Guerra avisada
Escrito por Elys Rivas   
Viernes, 15 de Enero de 2010 06:47

altEsto se veía venir. Crónica de una receta anunciada —neoliberal, por cierto—, así es como tenemos que asumir el mal llamado ajuste cambiario. Pero que en el fondo no es más que una devaluación. Ya estamos claro que cuando el gobierno dice que no va hacer tal o cual cosa hay que entender lo contrario, al igual que cualquier otro. Es decir, que si lo va hacer. Esta cantaleta se produjo el año pasado cuando se afirmó que no habría devaluación. Claro ese año, pero nadie dijo nada de este. De modo que cuando niegan el aumento de la gasolina se debe entender que si va el tan cacareado ajuste. Porque posiblemente así lo llamaran y lo justificaran señalando que somos el único país que tenía el precio de la gasolina más barato del mundo.

El país entra en terapia intensiva. De problema en problema se va llenando el vaso. Y esto debe preocuparnos inmensamente. Porque el tiempo se agota como se agota seguramente la paciencia del pueblo. No hay mentira más fresca que decir que la devaluación no afectará el bolsillo pueblo. Y que el precio de los productos no subirá. Y que expropiarán a aquellos comercios que suban los precios entregándoselos a los trabajadores. Cosa esta última que no dudamos ya a esta altura del partido. Y con marcador en contra. El plan de racionamiento de la luz pienso que tendrá repercusiones inconmensurables. Porque como señalamos la vez pasada se está racionando la incapacidad. Y ahora se devalúa la ingobernabilidad.

El gobierno definitivamente se juega el todo por el todo. Y comienza a caminar por el filo de la navaja. Y ni siquiera es válido decir que tiene en esas medidas una espada de Damocles. Ahora es más inmediato y peligroso el escenario y lo que se esconde tras el telón. Si bien es cierto que con este cambio dual el gobierno busca oxigenarse hay un riesgo y un costo político por delante. Particularmente porque estamos en un año electoral Y en 1983 cuando se tomaron las mismas medidas, salvando la distancia, el gobierno pagó un precio muy caro que le costó perder las elecciones de ese año. En la actualidad también estamos en año electoral. Y si la historia es dialéctica, al medir con la política comparada los momentos históricos diríamos sin miedo a equívocos que la historia se repite.

Cada vez la crisis de ingobernabilidad se acentúa y queda en tela de juicio la capacidad para gerenciar no solo el erario público sino la toma de decisiones. Indicando todo que lo que existe es una improvisación permanente. Un método de ensayo y error. Distinto al juego robinsoniano de inventamos o erramos. En este caso, pienso que lo último es lo valido. El gobierno ciertamente tendrá con estas medidas capital para financiar las elecciones, pero a cambio de sacrificar y poner a prueba la voluntad popular. Lo que significa políticamente un riesgo inconmensurable. Que dadas las circunstancias es una decisión que se tenía que tomar. Con la diferencia que la luz esta al principio y no al final del túnel.

De aquí que ante cualquier situación al gobierno no le quedará otra opción sino recurrir a la fuerza. Porque el descontento rebasará los límites de control del gobierno y aquí esta el peligro. Dado que el desespero será de parte y parte. Y entonces sólo se oirá el llorar y el crujir de dientes. Se agotó cada mecanismo de concertación. En adelante se pasará del conflicto a la violencia. Eso será inevitable. Especialmente porque todo esta siendo inducido, provocado por el gobierno como una carta bajo la manga.. No es la mejor salida. Pero es la única que le queda al gobierno en estos momentos aciagos cuando el país se le escapó de las manos.

El peligro de todo esto es que le brindará al gobierno la oportunidad que ha estado esperando. Buscar la confrontación y alcanzarla. De manera que ante tal situación se verá obligado a decretar el Estado de excepción y gobernar a discreción por decreto. Lo que definitivamente le permitiría permanecer en el poder hasta donde sus facultades o la providencia se lo permitan. Ello significará la muerte de la democracia. Y equivale a decir la desaparición definitiva de la institucionalidad en Venezuela. En estos instantes entonces lo único que puede salvar al pueblo es un modelo para armar: el 350. Que traduciría su actuación en el pergamino en legitimidad y legalidad ante la comunidad internacional.

(*): Politólogo y Magíster en Ciencias Políticas
elysrivas@cantv


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com