Chávez: ¿te quedó claro?
Escrito por Enrique Pereira   
Domingo, 24 de Enero de 2010 07:43

altPaseamos por la avenida Miranda. Éramos muchos. Faltó avenida, sobró gente para llenarla.  Sin autobuses, sin pagarle a nadie, sin obligarnos. Salimos de todas partes y sabes; había pueblo, mucho pueblo del que antes votaba a tu favor. No te lo tengo que decir, ya debes haber visto las peliculitas que tomó el helicóptero de la policía. Será cuesta arriba que puedas lograr la mayoría en la Asamblea. Tendrás que gritar más duro de lo que lo hiciste hoy, para que te escuchen. Te siento nervioso.

Ustedes dieron pena. La zona donde se encuentra la plaza O’Leary tiene unos 150 metros de largo por unos setenta de ancho. No hay que ser mago para saberlo, basta medirlo con las herramientas de Google Earth. Una calle lateral, que estaba llena de gente, tiene unos 120 metros de largo por unos catorce de ancho. Toda esta superficie, incluyendo las fuentes, los morichales, carros parados y la zona de la tarima, con su respectiva separación de la “multitud”, no excede unos 12.000 metros cuadrados brutos  Hay que descontar esos espacios muertos, para llegar a una superficie neta. En esa concentración habría a lo sumo unas quince mil personas, siendo generoso. Esta vez no necesitó binoculares. Allá quedaron los tiempos en que llenaba la Avenida Bolívar, en sus dos kilómetros de largo y los cuarenta metros de ancho. Aún para reunir ese puñito de gente, tuvo que mover una catorcera de autobuses. La revolución hace agua. A ese ritmo, la próxima convocatoria roja será en el Poliedro o en el Teresa Carreño.

Sabes que se parece a un país…  a un juego de pelota Caracas- Magallanes. Hay gente de todas las edades, de todos los orígenes y de todos los colores.  Es así como una muestra de Venezuela, que con toda seguridad, te pitarían si se te ocurriera ir a ver el juego de pelota. Inténtalo para comprobar si sales liso. A Ledezma, Leopoldo y a Ocariz los aplauden cuando van a sentarse entre la gente, como un ciudadano más.                    

Aburridísimo tu discurso de hoy, historias que ya no convencen.  Alusiones a una falta de unidad de la oposición, al tiempo que exiges unidad monolítica en tu gente que apira a ser candidato. Pide que te enseñen las tomas de tu público y notaras a que se dedicaban. No te escuchan, no reflexionan, están allí para llenar un espacio, pero con esos soldados perderás la batalla, por más uniformes rojos que les pongas encima. Los guerreros nuestros, caminaban con el alma en el pecho y la bandera en la mano. Esos son los mismos que harán fila para votar, sin que se lo tengamos que recordar.

Me cuesta entender tus palabras de amor, cuando las acompañas de groserías y burlas a los que nos oponemos a tu forma de conducir el país. Me cuesta entender porque comprometes el futuro de nuestra gente, expropiando irresponsablemente lo que tu capricho dispone Me cuesta entender quien te nominó como candidato y líder permanente de una revolución “colectivista”, que se supone se mueve con colectivos y no con figuras individuales. No somos una monarquía y tú no eres el pueblo, como te haces llamar. Hace tiempo que te cantaron el tercer strike.


Enrique Pereira


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