El Narciso de Caracas
Escrito por von Reiner Luyken   
Jueves, 27 de Agosto de 2009 16:25

altEl Presidente está sentado frente a una mesa profusamente decorada, sus piernas ligeramente dobladas -una pose- como las de los retratos de los reyes en el siglo XIX. Su mirada se concentra en una cámara colocada delante de la mesa. Lleva puesta una chaqueta de trabajo, con las insignias de una empresa de acero. Ya está de nuevo en pantalla, el Presidente Hugo Chávez Frías. Un teniente coronel que pasó, de golpista a Jefe de Estado elegido y auto-denominado revolucionario.

Hace pocos minutos se presentó en la pantalla con su propio programa televisivo, ante su pueblo, como suele hacerlo casi siempre en domingo.

El programa se llama "Aló Presidente". Chávez funge de moderador, director y entretenedor único, en una mezcolanza de clase de Biblia, enseñanza política, respuestas a llamadas telefónicas, chistes populares, que dura seis horas. "Aló Presidente" juega un papel tan importante en la política venezolana, como las reuniones de Gabinete y los debates en la Asamblea Nacional. A menudo los Ministros escuchan por primera vez, en estas entregas televisivas, los nuevos propósitos del Presidente. En el programa del 7 de abril 2003 despidió al Presidente de la empresa nacional PDVSA. Como un juez beisbolero mencionó uno tras otros los nombres de los directores, pitando y diciendo "tú estás fuera".

La revista intelectual inglesa "Prospect" llamó a este Jefe de Estado no convencional "mezcla ecléctica de 'thatcherismo' con ideología castrista, un vivaz marxista majadero y un showman postmoderno".

El vigoroso Chávez no es el jefe de una república bananera. Venezuela es el quinto productor del petróleo mundial. Especialmente los EEUU, dependen del petróleo venezolano. Mucho más ahora, con la guerra en Irak.

Por lo tanto, PDVSA es mucho más que una gran empresa. Allí descansa también el Poder del Presidente. Desde su elección en el año de 1998, Chávez se ha dedicado, especialmente, a jugar con las relaciones hacia Estados Unidos. Es el único Jefe de Estado que ha visitado a Saddam Hussein desde la guerra del Golfo en 1991. Estrechó los lazos con Irán y Libia. Se hizo amigo de Castro y le envía petróleo barato a Cuba. En la OPEP, cuyas cuotas habían sido sobrepasadas rutinariamente con anterioridad por su país, consiguió elevar el precio internacional, con medidas de contención estrictas.

Además, cerró el espacio aéreo para los aviones norteamericanos que querían perseguir a los mercaderes colombianos de la droga en cielo venezolano. Despidió a la Misión militar norteamericana de Caracas. Y, coronó la historia de sus provocaciones en Nueva York, donde había sido invitado como huésped de honor a un almuerzo con banqueros y financistas en el hotel Waldorf Astoria. Bill Rhodes, el más importante vocero del Citigroup para América Latina, estaba sentado a su lado. A pesar de que trataba una y otra vez de comenzar una conversación con él, Chávez se las ingenió para hablar con todos y cada uno, especialmente los mesoneros y las mesoneras, excepto con su vecino. Esto lo consagró como héroe popular en América Latina donde la reputación de USA no es buena.

El Presidente se presenta ante su pueblo con un chaquetón de trabajo. Cerca de la entrada del Salón de los Espejos está un monitor con el cuadro que los televidentes reciben. Ellos no ven nada del lujo principesco de los sillones dorados y los cuadros, sólo reciben la imagen del Presidente, en su chaquetón de trabajo. Y, a veces, a la Ministro de Información que está sentada a su lado. ¡Cómo lo idolatra! Como una fanática. Esta mujer de mediana edad sonríe gustosa con cada broma que él hace, a veces casi devotamente. El Presidente la premia poniendo cariñosamente su mano izquierda sobre el antebrazo de la ministra. La mano izquierda con la que escribe, toma café, gesticula... La derecha la utiliza sólo en los actos oficiales para saludar. La estrecha fuertemente. La voz de Chávez es sonora y agradable. Habla tranquilo e interminablemente.

¿Qué puede decir un Presidente durante seis horas?

