Zamuros cuidando carne
Escrito por Jesús Elorza   
Miércoles, 24 de Agosto de 2011 03:03

altEn  el despacho del ministro del Deporte, estallaron las manifestaciones de alegría, cuando se supo la noticia de la aprobación de la Ley Orgánica de la Actividad Física, el Deporte y la Educación Física. El alto funcionario y su círculo íntimo de asesores y negociadores se abrazaban entre sí y gritaban "lo logramos, lo logramos, saquen el whisky, vamos a celebrar por todo lo alto".

Sin embargo, uno de ellos no comprendía el porqué de la algarabía. La Ley fue sustancialmente modificada: Se eliminó lo relativo a la Ética Socialista, los bienes y servicios del deporte no fueron declarados de Utilidad Pública, la centralización no fue aprobada, el Comité Olímpico se regirá por la Carta Olímpica Internacional y no por la Ley, las Federaciones conservan su autonomía, los atletas no pueden ser electos, los Consejos Comunales y las Comunas no van a sustituir a las ligas y las asociaciones deportivas. Entonces, no entiendo cuál es el motivo de la celebración.

El ministro se acerca para decirle a su funcionario que dejara de preocuparse. Todo lo que has señalado es verdad, más del 60% del proyecto de Ley fue modificado.

Pero esos artículos eran un factor de distracción para que el objetivo central de nuestra propuesta no fuera tocado. El artículo 66 del proyecto, ahora el 68 de la Ley, concentra toda nuestra intención política.

El Fondo para el Desarrollo del Deporte era nuestro objetivo principal, con base en ese organismo pudimos establecer el impuesto del 1% a las empresas públicas y privadas y así captar recursos financieros para el desarrollo deportivo. Ese impuesto representa una forma de presión y castigo contra la oligarquía económica dueña del sector productivo del país.

También, nos permite asfixiar progresivamente al deporte profesional.

A pesar de que la Ley habla de las empresas públicas, debes estar consciente, continuó explicando el ministro, de que todas son maulas, no pagan los servicios de luz, agua, teléfonos y aseo, menos van a aportar un impuesto para el deporte. En fin, quien nos va a dar los reales para el Fondo, sólo será el sector privado.

Abrazando al funcionario, el ministro le dijo: deja ya de preocuparte, vamos a celebrar que tenemos "nuestro" futuro económico asegurado. Tú te imaginas cuánto representa en términos monetarios el 1% de las utilidades netas de las empresas. ¡¡¡¡Miles de millones!!!! que vamos a administrar discrecionalmente. Ese Fondo es nuestro y los reales también. Les daremos migajas a los atletas, entrenadores y dirigentes que se arrodillen y rindan lealtad a nuestra revolución. La boloña de real servirá para los negocios de construcción de instalaciones deportivas, la compra de material, pago de la burocracia, contratación de entrenadores cubanos y la ampliación de los Juegos del ALBA. En la historia de la economía mundial, ningún Parlamento consciente de sus funciones y responsabilidades pone a los zamuros a cuidar carne; pero, en nuestra revolución sí.

Al final de la noche, el ministro encabezaba sin su bastón, un trencito que al ritmo de la conga cubana recorría las instalaciones del Instituto Nacional de Deporte: Vamos negro pa’ la Conga/ mira que quiero arrollar/ esa montaña de real/ la tenemos que gastar.

Aristóbulo ordenó que pararan y con aire de moralista pidió que cambiaran la palabra negro por afrodescendiente. Así lo hicieron y la bacanal continuó hasta el amanecer.


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