Subterfugio manido
Escrito por Beatriz de Majo   
Martes, 17 de Noviembre de 2009 07:02

altMás de 50 años tiene la cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos, y desde antes del advenimiento de Hugo Chávez al poder esa cooperación se había vuelto mucho más operativa e intensa, sin que fuera considerada una razón de guerra. Desfigurar la realidad de la presencia militar estadounidense en Colombia es un ejercicio falaz y malintencionado.

La historia reciente nos muestra lo siguiente: el texto firmado entre Estados Unidos y Colombia el pasado 3 de noviembre es un Acuerdo Complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad que se inscribe en el marco del Acuerdo de Asistencia Militar suscrito en Bogotá el 17 de abril de 1952. Aquel tiene 57 años de vigencia.

En 1962, los dos gobiernos suscribieron un Convenio General para Ayuda Económica, Técnica y Afín, también uno de los prolegómenos del "temible" acuerdo actual. En 1974, igualmente rubricaron el Acuerdo de Misiones Militares, en el que se definen las características de una misión del Ejército, una Naval y una Aérea de Estados Unidos en Colombia. Poco tiempo antes de que el gobierno de la revolución accediera al poder, nuestro vecino había firmado con el gigante del norte, en febrero de 1997, el Acuerdo de Interdicción Marítima.

Ya durante el gobierno de Chávez, en agosto de 2004, Colombia y Estados Unidos adelantaron otro Convenio General para Ayuda Económica, Técnica y Afín que estableció un programa bilateral de control de narcóticos. En marzo de 2007, el Memorándum de Entendimiento para una Relación Estratégica de Seguridad para Promover la Cooperación entre el Gobierno de Colombia y el Gobierno de Estados Unidos, suscrito en Bogotá, complementó los convenimientos anteriores.

Y, por último, en diciembre de 2007, Estados Unidos y Colombia firmaron a lo que se llamó el Air Bridge Denial, un acuerdo en torno al Programa de Supresión del Tráfico Ilícito Aéreo de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas.

Es bueno preguntarse entonces: si este largo récord militar que contiene por lo menos siete convenios, además del Plan Colombia y el Plan Patriota, viene ocurriendo "debajo de nuestras narices" ­para usar el lenguaje oficialista­ desde hace cinco décadas, ¿a qué viene la extrema posición de la revolución en los últimos días? Una sola razón: es ahora cuando al Gobierno le resulta imperativo echar mano de un subterfugio manido para tratar de acuñar la tesis de la invasión norteamericana con la colaboración neogranadina. Porque es ahora cuando es válido el supuesto de que un enemigo común aglutina a los propios. Y los propios cada vez son menos.

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Fuente: El Nacional


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