La situación que obligó a la reciente intervención de algunas instituciones financieras, repite lamentablemente otras ya vividas, y señalan el comportamiento de individuos que se aprovechan para su enriquecimiento personal del ciclo económico, alimentado, entre otros, por los recursos extraordinarios provenientes de la renta petrolera.

La abundancia permite, si se cuenta con amigos en los círculos de poder, la agresiva acumulación de capital por unos pocos, lo cual facilita su intervención en la intermediación financiera.

Adquieren organizaciones, muchas veces sin contar con la experiencia, el conocimiento y los principios indispensables para su correcta administración. Así que, cuando el ciclo se agota y se complica el acceso al dinero fácil, las obligaciones se incrementan, se conoce de operaciones no autorizadas, especialmente entre relacionados, se debilita la caja de las instituciones afectadas y aflora la crisis.

En los años noventa del siglo pasado, como resultado de la debacle, se fortaleció el marco regulatorio e institucional, a objeto de ordenar y regular el proceso de intervención cuando fuese necesario. Sin embargo, a pesar de ello, el hecho de que de nuevo emerja el problema es indicador de la debilidad en la aplicación de la normativa existente y de la falta de voluntad para hacerlas efectivas.

El no corregir a tiempo lleva a la intervención y al largo y complejo proceso para sanear o liquidar las instituciones afectadas. Así, miles de compatriotas de la noche a la mañana se ven sorprendidos por las limitaciones impuestas en los mecanismos establecidos al acceso a los depósitos en las instituciones intervenidas.

Si bien los daños, en esta oportunidad, se concentran en un número limitado de bancos, los afectados, tal como lo declaran, se encuentran sin los recursos para cubrir sus necesidades inmediatas, y han tenido que recurrir a terceros para sobrevivir.

De allí la importancia de utilizar la plataforma de la banca privada tradicional, a fin de agilizar la devolución de los depósitos y estudiar si se puede incrementar el monto asegurado, puesto que en un proceso inflacionario éste pierde valor día a día.

Dada la importancia de la intermediación financiera para la vida económica y social de un país, es tarea de todos vigilar que las regulaciones existentes se cumplan, a fin de evitar repeticiones, y limpiar el sistema de actores cuya ética y principios contravienen lo establecido en el marco regulatorio vigente.

Se hace necesario que los transgresores sean sancionados. 

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(*): Decana escuela de Economía UCAB.

El Nacional