que la justicia está ausente, ni que se irrespeta la vida porque su cultura es la de la muerte, la guerra y el odio". No digas y más aún, no pienses, porque la consecuencia y el castigo será precisamente esa: "más revolución".

No se puede querer lo que da miedo y eso es precisamente lo único que le ha quedado al otrora vendedor de ilusiones ahora convertido en espantador de oficio: el pánico como única estrategia para tratar de mantener lo que antes era "fervor popular". Pero sin duda escogió el peor camino, nadie quiere "a lo juro y porque sí" y menos cuando lo que recibe es "palo parejo".

Pero el asunto es aún más bizarro, porque cuando niega la posibilidad de un golpe de derecha (cosa que la mayoría también rechaza de manera categórica) justifica una eventual intentona de izquierda (o autogolpe) si así lo obligaran. Entonces en qué quedamos ¿hay golpes buenos y golpes malos? No luce bien el Comandante en Jefe por mucho que se forre en verde oliva y así se sienta seguro& Los fantasmas de la calle, de los barrios, de las universidades, de los estadios, de las ciudades, de los caminos y de todo el país pareciera que lo tienen un poquito asustado y silvandito en su propia oscuridad.

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