Hace poco, ante la masiva aprobación de leyes y medidas oficiales un grupo de topógrafos amigos me informó que están trabajando en un delicado proyecto de mediciones que someterán a consulta popular, y el cual reconozco que no deja de ser interesante.
Según ellos, es evidente y fácilmente comprobable que el país se encuentra peligrosamente divido, y no solo dividido, sino que por las consignas del gobierno el enfrentamiento es a muerte, y como amenaza el mismísimo presidente, si la oposición llega a ganar las elecciones nada detendrá la guerra.

A juicio del grupo de topógrafos, el que entremos en una conflagración bélica sería de las mayores tragedias que le pueden ocurrir a Venezuela, y la única manera de evitarla es con una división justa y amistosa del territorio nacional para que cada sector pueda vivir feliz en el sistema que le guste.

En este sentido, asesorados por ingenieros de minas y petróleo, expertos agrarios y sociólogos muy capacitados, van a presentar al referéndum los planos muy precisos con las dos posibilidades que han vislumbrado para materializar la división: La primera dividiría al país en dos partes partiéndolo por la mitad, sea horizontal o con una línea vertical. En esta versión, gracias a la abundancia de nuestros recursos se ha hecho una distribución bastante proporcional y justa de la riqueza, la cual permitiría que las dos partes tengan suficientes medios para que cada una sea una nación privilegiada. El único inconveniente sería la necesidad de mudarse a los que no les guste el sistema que le tocó donde viven. Pero eso no sería grave porque siempre habrá espacio, recursos y contrapartida del otro lado para resolverles el problema. Como es obvio, el sector comunista deberá pagar a su costa el levantamiento de los muros, guardias y las cercas electrizadas que le son características. La segunda división sería por resultado electoral.

Cada zona que controle un grupo tendrá el sistema político y económico de su agrado.

Se demarcarían y levantarían las mini fronteras, y un gobierno central de cada bando coordinaría y ejercería el manejo de su gente y sus territorios. Los derechos de paso por ciudades y pueblos fronterizos serían respetados, y al igual que en la otra opción, dos meses ante de la división formal se realizará la mudanza de los que prefieran el otro lado. Yo personalmente preferiría que el país siga unido y sea la voluntad mayoritaria la que determine la manera de vivir de todo el país respetando los principios democráticos y la constitución, pero no dejo de reconocer que en vista de que el pacto social en Venezuela esta siendo desmoronado y que como van las cosas huele a guerra, tal vez resulte mejor la división.Solo tengo una reserva, y es que después de cerradas las fronteras los chavistas se escapen de su lado al igual que en Cuba, Corea o el Berlín de la era comunista, y al final en sus ricos territorios solo quede un poco de zombis sumidos en la miseria acusando enfurecidos al imperialismo y sus lacayos de lo que les ha pasado.