Cada vez, cuenta de nuevo anécdotas de la vida de Bolívar... En la segunda mitad del siglo XIX, Bolívar, el héroe maltratado, se convirtió en culto del nacionalismo venezolano. Las plazas principales de casi todas las ciudades y la moneda llevan su nombre, Venezuela se llama ahora República Bolivariana y supuestamente se encuentra en medio de una "revolución bolivariana". Tiene una "Constitución bolivariana", un librito azul con el formato de la Biblia de Mao, con cuyo contenido se justifica toda declaración.

Los opositores del régimen sostienen que el concepto "bolivariano" está vacío de contenido y "es sólo una coartada emocional para tapar la falta de un programa político". En vez de un movimiento político, el Presidente lo que ha hecho es un culto a su personalidad. Chávez ha hecho del Estado, su botín, dicen los críticos: "Él cree que lo que es bueno para él es bueno para Venezuela".

Los chavistas, sus más fieles seguidores, aseguran en cambio, que la Revolución sirve para "crear conciencia y pensamiento bolivarianos". Que la revolución bolivariana busca la paz y la libertad, no en una democracia representativa, sino "participativa y protagónica". Para lograr esto, se han organizado las masas revolucionarias, desde hace medio año, en círculos bolivarianos. Algunos de éstos están armados.

En 1988, 56 por ciento de los electores votó por Chávez. Algunos de los ciudadanos creían que emprendería la lucha contra la criminalidad. Él lo había prometido... Obreros e izquierdistas votaron por él, porque creyeron en su retórica socialista revolucionaria. En vez de eso, el porcentaje a su favor se ha reducido al 30 o 35 por ciento. La oposición se extiende desde la Asociación de Empresarios hasta los Sindicatos de trabajadores, desde la Iglesia Católica hasta grupos de las juventudes comunistas. El 11 de abril de ese año, marcharon cientos de miles de opositores al Régimen en una gran manifestación hacia el Palacio presidencial. Tiradores dispararon, desde los techos de dos hoteles y de edificaciones públicas, a la multitud. 17 personas murieron, cientos fueron heridos. Chávez ordenó la salida de tanques de guerra. Pero los generales simpatizantes de la oposición no obedecieron su orden. Chávez aceptó salir de Miraflores. Los generales lo enviaron preso a la isla de La Orchila, en el Caribe.

Dos días más tarde, Chávez estaba de nuevo en el poder. Militares fieles a él lo trajeron de vuelta. Chávez aseguraba ahora que de ocho a diez millones de personas -el doble de la población de Caracas- marcharon a Miraflores para salvar la revolución.

Chávez denomina a sus opositores, escuálidos y sus adeptos atacan continuamente a los periódicos y a los canales televisivos que critican su régimen. Los chavistas han tomado los alrededores de la Plaza Bolívar como si fuese exclusivamente de su propiedad hasta el punto que nadie más se atreve a acercarse a ella...

Atracción fatal

Hugo Chávez sabe cómo atraer a periodistas extranjeros. El antiguo redactor del "Guardián", Richard Gott escribió una biografía de Chávez y calificó a su revolución como un "experimento singular", que "podía erigirse en orientador del futuro de América Latina". John Lee Anderson, reportero estrella de la revista "The New Yorker", presentó al jefe de Estado como un idealista realizado. Ahora se encuentra una hermosísima reportera de la televisora árabe Al-Yazzira, en el Salón de los Espejos del Palacio presidencial. Lo alaba, embrujada: "Él tiene una personalidad extraordinaria".

¿Se dejan engañar los corresponsales por el encanto de su fascismo disfrazado de revolución social, porque quieren ver en Chávez a un precursor valiente en la lucha contra la globalización y el neoliberalismo?

O ¿simplemente no pueden sustraerse a su irradiación, como sospechaba una periodista local?

Herma Marksman conoce esta sensación. Ella fue su amante durante 9 años. El affaire comenzó el 17 de abril de 1984. Ella puede recordar exactamente el día. En una fiesta casa de una amiga... "Nos entretuvimos. Hablamos sobre política. Más tarde, al anochecer, recitó poesías y cantó. Chávez no es un gran cantante pero no se inhibe de hacerlo, cada vez que se le ofrece una oportunidad, y frente a cualquier público. Ella se enamoró apasionadamente de él en ese mismo lugar...".

Unos dos años antes de este romance, Chávez había creado una célula secreta con otros oficiales. El 17 de diciembre de 1982 juraron no detenerse hasta romper las cadenas...

En 1992 Chávez y sus compañeros del Juramento, trataron de tumbar el sistema de gobierno existente. Tuvieron éxito en la Provincia, pero en Caracas, donde Chávez dirigía la rebelión, fallaron. Los golpistas estuvieron presos dos años. Antes de ser apresado, Chávez logró, en un corto discurso televisado, pasar de "mister nobody" a ser la figura principal de la política venezolana. Se responsabilizó por el golpe y prometió: "se presentarán nuevas oportunidades. Nos espera un futuro mejor". En 32 segundos se convirtió en el héroe popular...

Herma Marksman le dijo una vez "quien es endiosado como tú, se vuelve vano y maníaco" Él me contestó: "no te preocupes, tengo mis pies sobre la tierra".

Eso fue en 1992. Un año después empezó ella a darse cuenta de sus primeros cambios. Chávez se había vuelto impaciente, intolerante y autoritario; ...en ese año rompió su relación con él.: " .... Esa fue la época en que comenzó a creer que él era un elegido". ¿De Dios?

"No, no de Dios, Yo nunca vi en él ni un ápice de religiosidad. No, más bien de la Historia. Una vez dijo que él provenía de otra vida de vasallaje en el pasado. Él cree en eso al pie de la letra.", Y agrega: "Hoy pienso que está enfermo. Quizás desde hace tiempo tenía esa enfermedad en estado latente. Siempre fue un hombre necesitado de mucho afecto. Sin embargo una vez me dijo "cuando alguien significa mucho para mí tengo miedo de que voy a destruirlo."

La psiquiatra María Josefina Bustamante sostiene que Chávez presenta una deformación narcisista de la personalidad. Busca constantemente aprobación y ha perdido todo sentido de la proporción y de las normas que regulan las relaciones entre semejantes. Durante su visita al Presidente ruso Putin le hizo una demostración de un salto de karate. Trató de besar a la reina Sofía de España y de abrazar al Emperador japonés Akihito. Al Papa le colocó su brazo sobre el hombro como si se tratase de un viejo amigo. Tutea a cada uno, no importa quien sea.

Sí, naturalmente, dice el doctor Edmundo Chirinos, el hombre es un Narciso. Ya ha sucedido que Chávez hable sin parar desde las seis de la mañana hasta la medianoche sin interrupción. Es extremadamente extrovertido y bastante excéntrico. Además, obsesivo. ¿Pero un psicópata? "No, él es un político. ¿Acaso no lo son todos?", pregunta sonriendo Chirinos. Su psicoterapeuta piensa que Chávez se quedó en la pubertad.

Chirinos se proclama "Consejero de Chávez en situaciones psíquicas críticas". La sala de espera de su clínica para enfermedades psicoterapéuticas y neurológicas, está "cursimente" decorada como una selva. El agua cae sobre peldaños de piedra. Un león de madera y un perro de porcelana, están colocados sobre plantas parásitas. El doctor es un hombre pequeño con el cabello pintado y peinado cuidadosamente sobre su calva.

Nos cuenta que al comienzo, cuando el recién elegido Presidente sufría de contracciones nerviosas, él lo ayudó a controlarlas con ejercicios de relajación y de respiración. Últimamente, aconsejó al Presidente cuando su segundo matrimonio fracasó.

En el fondo, dice el doctor, Chávez es un hombre que quedó atascado en la pubertad. Tiene el "síndrome del adolescente". En su infancia le faltó la figura paterna. Chávez nació en 1954, hijo de una pareja de maestros pobres, en el pequeño pueblo de Sabaneta. El niño, hasta los once años, vivió con su abuela. El psiquiatra piensa que su complejo de Edipo lo tuvo con ella. Su relación con la madre fue siempre mala. Una vez, siendo ya adulto, dejó de hablar con ella por años después de una discusión. A los 17 años entró en el ejército. Está muy influenciado por el ejército, dice Chirinos. No sabe sino comunicarse jerárquicamente con otras personas.

Chirinos no puede imaginarse que Chávez crea en una Ideología importante. "Él no es un intelectual. Pero sabe engañar maravillosamente a la gente. Ellos creen que es muy leído. En realidad se ha aprendido de memoria una o dos páginas de todo tipo de libros y hace como si conociera a los autores profundamente. En realidad, siempre ha pensado sólo en el poder. El ama el poder más que todo lo demás. Está poseído por él".

— ¿Hasta ser despiadado contra los demás?

— "Sí, hasta eso".

— Pero, ¿usted lo estima a pesar de eso?

— "No como Presidente. El poder lo ha vuelto autoritario y totalmente prendado de sí mismo".

— ¿Y como persona?

—"Así sí. Me gusta mucho como persona, a pesar de sus defectos. Me gusta su espontaneidad. Fíjese, todos los presidentes y candidatos a elecciones acarician a los niños. Se trata siempre de actos hipócritas. Pero en él es auténtico. En eso radica su popularidad. En ese plano es absolutamente honesto. Esta espontaneidad tiene también que ver con un plano de su subconsciente, su necesidad de afecto. Él da amor para obtener amor".

¿Es amor paternal el que ahora mueve al Presidente a mostrar ante la cámara de televisión, en el Salón de los Espejos, un dibujo de su hija Rosinés de cuatro años?

El colorido cuadro "una casa bellísima, en la que viven sólo animales".

"Es un arca de Noé". Él sigue con un lápiz las líneas circulares del dibujo fantasioso infantil. Así de bello como es este domicilio, explica luego, debe ser toda Caracas. Ya comenzó a serlo.

A los televidentes, en sus hogares, se les muestran las fachadas de brillantes colores de las casas del Barrio 24 de Julio. Una amarilla, roja la otra, verde claro, la tercera. Una realización de su Plan Reviva para el saneamiento de las barriadas.. "¡Qué lindas están estas casas ahora!" dice, "Como la pintura de Rosinés".

Si uno viaja al lugar y observa las casas, no puede sino constatar que sólo las fachadas fueron arregladas y pintadas. En la parte de atrás todo quedó igual. Pura escenografía.

Luego Chávez muestra cuadros y estadísticas. Los resultados "de mi trabajo día y noche con mis expertos económicos", demuestran los adelantos alcanzados, les explica. Una afirmación que se contradice con los datos más actuales. De acuerdo con la prensa venezolana, el producto nacional bruto, en los últimos seis meses, ha bajado un 7%. El desempleo está por el 20%

Hay un 24% de inflación. Cada punto de inflación implica que 20.000 personas caen en pobreza crítica, en la que vive ya un 80%. Cada 52 minutos es asesinado alguien en alguna región de Venezuela, 10.0000 personas al año.

En la costa, del otro lado del Avila, donde ocurrió un deslave que enterró valles y ciudades, se puede estudiar en su forma más deprimente el caos cotidiano. En Carmen de Uria, uno de los lugares más golpeados, viven todavía unas 150 familias en casas derrumbadas. Nadie sabe cuántos muertos están enterrados debajo del fango. No hay agua potable. En cada temporada de lluvia, se renueva la amenaza de una catástrofe. Las mujeres se arrastran como sombras por las destrozadas callejuelas. Los hombres se quedan sentados en casas inhabitables y se emborrachan con aguardiente que toman por whisky. Esta es pues la economía revolucionaria.

Las ideas de Chávez relacionadas con la política económica provienen de un hombre que se llama Jorge Giordani, quien estudió primero técnica de la comunicación y luego -en los 60- se graduó de Planificador económico, en el pueblo inglés de Guilford. Además, a edad avanzada y por puro idealismo, se hizo profesor universitario y, durante diez años, fue el gurú de Chávez, por lo cual pudo llegar a ser Ministro de Economía y Desarrollo en Venezuela. Giordani convirtió el Ministerio en un Laboratorio, en el cual científicos excéntricos probaban planes utópicos.

Chávez estaba fascinado. Llamaba a Giordani cons-tantemente, tanto a las tres de la mañana como a las seis. El comandante no duerme más de tres horas y espera también de sus colaboradores que trabajen sin descanso. Pero, la lealtad no descansa en la reciprocidad. En mayo de este año dejó caer a Giordani. El expulsado no ha oído una palabra del Presidente desde entonces. Se ha quedado en su casa, demasiado golpeado, mientras sigue rumiando acerca de planificación bolivariana.

Guardias uniformados de negro cuidan al alcalde

El ambiente caldeado con sus viejos amigos, favorece que haya cada vez más enemigos en su propio círculo, que no esperan sino la oportunidad de quitarle el poder. Un observador informado sostiene que Chávez utiliza 95% de su tiempo, en descubrir y enfrentar intrigas. De los pocos fieles en los que todavía puede confiar, se cuenta el anciano García Ponce, jefe de los Círculos Bolivarianos en Venezuela. Donde sea que Chávez aparece en público, allí está García Ponce. Cada vez que Chávez fanfarronea políticamente, Ponce está de su lado.

Entre los indiscutibles fieles se encuentra también, el joven Alcalde del centro de la ciudad, donde Miraflores está ubicado. Un diplomático extranjero lo considera un "asesino, un auténtico killer". Su oficina está custodiada por cuatro guardias uniformados de negro que, con su aspecto, quedarían bien en una película de terror futurista.

Los adeptos a Chávez siguen siendo fieles a él. Los hechos no los irritan, ni siquiera la adquisición, en medio de la crisis económica, de un Airbus que costó 65 millones de dólares. Él usa ahora el avión, principalmente, para visitar a su amante que vive en la provincia. Pero los pobres y dolientes de todo el país, creen que nadie fuera de Chávez podrá mitigar sus necesidades. De todas partes vienen a buscarlo donde quiera que Chávez deba presentarse. Durante largas horas esperan bajo el fuerte sol de la zona ecuatorial, inválidos, enfermos en sillas de ruedas y ciegos de la mano de sus acompañantes. Todos quieren entregarle al Presidente cartas y documentos. Un pálido estudiante, con anteojos de cristales como fondos de botella, asegura a todos que sólo una cirugía de los ojos, en Cuba, puede salvarlo de la ceguera. El Presidente debe ayudarlo: "eso está estipulado en la constitución bolivariana". Cuando se le preguntó si él había escuchado a alguien que de verdad habría sido ayudado por Chávez, respondió muy bajito: "no".

"Yo creo en Chávez"

Este es el slogan de los chavistas. Pero luego no aparece el "ofrendador". Ayudantes recogen las cartas y los documentos y los solicitantes se retiran lentamente. La gente de las barriadas se aferra a Chávez como a una promesa. Los barrios están marcados por escaleras empinadas, calles angostas y grises cloacas, con casas de ladrillos crudos y techos de zinc que se multiplican en las laderas del monte Ávila, alrededor de Caracas. Crecieron sobre terrenos ocupados ilegalmente. Los habitantes creen que sólo Chávez decretará su expropiación de sus antiguos dueños.

Y está también Lina Ron, una luchadora callejera empedernida que, burlonamente, se autodenomina "la cara más fea de la revolución" y que persigue por sí sola, a los criminales cuando ve amenazado el orden. Una mujer a la que nadie se atreve a oponerse abiertamente. Fuma como un camionero. Corre tan rápido, a través de la ciudad, que es casi imposible seguirla y hala a una tropa de hombres, tras ella, que la obedecen ciegamente.

Su cuartel general es una antigua casa de citas convertida en bunker, en el centro de la ciudad. Si se le pregunta qué es lo que le fascinó de Chávez, contesta patéticamente: "Él es generoso y humano. Él es amigo de los buenos. Él ha profundizado el proceso revolucionario y nuestra revolución. Él es puro en palabras y límpido en hechos. Él ama a los débiles y es valeroso frente a los malvados".

Probablemente su adoración proviene más bien de que, sólo bajo el mando de Chávez, ha tenido la libertad de marcar su distrito, en la espesura de la capital, como una leona. Dos hombres de su entorno dicen después, cuando la jefa está a suficiente distancia como para no poder oír: "Nosotros infiltramos la Revolución. Nosotros planificamos una revolución dentro de la Revolución. Esto sólo camina con sacrificios de sangre. Por ella nos entrenamos cada día. Tenemos bombas, pistolas, granadas, radios y fusiles"

En el Salón de los Espejos, del Palacio presidencial, el programa ha llegado a un punto crucial. De pronto se descubre, que una mujer está en el teléfono, a la espera de una respuesta, desde hace media hora. "Aló amor" dice el Presidente. "Espero que no estés en una casilla telefónica. ¿Estás sentada? ¿Te ha traído alguien una taza de café? ¿Estás en tu casa, amor? Chávez sonríe a la cámara". Sus ojos brillan juguetonamente. Tan natural, tan juvenil. Luego mueve sus hombros y se echa a reír a carcajadas.

Sólo en los tres o cuatro cortos descansos, cuando una maquilladora retoca su bronceada tez, nos encontramos de pronto, con un Hugo Chávez muy diferente ante la cámara apagada. Un hombre extraño, con rasgos gélidos -tan fríos como si alguien le hubiese encendido una luz interna. Un hombre que la gente allá afuera, en el país, no llega a ver.

Mientras tanto ya son las cuatro de la tarde ¿Quién está viendo todavía la televisión? La estadística de los que ven la estación estatal está por el 5%. Ahora llama una mujer joven de España que le comunica la creación de dos Círculos bolivarianos allá: "Siempre vemos Aló Presidente" dice.

"Todo el mundo ve Aló Presidente". Chávez alardea, medio en serio, que el régimen de Pekín le pidió que aprendiera chino para que los chinos pudiesen ver su programa. Como su amigo Castro. Él ve todos sus programas. Como todo buen revolucionario. Una magnífica ocasión para llegar a su próximo tema: el Che Guevara. La ministro de información asiente muy seria, mientras habla de las enseñanzas que hay que sacar del asesinato de este gran revolucionario, cuyo aniversario se cumple justamente ahora.

Del Che regresa de nuevo a Bolívar y de Bolívar a él y al golpe de los oligarcas contra su Revolución. La cámara sigue prendida.

Después del golpe, en abril, la gente de Chávez sospechó de los EEUU, como en su momento cuando se trató del golpe de Estado contra el Presidente chileno Allende. Se dice que se avistó un barco de guerra americano en las costas venezolanas en la hora crucial. El mismo Chávez declaró que, mientras se encontraba en la isla del Caribe donde estuvo preso dos días, vio un avión norteamericano. Solamente puede especularse acerca de una colaboración activa. Cuando alguien le sugirió, entre cuatro ojos, a un diplomático americano en Caracas que esta vez se habían dejado agarrar "in fragranti", sonrió sin negar el cargo. Presumiblemente hubo una ayuda secreta que conduce a Otto Reich, un político, exiliado cubano, que el Presidente George Bush eligió como Sub Secretario de Estado para América Latina. A decir verdad, el Departamento de Estado se dio cuenta muy pronto, que estar cerca de los golpistas le produciría más daños que beneficios.

Excepto Colombia, Perú y Ecuador, todos los demás países suramericanos denunciaron el golpe de Estado.

El gobierno norteamericano se retrajo. Se le exigió a la embajada que previniera a la oposición de no tomar el poder por la fuerza. El ex embajador Reich fue retirado de una delegación que viajaría a Venezuela.

Por otro lado, Chávez también cayó en cuenta que con la ayuda de Washington puede mantenerse más fácilmente en el poder. Cada vez se le oyen menos peroratas anti-norteamericanas. En julio, Venezuela produjo más petróleo que en los meses anteriores y sobrepasó por primera vez, desde hace años, su cuota de OPEP. El Ministro de Minas prometió seguir aumentando la producción de acuerdo con los sucesos relacionados con Irak, en el cercano Oriente. Como los "lumpen" en la obra de Bertold Brecht, Bush y Chávez se sientan ahora en la misma mesa. Es obvio que el petróleo y el poder son más importantes que la libertad y la democracia.


[*] El Narciso de Caracas / Von Reiner Luyken / "Die Zeit". Hamburgo. (Versión en español de Marianne Kohn Beker) . Fecha original: 2002


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