Usos y abusos de la historia |
Escrito por Ángel Rafael Lombardi Boscán | X: @lombardiboscan |
Sábado, 22 de Enero de 2022 00:00 |
Nuestro trabajo se reduce a un intento profesional de comprender el pasado y por lo general fallamos. El olvido es más poderoso que los recuerdos y los recuerdos sobre el pasado son muchos y contradictorios. Normalmente confundimos la historia, que es el conocimiento de los hechos con evidencia documental contrastada, con la propaganda, los mitos y sobre todo: la ideología política. La historia en todo caso es una forma de literatura. Hay tantos pasados como historiadores. Tenemos la historia académica y universitaria, minoritaria e ignorada en contextos como el venezolano, y la historia oficial que es la historia del Estado, los poderes públicos y el poder que prevalece en el presente. La primera queda reducida a una elite ilustrada y la segunda se soporta en los mitos, leyendas y la epopeya bajo el imperio de los grandes hombres. El libro: “Venezuela heroica” del año 1881 de Eduardo Blanco es su mejor modelo de referencia. La historia es la mejor ficción. Cuando la historia deja de ser una disciplina plural desde un dialogo amplio y permanente entre sus muchas versiones, opiniones y puntos de vista corre el riesgo de imponer el pensamiento único como arma política e instrumento del poder de turno si éste no tolera los postulados de una sociedad abierta. Hay dos pensadores que tienen esto muy claro. Paul Valery (1871-1945), un escritor, poeta, ensayista y filósofo francés quién afirmó con clarividencia que: “La historia es el producto más peligroso que la química del intelecto haya elaborado. Sus propiedades son muy conocidas. Hace soñar, embriaga a los pueblos, engendra en ellos falsos recuerdos, exagera sus reflejos, mantiene intactas sus viejas llagas, los atormenta en el reposo, los lleva al delirio de grandeza o al de persecución y vuelve a las naciones amargas, soberbias, insoportables y vanas. La historia justifica lo que sea. No enseña rigurosamente nada, porque contiene todo y da ejemplos de todo”. Más lapidario aún fue George Orwell, famoso autor inglés de novelas tan celebradas como “1984” y “Rebelión en la granja” al sostener lo siguiente: “Quien controla el pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado”. Hacemos éstas reflexiones por qué no puedo evitar mencionar el más reciente cambio de nombre de Ciudad Ojeda a Ciudad Urdaneta llevada a cabo por las antiguas autoridades del Estado Zulia hace un año atrás y que produjo reacciones contrarias de parte de muchas fuerzas vivas de la localidad y de sus habitantes. Incluso, hoy mismo, es muy frecuente encontrarnos en las redes sociales y en declaraciones de las nuevas autoridades del municipio la intención de revisar esto lo cual nos parece sensato. El sentido de pertenencia de una comunidad alrededor de su nombre originario es un factor cultural muy poderoso, y esto, merece ser respetado. Es complicado desatenderse de una andadura de 85 años y recomenzar de nuevo en lo que representa su toponimia y toda la carga simbólica y de representaciones en el imaginario de los pobladores de Ciudad Ojeda. La cordura de un pueblo, básicamente, está en sus creencias. Igual quiero aclarar que tanto un nombre como otro gozan de justificaciones y méritos históricos sólidos. Rafael Urdaneta es el principal héroe republicano de la Independencia del Zulia y su trayectoria político/militar nadie lo puede negar. En el caso de Alonso de Ojeda (1466-1515), primer descubridor europeo del Lago de Maracaibo en 1499 y a quién se le atribuye el nombre de Venezuela como ya antes hemos hecho mención, representa una de las herencias fundamentales de nuestra identidad cultural e histórica como lo es la hispánica. No por obra del azar estamos escribiendo en lengua española. Si algo reivindicamos para comprender adecuadamente a la Historia de Venezuela es su dialéctica y dinámica temporal de intercambios con la presencia de todos sus aportes, internos y foráneos: desde los primeros pobladores autóctonos provenientes del Asia y Polinesia hasta los europeos, africanos y las más recientes olas migratorias. Venezuela es un crisol étnico criollo y mestizo. Todas estas herencias son valiosas y merecen de todo nuestro reconocimiento sin menoscabo de ninguna. Además, según Tzvetan Todorov (1939-2017): “Ser civilizados es reconocer la humanidad de los otros”.
|
Learning By Helping con el apoyo de UNESCO presenta segunda edición de programa de fortalecimiento dEn un contexto global atravesado por múltiples desafíos a la educación, UNESCO y Learning by Helping presentan la segunda edición de la Certificación Docente en Innovación Social para el Desarrollo So... |
Historia de la OSMC: Iosif CsengeriTras la exitosa culminación de la primera edición del Festival ÓperOn, la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas (OSMC), anuncia su retorno a la programación regular |
Savoy se suma a los patrocinantes del fútbol nacionalSavoy, la icónica marca de chocolates de Nestlé, anuncia con entusiasmo su entrada en el mundo del fútbol nacional |
Canache y Sayegh encabezaron jornada de atención de salud en GavilánEl alcalde del municipio El Hatillo, Elías Sayegh, y el director general y candidato a la alcaldía de esta jurisdicción, Leonardo Canache, |
Nuncio Apostólico en la Universidad Católica: "La paz es tarea compartida"Un llamado a la esperanza cristiana y al rechazo de la guerra como solución, así como un recordatorio del papel que pueden ejercer la Iglesia y el Papa como mediadores |
De la guerra y un obvio contrasteConsabido, Estados Unidos militarmente ganó la guerra que políticamente perdió con Vietnam. |
La civilidad y sus signos socialesDebemos obligarnos a conocer que a la ciudadanía hay que estarla haciendo a cada instante. |
En medio de la tinieblaSe vive a oscuras, aunque sea a pleno día. |
Kennedy ante Bolívar: un juramento de libertad en el corazón de WashingtonEn plena Guerra Fría, el presidente John F. Kennedy rindió homenaje a Simón Bolívar con un emotivo discurso en Washington el 5 de julio de 1961, |
Un exorcismo para Gustavo PetroAlgo huele mal en el palacio de Nariño. |
Siganos en