El proceso de deterioro generalizado de nuestro país avanza como consecuencia de la estafa que ha resultado el llamado socialismo del siglo XXI propuesto por el presidente Chávez. La gestión de cualquier gobierno o proyecto político se debe medir por sus resultados, de los cuales debemos destacar, en lo político, la concentración de todos los Poderes Públicos en manos del Presidente, a los cuales les da órdenes que cumplen aun violando descaradamente la Constitución nacional vigente, como es el caso de la designación de las rectoras del CNE, siendo destacadas militantes del partido de Gobierno en clara violación de la Constitución. Asimismo la reforma a la Ley del Banco Central de Venezuela para que pueda financiar los déficit de Pdvsa comprándole los bonos que emite para tapar los huecos de una mala administración, violando la letra de la Constitución que le prohíbe al Banco Central financiar esos déficit.

En lo social, citaremos también ejemplos indiscutibles de ese fracaso; en materia de inseguridad personal señalamos un solo ejemplo que por sí solo expresa lo que estamos viviendo, en el pasado mes de noviembre ingresaron a la morgue de Bello Monte 370 cadáveres. El alto costo de la vida, junto al pésimo servicio de luz y agua que sufre nuestro pueblo, no tiene excusa. Entre 2008 y 2009, el desempleo juvenil alcanzó 18,4%, o sea, más de 120.000 jóvenes entre 15 y 24 años que no consiguieron empleo.

En lo económico, la política de ataque a la propiedad privada más la destrucción de la actividad productiva y del empleo han generado la mayor inflación de Latinoamérica, que es el peor impuesto que deben pagar los pobres. La economía decreció en el tercer trimestre de este año 4,5%, las exportaciones cayeron 48%, han quebrado las empresas de Guayana, y la producción agropecuaria está siendo destruida por las confiscaciones, más la inseguridad jurídica y personal.

Este gobierno ofreció un modelo de desarrollo endógeno, es decir, con énfasis en la producción nacional y la diversificación de la economía, pero el Banco Central nos acaba de informar que 92% de los ingresos de divisas al país dependen actualmente de la actividad petrolera, o sea, que somos más dependientes del petróleo y monoproductores que nunca.

Pero el colmo del fracaso de este proyecto es el ético, reflejado en la corrupción ilimitada del sector oficialista expresada en la intervención de varios bancos propiedad de socios o familiares de altos dirigentes del Gobierno o del partido que lo sustenta.

El robo de los dineros del pueblo ha sido tan descarado que se vieron en la necesidad de comprar bancos para lavar el dinero sucio de la corrupción y quizás de otra cosa, y para ello necesitaban de bancos como fórmula de legitimar la salida de esos capitales al exterior.

Es claro que los jefes de la corrupción están en el gobierno de Chávez, y que estos supuestos banqueros actuaban como aguantadores de los ministros, gobernadores, presidentes de institutos del Gobierno, o tesoreros, que utilizaban los dineros públicos de todos los venezolanos para depositar cifras desproporcionadas en esos bancos, de donde salían junto con los depósitos de particulares a través de supuestos préstamos a empresas de estos funcionarios representados por estos supuestos banqueros, y una gran parte de esos préstamos fueron a engrosar los depósitos en dólares en el exterior de estos asaltantes con gran influencia en este gobierno que se dice revolucionario y anticapitalista.

Hasta ahora, el Gobierno se ha limitado a intervenir los bancos y detener a estos supuestos banqueros, pero protege y no toma ninguna medida contra los verdaderos responsables de este escándalo de corrupción, que son los altos funcionarios cómplices de estos robos depositando los dineros del pueblo en esos bancos. Si esos verdaderos responsables se quedan en sus cargos sin sanción, estaríamos comprobando que cuentan con la complicidad del presidente Chávez.

La culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrote.