Levantaron sus brazos y manos al aire, al tiempo que se sentaban en el asfalto, en esa clara maniobra  que le hizo ver a los guardias nacionales  que su actitud era pacifica. Los guardias también son pueblo y más de uno de ellos comienza a sentir una afinidad con esos muchachos que a pesar de su corta edad, nos están dando unas grandes lecciones de madurez.

Son el futuro, son la esperanza, son la creatividad que este país necesita para seguir adelante. Confieso sin reservas, que cada día me sorprende más la manera como encaran la situación y las formas no convencionales con las que están empujando a este régimen a cometer errores. No se deje marear por actos aislados de algunos desordenados –a veces infiltrados- que le dan un carácter violento a la protesta estudiantil. En los estudiantes hay concierto, orden y una profunda convicción en que la llama de la esperanza sigue ahí, de pie, incólume, sostenida sobre los verdaderos valores que tenemos los venezolanos de bien, no importando en que lado militen. Están claritos, saben con exactitud que este gobierno busca la violencia, para generar la excusa perfecta que lo ayude a pasar esta crisis, o a generar una gran emergencia que lo “empuje” a suspender el próximo proceso electoral.

Una gran grieta atraviesa las bases de la revolución, que se hace pedazos, con un crujiente sonido que ya podemos escuchar desde afuera. No importa porqué, importa el qué. La desbandada comenzará en cualquier momento, pues ninguno de ellos estará dispuesto a inmolarse por esta revolución de pacotilla, cuyo líder quiere seguir alimentándonos de promesas vacías y groseras actitudes hacía los que no estamos de acuerdo. Los juegos se ganan con carreras y buenos lanzamientos, los juegos nos se ganan dando gritos desde la trinchera y despotricando de los jugadores que lo hacen mal. Al final, los juegos los ganan o los pierden los conductores de los equipos, que tiene la responsabilidad de las decisiones encima de sus hombros. Todavía no he visto un conductor de un equipo deportivo que se asome al campo a reírse o burlarse  del público. Eso precisamente es lo que Chávez hace con nosotros, con el país que dice gobernar.

La sociedad y los estudiantes como parte de ella están llamados a presionar, con firmeza pero sin violencia, para que este gobierno de marcha  atrás en la toma de nuestras libertades y nuestros derechos. Es la sociedad completa quien tiene que accionar, para hacerle ver nuestro descontento. No permitamos que la presión cese o se convierta en un puño de actos de violencia que trastoquen el verdadero sentido de la esa protesta. La violencia no nos lleva a ningún lugar concreto, simplemente ayuda al gobierno en sus intenciones.

Esta sociedad en la que cohabitamos los venezolanos pasa por momentos muy difíciles, que están poniendo a prueba nuestra paciencia, nuestro optimismo, nuestra confianza en el futuro y peor aun, nuestra visión de una patria posible. Cada uno de nosotros está llamado a tomar posición y abandonar esta apatía que esta permitiendo que cada día mas, nos sintamos impuestos de un cerco a nuestro pensamiento a nuestra libertad de actuación y a nuestra capacidad de asombro. La patria, es un todo, la patria es la razón de ser y así lo saben los que por motivos ajenos a su voluntad, viven afuera de nuestro país, añorando cada día regresar a esta linda tierra que estamos llamados a defender para entregarla a nuestros hijos. Que nadie desmaye en este propósito.